Russell Westbrook habrá hecho historia esta temporada 2016/2017 en la NBA aunque se suspendan a partir de hoy todos los partidos que quedan e incluso si no ganara el MVP.
El base de los Thunder es ya el segundo jugador con más triples-dobles conseguidos en una temporada con 38, y aunque tiene en su mano alcanzar la marca de Oscar Robertson (41 en la temporada 61-62), lo que está haciendo ‘West’ en esta es de por sí extraordinario. Principalmente, porque es muy complicado comparar un récord de tal calado en el basket actual con el que ocurría hace más de 50 años.
Es cierto que Robertson consiguió sus increíbles 41 triples-dobles en un baloncesto sin línea de 3, pero también era un juego en el que se notaba de forma mucho más marcada las diferencias atléticas, técnicas e incluso profesionales de una liga que acaba de empezar a gatear, como aquel que dice.
Como comparativa, quizá sea bueno preguntarse si se espera que en algún momento alguien bata la marca de 100 puntos de Wilt Chamberlain. Booker hizo 70 el otro día y nos pareció (porque lo es) algo fuera de serie. ¿Pero 100? Haría falta que un top-5 de la NBA actual se dedicara a tirárselas todo el partido. Si Kobe no lo hizo, es que nadie del baloncesto actual puede.
El baloncesto, como todas las cosas que generan interés al hombre, se ha construido a base de una serie de mitos difícilmente comprobables. Al igual que la cosmogonía griega, antes incluso que los Dioses y los Héroes hubo divinidades aún más poderosas y titanes. Tanto Chamberlain como Robertson son ya parte de esa edad épica del baloncesto norteamericano que es intocable, está escrita en piedra, y además se da por inalcanzable… hasta que aparece un tipo como Westbrook.
Westbrook alcanzará a Robertson
Russell Westbrook seguramente alcance a Oscar Robertson. No es una opinión, es una progresión estadística. Hace solo 10 días le hacían falta 7 triples-dobles en 12 partidos restantes. Diez días después, Westbrook ha realizado cuatro y ya solo le hacen falta 3 en 8 partidos, realizando además dos de ellos ya de por sí históricos: el triple-doble sin fallo en el tiro que consiguió contra los Sixers el 22 de marzo, y el triple-doble con más puntos de la historia (57) este miércoles contra los Magic.
El único motivo por el que no debería ser MVP
Pero en la carrera por el MVP Westbrook tiene aún un único obstáculo que salvar de cara a las votaciones por el premio que hagan los periodistas. Sus números hacen que sea el mejor jugador de este curso por sí mismo, pero con Kawhi y LeBron ya fuera de la carrera, James Harden guarda un factor que Westbrook no tiene: la genial marcha de su equipo.
Westbrook tiene un equipo en OKC hecho para que prácticamente haga lo que quiera. Harden, con una plantilla si cabe más floja si solo nos fijamos en los nombres que Oklahoma, tiene a los suyos terceros del complicado Oeste, subiendo además su número de asistencias de forma fastuosa, mejorando algo en defensa y erigiéndose como ese líder de equipo que, a día de hoy, solo puede tener algún tipo de comparación con LeBron.
Ni KD, ni Westbrook, ni Curry han bregado con un equipo tan flojo como son los Rockets este año y han dado esa impresión de liderazgo, de saber cómo aportar lo mejor al grupo, decidir y tirársela cuando toca, y asumir el papel de base cuando toca poner orden y empezar.
Es cierto que en parte de este cambio tiene mucho que ver Mike D’Antoni, pero desde luego ver jugar a Harden este curso y lo que está haciendo con los suyos revela unas impresiones que no tenemos con West ni con ningún otro. Y entre eso, el mejor récord de Rockets, y el peso que le den a la posición del equipo las votaciones, puede estar el único motivo que arrebate a Westbrook un MVP que de forma natural debería ser ya suyo.