Recordando a los Sonics: de Dennis Johnson a los mimbres del 93

Inauguramos sección en Sweet Hoops con el fin de recordar a aquellos equipos que se ganaron un trocito de nuestro corazón con años de gran baloncesto y que no necesariamente llegaron a alzarse con el ansiado anillo de campeón de la NBA. Empezamos con una serie de reportajes donde echamos la vista atrás para conmemorar a los Seattle Supersonics que estuvieron cerca de arrebatarle a Jordan su cuarto anillo en 1996. Y es que aquel equipo, que podría volver a la liga la próxima temporada, nos dejó años de gran baloncesto que, por desgracia, no fueron recompensados con el anillo de campeón.

Pero empecemos por el principio. Mientras la primera de las películas de Star Wars arrasaba en todo el mundo, los Sonics armaban un equipo capaz de llegar durante dos años consecutivos a la final de la NBA, ganando a los entonces llamados Washington Bullets en la final de 1978/79 por un claro 4-1. Liderados por Gus Williams, el tristemente fallecido Dennis Johnson, Jack Sikma o el por aquel momento ya veterano jugador Paul Silas, los Sonics se deshacían en cinco encuentros de unos Bullets que habían privado al equipo de Seattle de su primer anillo un año antes.

Este fue el punto más álgido de una franquicia que a pesar de contar con jugadores jóvenes, no pudo volver a repetir las mieles del éxito. Los 70 dieron paso a los 80, y en la ciudad que vio nacer a Jimi Hendrix no se vio otra final en toda la década, si bien es cierto que hasta en dos ocasiones se llegó a la final de conferencia.

La década de los 80 se cerró para los Sonics con varios movimientos en los despachos que, a toro pasado, se puede comprobar que resultaron acertados. Y eso que eran movimientos arriesgados, puesto que Seattle era un equipo asentado en la zona noble de la clasificación, y que si no llegaba a competir con el anillo era porque tenía delante a los Celtics de Bird, a los Lakers del Showtime, a los primeros Bulls de Jordan y a unos Pistons que repartían estopa y se ganaban a pulso el sobrenombre de ‘Bad Boys’. Otros jugadores que hacían sus primeros pinitos en la NBA eran Hakeem Olajuwon, Pat Ewing o Charles Barkley. Unos completos desconocidos.

El primero fue la salida de la estrella del equipo, Tom Chambers, que en el verano de 1988 hacía las maletas con destino a la árida Arizona para jugar con los Suns de Phoenix. Tras una temporada en la que Dale Ellis y Xavier McDaniel llevaron al equipo a segunda ronda de playoff –perdieron por un contundente 4-0 frente a los Lakers de Magic-, el draft y el verano se advertían importantes para un equipo que necesitaba suplir a Chambers.

Los Sonics se presentaban al draft del 89 con las elecciones 16 y 17 de primera ronda. En el ‘pick’ seleccionaron al base Dana Barros, que pasaría cuatro años en Seattle dando buenos minutos pero siempre a la sombra de Gary Payton. El por entonces General Manager de Seattle, Bob Whitsitt, gastó la segunda elección en un chico con un carácter muy polémico y que llegaba directamente desde el instituto sin haber tenido experiencia previa en la universidad. Su nombre era Shawn Kemp.

A pesar de que el draft fue bastante prolífico para la franquicia, el equipo no fue capaz de pasar de las 41 victorias en la temporada regular, quedando fuera de la post temporada por primera vez en cuatro años. Desde Seattle se volvían a poner todas las esperanzas en el Draft que estaba por venir, en el que tenían la 2ª elección de la primera ronda. Después de que New Jersey escogiese en la primera posición a Derrick Coleman, los Sonics seleccionasen a Gary Payton, un base de Oregon State que destacaba por su capacidad defensiva.

Pero las novedades en la plantilla no terminarían ahí, y se producirían tres cambios que marcarían el devenir de la franquicia en los años posteriores. En el mes de diciembre, Xavier McDaniel seguía los pasos de Chambers y cambiaba la ciudad que vio nacer a Starbucks por Phoenix. A cambio, los Sonics recibieron a Eddie Johnson, un tirador que llegaba con 31 años, ya en la madurez de su carrera. En febrero, Whitsitt hizo un doble cambio, al enviar primero a Milwaukee a Ellis por Ricky Pierce, y después traspasar a Olden Polynice a los Clippers para recebir a Benoit Benjamin.

Estos cambios no mejoraron demasiado el rendimiento de una plantilla que, de la mano de un nuevo entrenador, K.C. Jones, calcaron el récord de la temporada anterior -41-41- aunque en esta ocasión sí alcanzaron los ansiados Playoffs. Allí, sucumbieron en primera ronda ante los Trail Blazers de un Clyde Drexler en su plenitud que hicieron valer el factor cancha imponiéndose en el quinto y definitivo encuentro por 107-119.

George Karl toma el timón

El cambio que necesitaban estos Sonics para convertirse en lo que cierto entrenador portugués de fútbol llamaría equipo ‘TOP’ fue, precisamente, el cambio de entrenador.  Un comienzo dubitativo de un equipo llamado a estar en los primeros puestos del Este derivó en la destitución de Jones y la llegada de un George Karl cuya experiencia anterior había sido en España con el Real Madrid. De un récord de 20-20 se pasó a un 47-35 a final de temporada, y aunque en primera ronda dieron buena cuenta de los Golden State Warriors, no  tuvieron ninguna opción contra los Jazz de la extraña pareja del estado mormón, Karl Malone y John Stockton.

La siguiente sería la que se puede considerar como la primera gran temporada de los Supersonics de Payton y Kemp, la 92/93. Con un entrenador que había llevado al equipo desde la pretemporada, un Payton ya asentado como base titular que ganaba fama como jugador defensivo -2.2 robos por encuentro-, un Kemp que dominaba la zona merced a sus 17.8 puntos, 10.3 rebotes y casi 2 tapones por partidos y un Ricky Pierce que con 33 años superaba los 18 puntos por noche, los Sonics se plantaron al final de la temporada regular con 55 victorias por 27 derrotas, el segundo mejor récord de su división y conferencia, solamente por detrás de los Suns de Barkley.

En Playoffs, los de George Karl se emparejaron en primera ronda con su verdugo de la temporada anterior, los Utah Jazz. A pesar de empezar por delante, Seattle se vio con un 2-1 en contra y con el cuarto partido por jugar en Salt Lake City después de un mal partido en el que entre Kemp y Payton sumaron 6 puntos. Sin embargo, los de verde se sobrepusieron y pasaron a unas semifinales de conferencia en las que se verían las caras con Houston Rockets.

En una serie en la que cada equipo ganó sus partidos como local, el séptimo, que se jugaría en Seattle, decidiría quién se enfrentaría en la final de conferencia a Phoenix Suns. En la última jugada de la prórroga, Vernon Maxwell lanzó un triple con un 101-100 favorable a Seattle en el marcador, pero erró el tiro. Resultado, rebote para Kemp, que convertiría los dos tiros que pondrían el definitivo 103-100. Después del partido, Olajuwon se referiría al factor cancha, que tanto había determinado la serie: “Han sido unas series duras desde el principio, aunque podrían haber terminado del lado contrario. Esto te muestra cuán importante es la ventaja de campo”, dijo el pívot.

La final de conferencia se jugaría contra unos Suns que veían al mejor Charles Barkley de su carrera. Tras empezar con buen pie al ganar uno de los primeros de los dos partidos en suelo visitante, volvieron a perder la ventaja de campo al caer en casa en el tercer partido. A partir de ahí, la serie se caracterizó por victorias locales, y en el séptimo encuentro Phoenix ganó con cierta comodidad.

Imagen destacada: The Seattle Times

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Próximo número: Payton y Kemp, del 96 a Ray Allen

Diego González Linaza:

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