Esta es la historia de un chico guapo caído en desgracia. La del que consideraba uno de los mayores talentos del poste en el Este y ahora ve como sus días de gloria que nunca se materializaron en algo tangible explotan sin dejar rastro, como el destino de su franquicia.
Hablamos de Brook López y también de los Brooklyn Nets. Un juguete muy caro el del borough con el que se ha cansado de jugar el ruso Prokhorov tras solo un par de temporadas. Esto es un aviso para navegantes a todos los fans de la NBA. Los jeques no son buenos presidentes.
Si algo tiene de mágico la NBA es que no hay nada absolutamente cierto en la victoria. Ni tener el mejor equipo, ni al mejor jugador, ni gastarte cientos de millones de dólares en dos años. El gasto no justifica el éxito y eso frustra pronto al que tiene tanto dinero que ni lo valora.
La cosa es que de Brook Lopez se dice que ni defiende ni rebotea. Y es cierto. Si el sambenito de blando ha acompañado a Pau Gasol durante los últimos cuatro años, su excelsa temporada en los Bulls hace que el foco se desvíe a otro y enfoca a López.
¿La solución de Nets? Vender. ¿El problema? Que nadie compra. Se ha rumoreado que hubo una triple oferta que pudo llevar a Lopez a Oklahoma City a cambio de Perkins que hubiese sido enviado a Minnesota a cambio de Thad Young y –entedemos-alguna que otra elección de draft.
La única razón que podría justificar esta negociación es que el bueno de Flip Saunders (entrenador/GM de los Wolves) se le fuese la mano con el vodka en un frío día en Minneapolis. El clásico frío de la zona. Celebramos que se le cayese el móvil a la nieve. Hubiese sido mala resaca.
Lo cierto es que tras estar a punto de salir de la disciplina de Nets, Brook se arremangó ante los Kings y fue fundamental con sus 22 puntos desde el banquillo para llevar la victoria a Brooklyn (103-100). Permaneceremos atentos a la evolución del caso.