La eliminatoria de semifinales de conferencia que enfrenta a Los Angeles Clippers y a los Oklahoma City Thunder está dando para muchas lecturas, y lo más importante, apunta a épica. Los angelinos remontaron este domingo 22 puntos para poner el 2-2 en la serie, en un partido en el que Durant y compañía parecían tener todas las papeletas para ganar (99-101).
Sin embargo, la aparición estelar del base suplente Darren Collison (12 puntos en el último cuarto) y los ajustes programados por la pizarra de Doc Rivers acabaron costando la enésima novatada a estos Thunder que, pese a ser siempre firmes candidatos al anillo, son incapaces de evitar esa inconsistencia, puntual pero evidente, que tanto les ha costado en las últimas 3 temporadas.
Y es que, los Thunder dejaron escapar anoche un partido que estaba hecho. Con una renta máxima de 22 puntos, los de OKC se plantaron a falta de 9 minutos para el final con 16 tantos de renta. Parecía suficiente, pero no. La apuesta de Rivers por mantener en cancha al pequeño Collison (el entrenador ha recuperado al que fuera base titular de Pacers y Mavs para la causa) y jugar con Blake Griffin como único jugador grande no encontró respuesta alguna por parte de Scott Brooks, que no paró de mover el banquillo en los últimos minutos sin encontrar el antídoto.
Al final, con el marcador intuyendo poco a poco lo que iba a ser la remontada más tremenda que hemos tenido en estos PlayOffs, el saber hacer de Paul (23 pts, 10 asis.) y el coraje de un Griffin que se recuperó al final de un mal partido en el que había acumulado demasiadas faltas (25 pts), fueron demasiado para unos Thunder que siguen demostrando estar muy verdes cuando el partido se sale de su particular torbellino.
Solo la pareja mágica – Durant (40 pts.) y Westbrook (27pts, 8 asis.) – dieron la talla, recayendo buena parte del despropósito en los hombres interiores, o mejor dicho, en la escasa buena lectura que depositó en ellos su entrenador.
La serie vuelve ahora a Oklahoma y al mismo punto de hace solo 1 semana, con la serie empatada, y dos equipos que pese a estar entre los mejores nunca acaban de parecer totalmente preparados para asaltar el trono.