[dropcaps round=»no»]H[/dropcaps]oy en día está en todas las revistas, se ha hablado de sus números espectaculares hasta la saciedad, todos nos hemos acostumbrado a su barba, a su carácter tímido pero al mismo tiempo a su juego descarado, hoy en día es un “jugador TOP” como diría Mourinho, una estrella, un futurible MVP, es James Harden.
En octubre del 2012 los rumores de la posible llegada de Harden a Houston se convirtieron en realidad. El jugador recalaba en los Rockets como pieza clave y un salario más que envidiable, cosa que los Thunders le habían negado. En un equipo totalmente reconstruido contando con el mediático Jeremy Lin en sus filas, se abre un nuevo horizonte. Harden asume el rol de líder de los Houston.
Viendo su caché actual y el tipo de jugador que es en la cancha ahora, va a costarnos creer su pasado, un pasado muy distinto.
Comenzaba la liga de baloncesto de instituto, año 2005, con derrota en el primer partido de los de Artensia contra la escuela Withrow de Ohio. En el avión de vuelta a casa los jugadores intentaban dormir mientras pasaban la frustración del
“Yo no soy un pistolero, entrenador”
Los partidos se iban sucediendo uno tras otro y las dinámicas del equipo, como el estilo ofensivo de Harden no variaban, aunque el entrenador seguía insistiendo en que tirase más este no le hacía caso, no era un rol que acompañara a su personalidad y no le hacía sentirse a gusto. Tan desesperado se encontró el entrenador, sabiendo que tenía un diamante en bruto en su vestuario, que decidió llamar a la madre del jugador y explicarle la situación, la familia intentaría que James le hiciera más caso.
Extrañamente, la idea que en principio pudo parecer algo rara, tuvo su efecto y se empezaron a ver los primeros avances en los entrenamientos. En el partido siguiente a todos estos acontecimientos el entrenador tuvo su típica charla motivadora a solas con Harden para incitarle a tirar más. Esta fue la última charla ya que a partir de ese partido no volvieron a perder.
Seis años más tarde llega el premio, mejor sexto hombre de la NBA, todas las cámaras lo buscan, a él y a su barba, la popularidad llega con su buen juego y su imagen.
En los Thunders ocupa ese rol de sexto hombre ofensivo, ese jugador que revoluciona la cancha cuando sale, pero aun así un papel secundario que, poco a poco, se le quedaba pequeño.
Los Oklahoma lo eligen en el tercer puesto del Draft de 2009, sus ojeadores sabían que era un jugador de equipo, justo lo que necesitaban para integrarlo en un banquillo con las estrellas nacientes Durant y Westbrook y es que en los años anteriores, en la liga universitaria, Harden había asumido su papel de jugador importante pero no de forma egoísta, más bien por petición del equipo, en su mente la victoria siempre había estado por encima de los números personales.
Nadie esperaba que de aquel jugador de equipo talentoso iba a surgir una estrella de tales magnitudes.
Ahora lo estamos viendo brillar con luz propia, disfrutemos.
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