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Ricky Rubio: Un hipster entre mormones

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Ricky Rubio: Un hipster entre mormones

Ricky Rubio, en busca de nuevo retos y sentirse de nuevo querido, parece haber encontrado en los Jazz su nuevo hogar, donde los devotos del “Genio del Masnou” trasladan su fe a tierras mormonas. Atrás deja seis temporadas en los Wolves donde será por siempre recordado pese a no haber podido llevar a su equipo a los Playoffs.

Joseph Smith fundó la iglesia mormona en el año 1830 en Nueva York con el objetivo de crear una Nueva Jerusalén. Los fieles a esta religión definen a Smith  como un profeta que podía hablar con Dios, por tanto lo tenían venerado.

Sin embargo los mormones sufrieron terribles persecuciones y amenazas en los Estados donde iban instalándose, siendo expulsados de Ohio, Missouri e Illinois, donde en 1844 Smith y su hermano fueron asesinados mientras permanecían detenidos en una cárcel.

Tras ese duro golpe el mormonismo se fracturó, iniciando una “guerra” interna para elegir al sucesor del padre fundador. Sin embargo, en 1847 los mormones encontraron refugio en Salt Lake City, por aquel entonces propiedad de México y lugar muy poco habitado. Allí establecieron su hogar y acogieron la llegada de la mayoría de fieles de esta religión procedentes de todo el país, creando pequeñas comunidades alrededor de todo el Estado de Utah. Hoy día, forman la comunidad mormona más grande del mundo, casi el 60% de la población lo son.

Todo esto nos lleva al caso de Ricky Rubio, cuya situación guarda muchas similitudes con la migración de los mormones. Sin ser perseguido y amenazado como en el foco religioso, Ricky recibía constantes críticas de algunos sectores de la prensa viendo como su evolución se había estancado por completo y achacando a ese pobre lanzamiento exterior que le ha acabado haciendo demasiada mella en su paso por los Wolves. Ahora, en busca de nuevo retos y sentirse de nuevo querido, parece haber encontrado en los Jazz su nuevo hogar, donde los devotos del “Genio del Masnou” trasladan su fe a tierras mormonas.

Del frío de Minneapolis al hielo de Utah

Ricky Rubio dejó atrás 6 temporadas en Minnesota, donde llegó tras deslumbrar a todo el mundo batiendo records de precocidad con la Penya de Badalona y dirigiendo al Barcelona hasta la conquista de una Euroliga. En los Wolves será recordado por siempre, habiendo dejado un recuerdo imborrable en la retina de los seguidores del equipo.

Seleccionado en el quinto puesto del Draft de 2009, Ricky aparcó su salto a Estados Unidos hasta la temporada 2011-2012 donde ya desde el primer momento tuvo un notable impacto en un equipo liderado por Kevin Love y que todavía sufría la dolorosa marcha de su gran estandarte, Kevin Garnett. Rubio y Love no lograron clasificar al equipo para Playoffs en ninguna de sus tres temporadas juntos, y en las tres posteriores, donde Ricky no registró la evolución que se le pedía, tampoco pudo lograrlo. Por tanto, a día de hoy, Ricky todavía no ha disputado un solo minuto de Playoffs, el escenario que realmente define la esencia de la NBA y los grandes jugadores.

En los Wolves sus registros temporada tras temporada son prácticamente calcados, y eso es lo que más se le ha echado en cara a lo largo de los años. En su primera temporada registró 10,6 puntos por partido, 8,2 asistencias y unos porcentajes de 35,7 en TC y 34% en T3. La temporada anterior, su última con los Wolves, promedió 11,2 puntos, 9,1 asistencias, 40,8% en TC y 30,9% en T3. Todos esos registros son los topes en su carrera, y como vemos tampoco es que sea una evolución excesiva en 6 años donde ha ido moviéndose siempre entre los 10 puntos y las 8 asistencias.

Ahora, en plena madurez física y mental, tras cosechar un muy buen Eurobasket con la Selección Nacional colgándose la medalla de bronce y con una notable mejora en el lanzamiento exterior, aterriza en los Jazz, hogar del que fue su gran ídolo y objeto de comparación: “Pistol Pete” Maravich.

La aclimatación de una ciudad a otra no será un problema, pues llega de una ciudad fría como Minnesota a otra aún más gélida como Utah. Dos ciudades donde no abunda la exuberancia ni lo mediático, por tanto donde no va a tener una presión extra por parte de los medios. Sí llega a uno de los pabellones más calientes de la NBA, donde más baloncesto tradicional se respira y donde más cuesta arriba se les hace ganar a la mayoría de equipos de la liga. El Vivint Smart Arena respira baloncesto por los 4 costados, no obstante por ahí ha pasado uno de los mejores bases de todos los tiempos: John Stockton, y uno de los máximos exponentes de la nueva ornada de directores de juego del Siglo XXI que a día de hoy sigue dejándonos retoños: Deron Williams.

Las comparaciones con los tres bases mencionados anteriormente van a estar siempre presentes, pues Utah ha ascendido a una auto exigencia con su equipo que le ha llevado a visitar los Playoffs regularmente en los últimos tiempos y a ser uno de los equipos más sólidos y regulares de la NBA, basando su juego en la defensa y la intensidad con las referencias de Rudy Gobert y Gordon Hayward, ahora en Boston, como puntas de lanza.

Pero Ricky debe labrarse su propia historia en Salt Lake City, sabe que tiene una gran oportunidad ante sí para volver a la élite de “point guards” de la liga y de disputar por fin una ronda de Playoffs.

Un 2017 para la esperanza

El último tramo de la temporada pasada con los Wolves nos dejó descubrir al mejor Ricky de siempre. Tras el All-Star sus números sufrieron una mutación sin parangón en su historial, pasando de 8,9 puntos, 8,4 asistencias, 38,6% en TC y 28,1% en T3 a unos geniales 16 puntos, 10,5 asistencias, 42% en TC y 35,3% en T3. Rubio acababa pues, una temporada decepcionante en lo colectivo pero provechosa en lo individual, ya que llegaba al Eurobasket en plena forma y con la confianza por las nubes.

Allí, con una producción ofensiva mucho menor a la de la NBA, su hoja estadística fue 9,4 puntos, 4,9 asistencias, 41,3% en TC, 36,1% en T3 y 95,2% en TL!!. Además una soberbia defensa de perímetro que siempre le ha caracterizado.

Las primeras semanas en Utah no han hecho sino aumentar y mejorar esa tendencia positiva que viene arrastrando desde el mes de enero y febrero. Huérfanos de un gran base a largo plazo, lo intentaron sin éxito con Dante Exum, Ricky Rubio ha encajado como un guante en el sistema de Quin Snyder, considerado entre la élite de los entrenadores actuales.

Rubio ejecuta la pizarra del entrenador a la perfección, ejerce de líder dentro de la cancha y mejora a sus compañeros, sobre todo a un Donovan Mitchell que debe estar eternamente agradecido a jugar al lado de un base con las características del catalán.

Su conexión con Gobert, que se antojaba clave para el devenir del equipo, está funcionando de maravilla, buscándose constantemente en ataque donde el base explota las enormes virtudes físicas del francés que verá ahora aumentada su producción ofensiva.

Ricky también es un alivio para jugadores como Rodney Hood o Joe Ingles, a los que les genera un espacio sideral para encontrar tiros cómodos desde las esquinas, donde son dos de los mejores castigadores en el triple esquinado.

Hasta la fecha los Jazz funcionan, 5-3 e imbatidos en casa, asentados en la zona noble del Oeste de donde esperan no bajarse en toda la temporada. Y los Jazz funciona porque Ricky funciona, y es que pese a que la muestra exponencial es todavía muy pequeña, apenas 8 partidos, los números del base no dejan lugar a dudas. 17,5 puntos, 6,5 asistencias, 5 rebotes, 2,1 robos, y de largo los mejores porcentajes en su carrera: 43,7% en TC, 37,2% en T3 y 91,9 en TL.

Además ya ha superado la barrera de los 30 puntos, estableciendo su segundo tope personal fijado en 33 con los Wolves la temporada pasada. En la victoria ante los Blazers, Ricky se plantó en la prorroga con 19 puntos, a partir de ahí, en los 5  minutos restantes, sumó 11 más con 6/6 en tiros libres, un triple y una canasta de dos. Decisivo a más no poder.

Ricky ha cosechado ya 3 partidos por encima de los 20 puntos y otros 3 por encima de las 10 asistencias, además ha anotado 16 triples en 8 partidos, tirando más que nunca y habiéndose enfrentado ya a bases de nivel como Russell Westbrook, Damian Lillard o Patrick Beverley.

Y es que en una ciudad tan gris y aburrida como Salt Lake City, llegar con una barba poblada, lleno de tatuajes y melena, llama la atención. El movimiento hipster de Ricky ha llegado a la ciudad mormona y va a crear tendencia. No sería de extrañar que en unos meses veamos a aquellos que un día veneraban a Joseph Smith, lucir barba y tatuajes en las iglesias y cantar en coro el nombre de Ricky Rubio.

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Estudiante de Periodismo Deportivo. Editor de SweetHoops.com. Puedes escucharme en Banana Boat Podcast.

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