Miami Heat: cuando perder no existe en el diccionario

Cuando empiezas una temporada con un balance de 11-30, lo más probable es que tires la toalla y empieces a pensar en un Draft que viene plagado de talento, pero eso para Miami, no existe. No si se cuenta con Spoelstra de entrenador, y su mentor, Pat Riley, en los despachos.

El curso de los Heat no va a pasar a la historia por ser la mejor de sus últimos años, porque no hace tanto eran el equipo a batir por toda la liga, pero si que será uno de los más recordadas en los aficionados de la South Beach por el tremendo arreón y la muestra de pundonor ofrecido en esta segunda parte de la temporada.

Nadie sabe cómo acabará la película de aquí a un par de semanas, lo que está claro es que en el diccionario de Miami no se encuentra ninguna definición en términos de rendición o derrota.

El factor Spoelstra y la gestión del vestuario

No es tarea sencilla gestionar un vestuario en el que antes de empezar la temporada sufren la baja definitiva de Chris Bosh por enfermedad, y la marcha del eterno capitán Dwayne Wade a Chicago, tras toda una vida en Miami. Con estas dos ausencias lo lógico es hundirse moralmente y comenzar una reconstrucción, y más mirando de donde venían, una temporada de 48-34 y eliminados en semifinales de la Conferencia Este. Aquí entra la tarea de un Spoelstra, que ha mentalizado a sus jugadores para no creerse inferiores a nadie y luchar ante la adversidad.

Los Heat alcanzaron entre enero y febrero 13 victorias seguidas, y tienen un balance de 24-7 en los últimos 31 partidos; el mejor de la liga. No solo eso, sino que han conseguido colarse en Playoffs, cuando hace unas semanas parecía mas que una quimera. Todavía quedan una decena de partidos por disputarse, y pueden permitirse soñar con alcanzar a los Hawks en la quinta plaza ya que tan solo están a dos victorias de ellos, las mismas que derrotas de quedarse sin la 8ª plaza. Y de todo ello el gran artífice ha sido Erik, al que muchos colocan como “Entrenador del Año”, si los Heat logran alcanzar la post-temporada.

Esta es su 9ª temporada como entrenador jefe, antes estuvo 11 años de asistente, por tanto, toda una vida al servicio de los Heat. Spoelstra aprendió al lado de uno de los grandes entrenadores de la historia, Pat Riley, artífice de la dinastía creada por LeBron-Wade-Bosh, y mentor de un entrenador que ha cogido saber los mejores métodos de su maestro y añadirlos a su libro de estilo personal para convertirse en uno de los mejores “coaches” de la liga. Habiendo superado ya las 430 victorias, es cuestión de tiempo que supere a Riley (454) como el entrenador con más victorias en la historia de la franquicia de Florida.

Además ha dado galones a jugadores desconocidos y a otros por los que la mayoría de entrenadores no apostaban demasiado. Esa confianza entre jugador y entrenador ha hecho que exista una compenetración que se ve reflejada en el juego de Miami.

Una plantilla llena de currantes sin ningún ego

El roster de los Heat a simple vista no parece demasiado fastuoso, más si lo comparamos con los equipos con los que están compitiendo en el Este que cuentan con un plantel mucho más potente como: Indiana Pacers, Chicago Bulls o Atlanta Hawks. La gran virtud de los de Spoelstra es ser un bloque compacto, donde los jugadores han creado una química especial y cada uno entiende y se adapta a su rol a las mil maravillas.

Whiteside y Dragic son las puntas de lanza, pero detrás de ellos hay todo un elenco de jugadores que o bien han revivido sus carreras cuando apuntaban a la deriva, o bien se han ganado un puesto desde la Liga de Desarrollo.

Pívot y base han encontrado una sintonía perfecta que les hace convertirse en una de las mejores parejas de la NBA, complementándose a la perfección y reflejado fielmente lo que es una pareja por antonomasia en la liga, creador y destructor.

El esloveno está rallando este curso a un nivel excelso, prácticamente calcando los números que cosechó en la temporada 13-14 con los Suns, que le valieron entrar en el tercer mejor quinteto de la NBA y lograr el premio a “Jugador más mejorado”, nada mal.

En aquella temporada sus guarismos fueron de: 20,3 puntos; 3,2 rebotes; 5,9 asistencias; 1,4 robos; con un 50,5% en TC y un 40,8% en T3.

Curiosamente aquel año los Suns consiguieron un balance de 48-34, igual que el de Miami la temporada pasada, aunque los de Arizona no lograron ni entrar a Playoffs con tal cantidad de victorias.

Esta temporada está promediando: 20,2 puntos; 3,9 rebotes; 5,9 asistencias; 1,2 robos; con un 48% en TC y un 41,7 en T3.

Los paralelismos asustan, y más si comparamos el roster de ambas franquicias en esos momentos, con una temporada mucho mejor que lo que marcaban las expectativas marcadas por la calidad de los jugadores.

Por su parte, Whisteside sigue con su progreso paulatino que ya le convirtió durante el curso anterior en uno de los pívots más dominantes del mundo. En este simplemente está confirmando dicho honor y mejorando sus prestaciones. 16,8 puntos; 14,2 rebotes y 2,1 tapones son sus guarismos en una temporada en la que ha logrado batir algunos récords de la franquicia. Con 935 rebotes en la campaña, se ha convertido en el máximo reboteador de los Heat en una temporada, superando a Rony Seikaly; además lleva una racha de 18 dobles-dobles seguidos, la más larga en la historia del equipo. Todo ello le ha valido para ser elegido mejor jugador de la semana en la Conferencia Este.

El otro jugador que hay que destacar sobremanera es Dion Waiters, un asiduo a las listas de “cabras locas” que la NBA va actualizando de tanto en tanto, y donde a veces también se tachan nombres, como en este caso el suyo. Y es que a sus 25 años y tras un periplo complicado por Oklahoma, la carrera de Dion daba señales de venirse abajo, pero el alero ha encontrado en el calor de Miami su casa, y un lugar donde poder mostrar todo el talento que atesora. Con la confianza total de Spoelstra y más centrado que nunca en lo que haga en cancha y no fuera de ella, está promediando 15,8 puntos; 3,3 rebotes y 4,3 asistencias, siendo el tope de su carrera en pases a canasta y en rechaces. Además de lograr varias canastas ganadoras sobre la bocina y ser nombrado “Player of the week” en febrero. Una regeneración total.

Tras ellos asoman una pintoresca mezcla de jugadores jóvenes y contrastados como: Tyler Johnson, Josh Richardson, James Johnson y Wayne Ellington, además del todoterreno Winslow, lesionado de larga duración. Todos superan o están cerca de hacerlo, los 10 puntos de media y aportan, cada uno de ellos, en otras facetas esenciales para el devenir del equipo. Por tanto, si contamos a Winslow, encontramos hasta 8 jugadores con una media de 9,5 puntos o más. La definición de juego coral en todo su esplendor.

Por último también hay que hablar de los no invitados a la fiesta, aquellos que han salido de la D-League, y que para sorpresa de todos, les ha valido una sola oportunidad para demostrar por qué se han hecho un hueco en un equipo efervescente. Okaro White, Rodney McGruder y Willie Reed, encarnan a la perfección ese perfil de jugador. Los 3 ya tienen o han superado los 24 años, y aunque acumulan un bagaje escaso en la NBA, podemos decir que no son unos “chavalines”, habiendo gastado oportunidades en la NBADL o en otros equipos, oportunidades que ahora ya no piensan dejar escapar.

Sergi Concha: Estudiante de Periodismo Deportivo. Editor de SweetHoops.com. Puedes escucharme en Banana Boat Podcast.
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