Los Spurs ponen el 2-0 a golpe de triple

Como si la línea, en vez de a 6,75 metros, estuviese a  4,60 del aro, y la de 4,60, a 6,75. Como si el aro fuese más grande al tirar desde lejos que desde cerca. Ésa fue la noche para los San Antonio Spurs en el segundo partido de la serie (97-114) que les enfrentaba a unos prometedores Portland Trail Blazers que sin embargo han acudido a Texas como un vulgar sparring que apenas podía devolver los golpes de San Antonio, que una vez superado el susto de la eliminatoria contra los Mavs parecen navegar a toda vela hacia una nueva final de conferencia y, por qué no, hacia otra final de la NBA.

Los Blazers, uno de los equipos más impresionantes de la primera ronda de los PlayOffs, que hizo de los Rockets una banda de amigos, que han hecho el mejor año que se recuerda en la ciudad hipster por excelencia -con permiso de Brooklyn- desde los Clyde Drexler y compañía, desde el equipo que le jugaba de tú a tú a los Lakers de Shaq y Kobe para acabar siempre tendido en el ring, no han tenido capacidad siquiera para competir en las dos primeras entregas de una serie que se presuponía apasionante, pero que nadie se extrañaría ahora si terminara 4-0.

Si en el primer round -por seguir con el vocabulario de boxeo- fue el banquillo texano el que, con Bellinelli (19 puntos), Mills (10) y Baynes (10), más la estelar actuación del genial Tony Parker (33 puntos y 9 asistencias) privó a los de Terry Stotts de plantearse en algún momento llevarse el partido, en la segunda entrega, celebrada en la madrugada del jueves al viernes, fue el aluvión de triples el que rompió el partido. Y eso que los Blazers plantearon un partido más serio desde la defensa, con ayudas que no permitieran al base francés hacer y deshacer cuanto él quisiera. Pero los Spurs no son sólo Parker, Duncan o Ginóbili, y con un 12/20 desde el triple castigaron el celo defensivo que Stotts había puesto sobre estos jugadores.

Así, en un segundo cuarto que comenzó con un Boris Diaw desatado, los locales se fueron hasta los 41 puntos con cinco triples anotados, del 26-29 al 51-70. 41 puntos en un cuarto, casi nada. A partir de ahí, Batum, Lillard y en ocasiones Matthews y Aldridge (6/23 en tiros de campo) remando contracorriente, buscando un más difícil todavía que nunca se llegó a dar, porque con el 91-99 y cinco minutos por jugar aparecieron, por este orden, Diaw, Leonard y Ginóbili para, cada uno con un triple, finiquitar el encuentro y mandar la serie a Portland, pasando del mencionado 91-99 a un casi definitivo 93-110.

Kawhi Leonard, madera de estrella

Mención especial para Kawhi, majestuoso como en sus mejores actuaciones, con 4/4 en triples para 20 puntos y máximo anotador de su equipo. No se habla lo suficiente de este joven, quizás por, a pesar de su difícil historia personal, no ser un ego de los que estamos tan acostumbrados a ver en esta liga, o por haber demostrado que busca más el bien del equipo que el suyo propio, o porque no se prodiga demasiado en los medios de comunicación. Pero en la reconstrucción que más temprano que tarde tendrá que afrontar San Antonio su papel debe ser el de actor principal. Ya basta de su encasillamiento como actor de reparto. Kawhi Leonard tiene todo para ser un superclase y el momento para demostrarlo ha llegado.

Nunca es malo hacer un inciso en un artículo, y menos si es para hablar de este tipo de jugadores, cada vez más escasos en los tiempos del yo por encima del nosotros. Pero ahora la serie se traslada a Portland. Uno de los feudos más difíciles del (salvaje) Oeste, por la animosidad de su afición, por la calidad de unos jugadores que hasta ahora se han visto sobrepasados por un EQUIPO  con mayúsculas, pero que han dejado por el camino a Harden y a Howard, y que sienten que éste es el año. Su año.

Diego González Linaza:
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