Oklahoma City Thunders y Golden State Warriors quedaron apeados del camino hacia las finales del Oeste tras caer contra Memphis y San Antonio respectivamente. Sin embargo, por sensaciones e impulsos, los dos proyectos se entrecruzan en líneas distintas con destinos dispares.
Oklahoma-Memphis, o como dejar al aire todas tus carencias
Así se podría resumir la serie vivida entre los vigentes subcampeones y los flamantes nuevos finalistas del Oeste. El juego interior de los Grizzlies hizo buenos los pronósticos que aseguraban que la pintura solo iba a tener un dueño, dejando a posteriori en muy mal lugar la labor que se ha realizado desde los despachos de Oklahoma.
El verano pasado los Thunders tenían la labor de discernir si apostar por el mejor sexto hombre del año pasado y mejor barba de la liga o quedarse con Serge Ibaka. Defensa contra talento. Y la apuesta, a un año vista, se puede calificar como un error. La salida de Harden dejaba establecido el támden Westbrook-Durant como el pilar fundamental e ineludible para que los Thunder continuaran como la alternativa a Miami. Un pilar más que suficiente, pero que se quedaba ahora sin el apoyo de otros elemento de sujeción.
El bajón de Ibaka y corroborar que Perkins supone un lastre para la plantilla, más allá de por su aportación en cancha, por lo que pesan sus casi 8 millones de salario a la hora de reunir piezas accesorias ha sido un estigma con el que han tenido que convivir los de Oklahoma desde la mitad de temporada.
Sin embargo, el jaque mate llegó en la primera ronda de PlayOffs, cuando Westbrook caía lesionado dejando a Durant como faro ineludible en ataque. Muchos pensaron entonces que Oklahoma jugaría incluso mejor, amparándose en el argumento de que Westbrook perjudicaba el potencial de uno de los mejores jugadores de la actualidad.
Pero eso pudo haber sido válido el año pasado, ya que este, Russell Westbrook ha demostrado dar un paso adelante en su madurez, siendo el séptimo máximo asistente de la liga y sabiendo delegar en la mayoría de las acciones de clutch time. La mayor muestra de dependencia del proyecto de Westbrook llega al saber que el jugador no se había perdido ni un solo partido en su carrera hasta la fatídica lesión. Simple.
Ahora los Thunder se enfrentan a otro verano movidito. Kevin Martin, la principal pieza en el traspaso de Harden, acaba contrato y parece que no se le renovará. Un año más y una pieza menos. Esa es la principal conclusión que se puede sacar este año de una franquicia que desde su nacimiento, en 2008, había crecido de forma exponencial. Parece que puede tocar un año de barbecho por el estado sureño.
Spurs-Warriors, y la impaciencia de lo nuevo
Por su parte, Golden State Warriors ha cerrado su mejor campaña en seis años con un equipo sembrado para crecer. La explosión de Curry como uno de los anotadores más voraces de la liga solo se ha visto frenada por las molestias de un David Lee que este año ha vuelto a la élite de la NBA y a la poca continuidad de los tobillos de Andrew Bogut, que pese a todo ha demostrado en estos PlayOffs que de estar sano puede ser uno de los mejores cincos de la liga.
Su llegada a Oakland se produjo en un contexto similar al de la salida de Harden de Oklahoma. Los Warriors se desprendían de Monta Ellis para dejar vía libre a la eclosión de Curry, haciéndose con jugadores que mejoraban el equipo y con el rookie Harrison Barnes.
Un proyecto ilusionante que durante la temporada ha pasado épocas mejores y peores, pero que acabó la regular season en su momento álgido. Klay Thompson, Curry, Barnes. Sobra futuro, y la caída ante los eternos Spurs en seis partidos ha llegado sin que los texanos hayan demostrado ser sustancialmente superiores a su rival. Solo la impaciencia y la escasa jerarquización de los Warriors en ataque intentado remediar situaciones de desventaja en momentos clave de forma difusa y alocada parece haber decantado esta eliminatoria.
El público de Oakland despide a su equipo sabiendo que esta eliminación ante uno de los equipos más representativos de la historia es el prólogo de una serie que tiene que torcerse mucho para perderse. Han ganado nombre, peso, y experiencia, y ya se les espera el año que viene, con algo más de salud, opositando al trono que Oklahoma ha dejado vacante.