Minnesota Timberwolves post-Garnett: toneladas de talento en busca de PlayOffs

En Minnesota llaman ‘la década perdida’ a los 10 años que van desde la última vez que los Timberwolves disputaron los PlayOffs de la NBA, en la campaña 2004-05, hasta la llegada (en realidad, regreso) de Flip Saunders al banquillo. En esa década la prensa local abría sus secciones de deportes con los Minnesota Vikings, el equipo de fútbol americano de la ciudad.

No sin razón; en la era post-Garnett no se alcanzaron los PlayOffs y hubo varias decisiones calamitosas en el Draft. Entre ellas, la dejar pasar a Stephen Curry y a DeMar DeRozan. Ocurrió en 2009 y a los dos se les obvió para apostar por Jonny Flynn y Ricky Rubio, una decisión que muchos no han perdonado aún.

Ahora, tras la retirada de The Big Ticket, se abre un horizonte para que los cachorros comiencen por fin a salir de cacería. Casi por obligación. En las tres últimas temporadas ha sido cuando, precisamente con el draft como pilar principal, los de Minneapolis han dado en el clavo. Con tres nombres propios; Andrew Wiggins, Karl Anthony-Towns y Kris Dunn, el último en llegar. Los dos primeros fueron rookie del año. El último lidera las apuestas entre los especialistas para serlo. Entre sus virtudes, un físico que le permite jugar en las tres posiciones exteriores y una descomunal capacidad defensiva. También una enorme agresividad en la pista.

Si un quinteto Ricky-Dunn-Wiggins-Deng-Towns no es capaz de disparar las pulsaciones de un aficionado al baloncesto, éste debería revisar si de verdad le gusta este deporte. Rebosa talento, desparpajo, hambre y ambición. Con Zach Lavine acechando la titularidad como shooting guard si Dunn sale desde el banquillo. Quien está ahora con la pizarra en la mano es Tom Thibodeau, ese técnico cuya sola mención y hace pensar en defensa, defensa y mas defensa. Que a este puñado de prometedores jóvenes los entrene y dirija un tipo con tanta fe en que la victorias llegan cuando encajas pocos puntos es la mejor noticia. Crecerán como jugadores. A defender también se aprende y el talento ofensivo lo traen de serie.

Las incógnitas en la ecuación son aún muchas. Una tiene nombre propio: Ricky Rubio. La presión sobre sus hombros será mayor que nunca. En la hipercompetitiva NBA nadie se acuerda de lesiones ni malos momentos personales. Ricky debe demostrar que sabe dirigir llevar a esta tropa unos cuantos pasos más allá y que puede lidiar con la fuerte presencia de Dunn, sobre el que habrá puesta una fe, quizá desproporcionada, para que sea determinante en la llegada del equipo en las eliminatorias por el título.

¿Y qué ha pintado Garnett en todo esto?

The Big Ticket llevaba años padeciendo lesiones y sufriendo lo indecible. Pero ganando. Casi siempre. No en estos Wolves a los que volvió como gran mentor de Anthony-Towns. Todos ‘compramos’ la épica historia del regreso de LeBron a su Cleveland natal para logar en su estado el título nacional que fue esquivo durante décadas.

La de Garnett fue una búsqueda paralela. Una cara B, una guerra de menor perfil porque aquí no se busca el anillo sino el PlayOffs. Puede que este año vea a sus Wolves donde estaban cuando marchó rumbo a Boston. Conseguir lo que siempre significó su nombre cuando vistió por primera vez, con 19 años, esa camiseta. Honor y victorias. Y quizá ha dejado la semilla de una nueva década no perdida, sino origen de nuevos y mucho mejores tiempos.

PLANTILLA MINNESOTA TIMBERWOLVES 2016-2017

Entrenador: Tom Thibodeau