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Malik Monk llega tarde al baile de fin de curso
Estaba invitado; se le espera y en la fiesta ya ha sonado todo tipo de música: El rap de Smith Jr, el soul de Simmons, el jazz de Mitchell, el r&b de Lonzo o el pop de Tatum, pero no ha llegado a tiempo.
Estaba invitado; se le espera y en la fiesta ya ha sonado todo tipo de música: El rap de Smith Jr, el soul de Simmons, el jazz de Mitchell, el r&b de Lonzo o el pop de Tatum, pero no ha llegado a tiempo. La fiesta de graduación para los chicos de primer año ha empezado puntual, Malik Monk ha llegado cuando ya sonaba la música que nadie quiere oír. Sin pareja de baile, el escolta de los Hornets se ha quedado solo en la pista, cuando ya todos se han ido con su chica y han hecho los deberes.
Corría un 17 de diciembre de 2016 cuando la NBA puso sus ojos sobre Malik. Kentucky y North Carolina, dos de las más reputadas universidades del país, se enfrentaban en un partido de NCAA, con los Wildcats habiendo empezado la temporada como un tiro: 9-1. Los Tar Heels estaban dispuestos a cortarles las alas, pero Monk tenía otros planes. El escolta protagonizó una de las actuaciones individuales más prodigiosas de los últimos años en el baloncesto universitario y creó un revuelo en las redes sociales con su partido: 47 puntos, 8 de 12 en triples y uno de ellos decisivo a falta de 16,7 segundos para remontar el partido y acabar venciendo 103-100. “This Young boy is an animal” resaltaba el twitter de Draymond Green.
This young boy Malik Monk is an animal!!! Easy 47 sheesh!!!
— Draymond Green (@Money23Green) December 18, 2016
Su temporada dio mucho más de si y siguió firmando actuaciones prodigiosas como los 34 puntos ante Ole Miss, los 37 frente Georgia o los 33 ante Florida.
La NBA no es un juego de niños
Llegó el momento de presentarse al Draft tras dejar unos promedios de 19,8 puntos por noche y allí su nombre se esperaba que sonase entre los 10 primeros puestos. Equipos como los Magic, Knicks o Mavericks, necesitados de anotación exterior, decidieron dejarle pasar y fue entonces cuando Michael Jordan se frotaba las manos. Charlotte tenía la elección número 11 y querían de un complemento exterior para formar un backcourt de quilates junto a Kemba Walker. Monk y Donovan Mitchell todavía esperaban estrechar la mano de Adam Silver y entonces sonó eso de: “with the eleven pick, the Charlotte Hornets select…Malik Monk, from the university of Kentucky”.
El sueño empezaba, aunque viéndolo ahora, quizá Jordan hubiese decidido apostar por ese tal Donovan Mitchell.
Monk se dio cuenta rápidamente que su instrumento no estaba afinado: 1/9 en tiros, -8 con él en pista, 3 balones perdidos y derrota ante Detroit; así empezaba la aventura en la NBA para el flamante novato de los Hornets. Los últimos resquicios de octubre y los inicios de noviembre dejaron algún motivo para la esperanza: 17 puntos ante Denver, 25 ante Milwaukee y 21 en el Madison ante los Knicks. Todo se vino abajo muy rápido y cuando quiso darse cuenta de que la NBA no era la NCAA, llegó el punto más bajo de la temporada. Enero y febrero fue un constante camino de sombras: 2,5 y 1,6 puntos por noche en los respectivos meses, jugando apenas 16 partidos. El invierno fue duro y la música era fría, pero llegó marzo y la primavera empezó antes de tiempo. Se empezaban a escuchar los ritmos techno en la cabeza de Malik.
Un brote de esperanza
Sin opciones virtuales de entrar en playoffs, Steve Clifford cambió la estrategia y volvió a dar paso a los jóvenes en el último tramo de la temporada. Kaminsky, Willy o el propio Monk han aumentado sus prestaciones y han dejado claro que con minutos y confianza pueden ser importantes. El ex de Kentucky cerró marzo con 16,5 minutos por noche y 8,9 puntos, pero lo mejor estaría por llegar. En lo que llevamos de abril, apenas 3 partidos, Monk ha cosechado 16 puntos ante los Sixers, 21 ante los Bulls con un mate de concurso y 26 con 8 asistencias ante los Magic. 21 puntos de promedio y 4,3 asistencias.
Ahora, tiene ante si tres partidos más para acabar de coger confianza de cara a la próxima temporada y terminar con buenas sensaciones el curso, donde él ha sido de los pocos novatos que ha fracasado en el baile. La graduación está acabando. Solo queda el techno y Monk bailando, aunque siempre aparece alguien a las seis de la madrugada…