El anillo es el símbolo del éxito en la NBA, significa que has sido el mejor ese año en la liga, a parte de toda la publicidad y ganancias que conlleva. Por eso y más motivos, todos los propietarios mueven montañas para conseguir esas piezas que consideran claves para ganar el título. Los hay que apuestan por esperar a que sus jóvenes promesas vayan cogiendo experiencia y exploten su potencial a cambio de pasar unos años en la medianía, mientras que otroscuyas ansias de ganar superan a cualquier otro deseo, hacen que se centren a los mejores jugadores posibles, sin realmente preocuparles como puedan encajar los jugadores en el equipo.
Estos equipos que acumulan estrellas, denominados “súper equipos” han existido desde hace mucho tiempo, no ha sido algo que hayan inventando en “The Bay”. Lo que sí es verdad es que la tendencia de formarlos ha aumentado debido a la supremacía de los Warriors. Algunos han sido más exitosos porque los jugadores que lo forman han encajado, mientras que otros, por los celos, la inexistente química o la inestabilidad del equipo han terminado ser un fracaso y se han disuelto en poco tiempo, olvidados con el paso del tiempo.
De los domintantes Celtics de Russell al primer gran Big-Three moderno de Miami
El primer equipo que dominó la NBA fueron los Boston Celtics, ganando 11 campeonatos en 13 años entre 1957 y 1969. Esta tremenda dinastía comenzaba cuando Bob Cousy llegaba en 1950 a Boston en un sorteo tras el desmantelamiento de los Chicago Stags. Sería en 1957 y con la llegada con Bill Russell, sumadas a la aportación de Cousy y Bill Sharman cuando ganan su primer campeonato y no pararían de ganarlos durante 13 años, salvo en 1958 y 1967, apeados antes de las Finales.
El dominio de los orgullosos verdes es innegable, son el equipos que más títulos han ganado consecutivamente y nadie puede igualar su supremacía en cuanto a anillos en tan corto periodo de tiempo, una época dónde los equipos competían por ser los segundos, puesto que realmente no había un equipo que pudiera plantarle cara al equipo de Massachusetts. Bill Russell fue uno de los “centers” más dominantes de la historia de la liga, tenía una superioridad brutal sobre el resto de pívots, con la única competencia de Wilt Chamberlain, y unos números reboteadores que hablan por sí solos (un máximo de 24.7 rebotes por partido en 1964 y un total de 22.5 rebotes por partido en su carrera y un dato abrumador: 21620 rebotes en toda su carrera, el máximo absoluto en la liga).
A todas estas aplastantes estadísticas hay que recalcar lo llena que está su vitrina de trofeos, puesto que el jugador, a lo largo de sus 13 años de carrera acumuló 12 apariciones en el All Star,11 veces parte del equipo del año, una vez en el equipo defensivo de la temporada, 1 vez MVP del All Star Game, 5 veces MVP y probablemente su dato más conocido y más abrumador: 11 veces ganador del anillo de la NBA, el récord incondicional de la NBA. A su hegemonía se le sumaba un gran Cousy, un base muy infravalorado en la actualidad, pues se habla de que Russell era el único líder de aquellos antológicos Celtics, cosa que es completamente mentira, pues posiblemente sin Cousy el dominio de aquel equipo no habría sido el mismo: 13 veces All Star, 12 veces en el equipo del año, 2 veces All Star MVP y 1 vez MVP de la temporada regular, además de sus 6 campeonatos.
¿Puéde ser este equipo considerado un súper equipo? A pesar de su dominio y de ser un conjunto imparable en su época, marcando la línea del éxito la calidad individual de un jugador y no la compenetración o el buen juego, los Celtics no intentaron acabar con la competencia a base de fichar a los mejores jugadores, como Oscar Robertson o Chamberlain para asegurar así que no se les escapara el título y prolongar su reinado sobre el resto, sino que se mantuvieron firmes a su fórmula para que siguieran ganando, una fórmula que les funcionó, y de que manera pues son el equipo más dominante en la liga a nivel estadístico. Sin embargo, estos no fueron un súper equipo, pues en ningún momento intentaron acumular estrellas en su plantilla y así liquidar a la competencia, sino que confiaron en sus estrellas para conseguir su objetivo de preservar su dominante periodo ganador.
Siguiendo la estricta definición de “súper equipo”, nos remontamos a 2010, cuando LeBron junto con Bosh cogen las maletas y se van al estado de Florida para jugar al lado de Wade en los Miami Heat. Probablemente la época más gloriosa del equipo, consiguieron un total de 2 anillos en 4 años, acabando con la ruptura del equipo en 2014 tras el retorno del Rey a su antigua corte situada en Cleveland. En esos 4 años los Heat fueron un equipo temible, con un ataque en el que cualquiera de los 3 podía tener partidos de 30 o más puntos y abultar el marcador, dejando sin opciones a sus competidores. Sólo los Mavs de un Nowitzki MVP y los Spurs de un vengativo Duncan y el factor sorpresa de las grandes actuaciones de Kawhi puedieron impedir el pleno de este “Big Three”.
NEW YORK NO FUE CIUDAD PARA UN SÚPER EQUIPO
Sin embargo estamos yendo a esos súper equipos que no gozaron de tanto éxito. Si vamos un poco más adelante, entre 2011 y 2012 encontramos a unos Knicks que juntaron a dos jugadores franquicias en su intento de conseguir el anillo con un proyecto realmente ilusionante. Los Knicks venían de unos años decepcionantes donde grandes jugadores eran firmados por cuantiosas cantidades de dinero sin conseguir nigún resultado deportivo destacable, como son el caso de Stephon Marbury, Jamal Crawford, Jalen Rose o Steve Francis, además de hacer traspasos que no hacían más que empeorar la situación . Sería este el motivo por el cual se da un cambio de entrenador, colocando a D´Antoni, avalado por sus buenas temporadas con Phoenix.
La ilusión de conseguir el ansiado anillo aumentaría con un traspaso tras la firma de un jugador de gran talla en la agencia libre como era Amar´e Stoudamire, además de que posteriormente se sumarían jugadores como J.R.Smith, Shumpert, Tyson Chandler, Baron Davis y Mike Bibby. Pero el gran boom en New York se produjo después del All Star Game, cuando consiguen un traspaso con los Nuggets donde sacrificarían a Gallinari, Wilson Chandler, Mozgov y Kostas Koufos para conseguir a una de las estrellas de la liga, Carmelo Anthony.
La situación parecía inmejorable, pero, toda ilusión se desvaneció tras unos resultados muy lejanos a los que se pintaban . Las lesiones lastraron al equipo, a parte de la irregularidad de algunos jugadores impidieron a los Knicks ser algo más que una decepción continua. Posteriormente se intentaría construir alrededor de Carmelo un equipo para competir, y el propio Rose, que se sumó al proyecto en 2016, denominó a los Knicks como el otro superequipo (formado por él, Carmelo y la sensación letona, Porzingis) de la NBA junto con los Warriors. Un superequipo que no llegó a los playoffs y se deshizo al año siguiente, llevando a Rose a firmar por Cleveland y a un frustrado Carmelo que no encontraba la fórmula del éxito a forzar la busqueda a una franquicia más propicia al éxito, Oklahoma, donde tampoco han comenzado excesivamente bien.
LOS ÁNGELES NO ES BUEN SITIO PARA FORMAR UN SÚPER EQUIPO
Después de que los Spurs los eliminaran en las semifinales de conferencia, los Lakers hacen un gran trabajo para intentar hacer el fracaso de la campaña anterior, llegando a la escuadra púrpura y dorara Karl Malone y Gary Payton en 2002, que buscaban en el final de sus carreras el tan buscado anillo. Se esperaba que estos dos grandes jugadores, Malone por ser el segundo máximo anotador en la historia de la liga y Payton por ser en su momento un base top en la liga, además de uno de los mejores defensores, sumados a Kobe y a Shaq junto con la aportación de los Fisher o Grant las tornas cambiaran y se volvieran a alzar con el título. Las expectativas estaban en las nubes y la caída fue tremenda. Tras quedar primeros en la conferencia y pasar hasta las Finales tras apear a Timberwolves, Rockets y Spurs se plantan ante los Pistons de Ben Wallace. Darían estos últimos la campanada ganando el anillo en 5 partidos y provocando una decepción tremenda en la afición de los Lakers, ya convencida de que iban a ganar sin mayor problema.
La edad avanzada de Karl Malone y Gary Payton se notó en los momentos claves y, a pesar del gran rendimiento de Shaq y Kobe, se quedaron a las puertas de la gloria. Malone se retira tras perder su última oportunidad para alcanzar el anillo y Payton sigue morando en la liga lejos de Los Ángeles en busca del título que consigue en Miami, sumándose a Shaq, que deja el equipo el mismo año para cambiar de aires e intentarlo junto a Wade. Kobe sería el único del “gran” equipo que se quedó para intentar y conseguir más tarde otro anillo para los Lakers de mano de Pau, Odom y de otros jugadores que si permanecieron, como Fisher.
En el verano de 2012 y después de que la NBA decidiese vetar el traspaso de Chris Paul a los Lakers, lo que probablemente hubiera dado un destino bastante diferente a la franquicia angelina, se gesta uno de los equipos con mejor plantilla nombre por nombre de la NBA. A los Pau Gasol y Kobe Bryant se suman Dwight Howard y Steve Nash. Las apuestas son todas favorables a los angelinos, que tenían un quinteto que terminaba de formar Metta World Peace y daba miedo solo de pensar que eran capaces de hacer. Los fans de los Lakers estipulaban cuántos años dominaría la liga este equipo teóricamente invencible.
Steve Nash se retira: Punto final al mejor base del siglo XXI
El golpe con la realidad fue fortísimo: un equipo que no encajaba, un Dwight perdido por la pista y un Nash en declive, a parte de los claras malas relaciones entre los conformantes de estos “invencibles” Lakers causaron que más que motivo de admiración por reclutar a tales estrellas y llamar la atención de todo el mundo por el potencial que tenían para ganar a cualquier equipo que tuviera la osadía de cruzarse en su camino, resultaron ser motivo de mofa, puesto que las expectativas estaban en las estrellas y los Lakers no llegaron a pasar ni la atmósfera. Apeados en primera ronda con un fulminante 4-0, Howard deja el equipo, Nash solo jugaría 15 partidos más y Pau se marcharía a Chicago en 2015.
LO QUE PUDO SER EN OKLAHOMA
Normalmente no se habla de aquellos Thunder como un súper equipo, puesto que Harden por aquel entonces no era el Harden que actualmente es el favorito a llevarse el MVP. Pensándolo fríamente, decir que este conjunto era realmente un súper equipo no es nada descabellado, pues juntaba a un alero y a un base top 5 por aquellos entonces (ámbos MVP, Durant en 2014 y Westbrook en 2017) con el sexto hombre del año, llamado a ser el factor determinante para el éxito en Oklahoma. El equipo tras una impresionante temporada regular consiguen colarse en las finales de conferencia donde eliminarían en 6 partidos a los Spurs.
Tras unas emocionantes finales donde cualquier equipo pudo haber ganado el anillo, los Heat terminan alzándose con el título y dejaban un sabor agridulce a los OKC. Sin embargo, el pensamiento en Oklahoma era de que aún no habían tocado techo, que todo iba a mejorar incluso después de solo perder 19 partido en la regular season. Pero no contaban con un escandaloso error de los Thunder que marcaría para siempre el futuro de la NBA y sería una de las peores decisiones de la década, la no renovación de una estrella en ciernes como era James Harden, que se marcharía a Houston para jugar con los Rockets. Los años siguientes serían un querer y no poder de los Thunder, que intentaban desesperádamente alcanzar ese anillo que tuvieron tantas veces tan cerca pero siempre se les escapaba. En 2016 Durant deja Oklahoma por The Bay para ganar su ansiado título de campeón y Westbrook se queda en los Thunder para explotar su potencial y atraer a otras estrellas que le ayuden a conseguir el anillo y vengarse de KD.
Regreso al pasado: EL COHETE NO DESPEGÓ DEL TODO – Rockets, años 90
Los Rockets cayeron eliminados en 1998 ante los Jazz y Clyde Drexler se retira. Parece que con Olajuwon y Barkley no era suficiente para alzarse con el éxito, así que realizan un arriesgado a la par que nefasto traspaso. Acuerdan un traspaso con los Chicago Bulls en el que envían a Roy Rodgers y dos segundas rondas a cambio de Scottie Pippen, el escudero durante tantos años de Michael Jordan y uno de los jugadores más infravalorados de la liga. Se esperaba de este equipo resultados inmediatos, porque juntaban tres jugadores top en un solo conjunto y además los tres con una edad avanzada, por lo que era ahora o nunca. El experimento no tardaría en volar por los aires, pero no precisamente hacia el anillo. Tras caer eliminados ante los Lakers en primera ronda de conferencia, Pippen muestra su desagrado hacia Charles Barkley, el cual responde mostrando la misma apatía por Scottie.
Pippen se marcharía a Portland, donde buscaría el éxito y reconocimiento individual y que se le conociera por algo más que ayudar a Jordan e intentar olvidar su fracaso en Houston y, aunque Olajuwon y Barkley siguieron y se sumó al proyecto el prometedor Steve Francis, quedarían fuera de la postemporada. Llegaría la retirada de Barkley tras una lesión que le impediría seguir jugando y, un año más tarde, Olajuwon también diría adiós tras jugar un año en Toronto. El combustible para intentar conseguir el anillo fue insuficiente y no consiguieron despegar.
EL NUEVO INTENTO DE PIPPEN EN LOS BLAZERS
La experiencia en Houston no es satisfactoria para ninguna de las dos partes y Pippen es traspasado a los Blazers. Parecía un destino idoneo para Pippen, pues funcionaría como líder de un equipo que ya contaba con jugadores de la talla de Rasheed Wallace, Steve Smith, Arvydas Sabonis o Schrempf, además de un joven Jermaine O´Neal. Una buena regular season les lleva a un récord de 59-23 y a avanzar hasta unas finales de conferencia donde se encontrarían contra los Lakers, quienes en 7 partidos eliminaban a los de Oregon. Los Blazers, para asegurarse seguir compitiendo a mayor nivel, traspasan a Jermaine a cambio de Dale Davis (en Indiana daría un nivel tremendo el ala pívot) y ficharían a Shawn Kemp.
A pesar de tener un equipo potente y que no habían hecho movimientos arriesgados, son eliminados en primera ronda por los Lakers y las críticas comienzan a llover sobre el equipo. Tras varias peleas, escándalos en el Moda Center y el traspaso de Steve Smith a Spurs, Sabonis decide dejar el equipo, dejando a un conjunto liderado por Rasheed Wallace y por un descendente Pippen que pasaría dos campañas más en Portland hasta que decidió jugar una última temporada dónde él realmente había triunfado y alcanzado el éxito, en Chicago.
BROOKLYN NETS: LA PEOR JUGADA HECHA NUNCA POR UNA FRANQUICIA NBA
El declive en Boston se veía a millas. Tras la marcha de Allen y la decadencia de sus otras estrellas, como Pierce o Garnett, los Celtics deciden mandar a estos dos jugadores a Brooklyn junto con Jason Terry a cambio de futuras primeras rondas de draft (James Young, Jaylen Brown, Jayson Tatum y la que traspasaron a Cavs, casi nada), Humphries, Wallace, Marshon Brooks, Bogans y Joseph. En primera instancia el equipo de Brooklyn tenía muy buena pinta, pues juntabas buena parte del núcleo de aquellos Boston Celtics campeones con Deron Williams, Joe Johnson y Brook Lopez, lo que los hacía un equipo que en teoría daría mucha guerra y podían ser más que un serio contendiente a las Finales. Además, había un dato asombroso, y es que el quinteto de estos Nets sumaba 35 apariciones en el partido de las estrellas.
Brooklyn Nets: un nuevo comienzo tras el megaproyecto fallido
Y la temporada no fue del todo malo: tenían un entrenador rookie como era Jason Kidd comandando al equipo a un récord de 44-38 y empezaron bien los playoffs, eliminando a los Raptors en 7 partidos, pero serían eliminados en 5 partidos en las semifinales de conferencia contra Miami. Tras las pocas expectativas de éxito que se preveían, Pierce cogió sus maletas y se fue a Washington y, tras una temporada sin alcanzar los playoffs, Garnett volvería a su amada Minnesota y Deron saldría traspasado a Texas para jugar con los Mavericks. Brook se quedaría para ver como el traspaso tan malo realizado años atrás con Boston les condenaba a perder año tras año sin un rumbo definido. Hoy en día, ya sin Brook, parece que hay luz al final del puente de Brooklyn, pero les queda mucho por recorrer.
DE NUEVO EN EL PRESENTE: LA MODA DE FORMAR SÚPER EQUIPOS
>A pesar de que ha habido este tipo de equipos desde hace tiempo, su número ha aumentado de manera exponencial su formación. Warriors, Cavs, Thunder, hasta los intentos como el de los Celtics, Rockets, Pelicans o Timberwolves. Cualquier jugador de unas prestaciones elevadas decide no renovar con su antiguo equipo para sumarse a estas acumulaciones de estrellas que, más que hacer interesante la liga, lo que provocan es un interés creciente en unas pocas franquicias y la ignoración de el resto de equipos, que se quedan sin sus estrellas y sin atención.
Irving-Hayward (sin olvidarnos a Horford y a los jóvenes Tatum y Brown), Harden-Chris Paul, Cousins-Davis… La cosa es que algunos han salido como un tiro desde el primer momento, como Warriors o Rockets, a otros les ha costado arrancar, como los Cavs, y a otros la química nula les está provocando unos resultados irregulares más que preocupantes, como los Thunder. Desde luego la química es un factor clave a la hora de que un equipo sea exitoso o no, y más si hablamos entre las estrellas de los respectivos equipos. Aquí un pequeño análisis de los tres súper equipos que tenemos ahora en la NBA y un puñado de contenders interesantes:
Warriors: A pesar de todo el odio que levantan por ser los que ficharon al “traidor” Durant y por dominar con tanta facilidad la liga, hay que reconocer algo a los Warriors y es que, a parte de hacer un baloncesto divertido de ver e increíblemente efectivo, ha sabido acoplar sus piezas a la perfección en su sistema sin cambiarlo, manteniendo su esquema ganador. La llegada de Durant, que podía ser un fiasco por su no acoplación al juego del equipo de La Bahía, fue un total éxito, pues funcionó a la perefección en las jugadas de los Warriors y se vió en la manera que arrasaron en los playoffs. Han pisado un poco el freno de momento, pero son el rival a batir y ganarles parece un reto digno de leyenda.
Cavaliers: Después de una dura derrota que les valió para aprender que no todo se gana con remontadas, los Cavaliers se han hecho con un Wade ansioso por añadir un título más a su colección y ha formado uno de los quinteto con más renombre en la NBA. Isaiah Thomas (de momento lesionado), Wade, LeBron, Love y Tristan Thompson. A pesar de que Wade salga desde el banquillo y que tras la lesión de Thompson jueguen con Crowder de titular y Love de center, la mejoría de los Cavs ha sido tremenda tras un comienzo nefasto y lleno de dudas. Fue tal el salto de calidad que consiguieron igualar el récord de victorias consecutivas de la franquicia de Cleveland. Los Cavs tienen aún mucho que demostrar y, con un equipo completamente sano, son un rival fortísimo que realmente será complicado quitarlos de otras Finales, cuyo escenario parece que volverá a ser el mismo a pesar de la oposición de los nuevos contenders.
Thunder: Emoción, alegría, entusiasmo, un montón de sentimientos mezclados fueron los que tuvieron los aficionados de OKC cuando se enteraron de que Paul George vestiría su camiseta y no hizo más que aumentar estas expectativas la llegada de Carmelo. Y no era para menos, pues juntabas al actual MVP con uno de los jugadores más tops de la NBA y todo un jugador en su momento que aún le queda baloncesto que dar. A pesar de todo, el comienzo ha sido titubeante y no parece que el barco se esté enderezando, pero hay que tener paciencia y dejar que las química surja y, cuándo lo haga, estos Thunder pueden ser temibles. La clave entre el éxito y el fracaso está en la renovación de Paul George, puesto que si renueva tendrán tiempo y equipo para ganar pero, si por el contrario se marcha, que este equipo gane algo estaría más que en entredicho.
Celtics: En Boston, las cosas han cambiado tanto que se pueden contar con los dedos de una mano los jugadores que permanecen en el equipo desde el año pasado. Pasaron de firmar a Hayward, el free agent más solicitado, a traspasar a Thomas y a Crowder por Irving, para ver después a Hayward lesionado para lo que restaba de temporada a los 5 minutos de debutar y, cuando todo parecía negro para los verdes, conseguir 16 victorias seguidas y ponerse como líderes absolutos en el Este. Mucho se ha especulado sobre el big three que podrían haber formado Hayward e Irving esta temporada, que coincide con la explosión de los jóvenes talentos. Probablemente si Gordon no se hubiera lesionado, ni Brown ni Tatum tendrían tanto protagonismo y, por lo tanto, no habría sido tan espectacular su temporada. Pero no hay que pensar en escenarios hipotéticos, sino en el presente, y pinta muy bien para los Celtics.
Rockets: Las primeras reacciones a la llegada de Chris Paul a Houston fueron negativas, puesto que había jugadores que encajaban más con el estilo de los Rockets y que no eclipsarían tanto el trabajo de Harden. Para sorpresa de algunos y alegría de muchos, los Rockets han comenzado como un auténtico cohete, manteniéndose en lo alto de la conferencia y con un Harden que es el claro candidato a alzarse con el MVP. Es pronto para hablar, y más si se trata de la NBA, pero parece que ya hay un rival en el Oeste para unos Warriors que si bien parten como favoritos, tienen ante ellos un duro hueso que roer.
En conclusión, a pesar del marketing y del hipotético éxito que te conlleva fichar a grandes estrellas y formar un equipo lleno de ellas, no siempre sale bien el experimento. Hay que tener en cuenta muchos factores, así como personalidades de los jugadores y estilos de juego. Lo que todos deseamos es que esta tendencia de formar súper equipos no siga en alza, porque arruinaría por completo el interés en esta maravillosa liga. De momento, podemos disfrutar de una liga dónde, aunque menos que antes, las estrellas están repartidas para hacer esta competición la más interesante y peleada del mundo del baloncesto