Los nuevos vientos de la liga hacen difícil pararse a reconocer a un equipo en el que siempre aparecen las mismas caras. Ni Duncan, ni Parker ni Ginobili parecen dispuestos a enterrar el hacha, y más si cabe tras recuperarse de la dolorosa derrota en las pasadas finales en las que estuvieron a escasos 3 segundos –aquel triple de Allen– de conseguir su quinto anillo de la NBA.
Este año en la rutina de Popovich ha acabado de encumbrarse el joven Kawhi Leonard, último portento llegado de las trastiendas del Draft -fue drafteado por Indiana e intercambiado junto con varias rondas por George Hill-, que a sus 22 años y tras recuperarse de la lesión está aportando la fuerza y el empuje que a veces les falta a sus compañeros más veteranos.
«Recordad el Álamo»
Y ahora, con Dallas, Memphis y Phoenix luchando por obtener las últimas plazas de PlayOffs en el complicado Oeste, se plantea la pregunta de siempre. ¿Les llegará la gasolina para vencer en una serie larga a equipos más jóvenes que ellos? Si tomamos como base el año pasado, la respuesta obviamente es sí, aunque este año han sufrido serios correctivos ante equipos como los Suns.
De un modo u otro, tan frescos como siempre y más conscientes de sus puntos fuertes que nunca, San Antonio volverá a colarse en las exclamaciones de postemporada. Recordad a San Antonio antes de dar cualquier pronóstico, una franquicia y una ciudad que a golpe baloncesto y de continuidad ha rejuvenecido el grito que se hiciera popular a mediados del siglo XIX, cuando se recordaba que en lo más profundo de Texas, en el Álamo, existió un fuerte al que nadie dio valor pero cuya resistencia acabó siendo fundamental para ganar la guerra.