Noche de gala en la NBA. New York Knicks recibía a sus casi impuestos rivales, los Brooklyn Nets, en la noche en la que la NBA y todo Estados Unidos rendía tributo a Martin Luther King. Una jornada de fiesta, de ilusión, de buenos propósitos… menos en el Madison Square Garden.
Los Knicks volvieron a caer por cuarto partido consecutivo antes los Brooklyn Nets, que desde el primer minuto parecieron jugar solos. El marcador final (103-80), se queda hasta pequeño para alumbrar el despropósito que volvieron a hacer los hombres de Mike Woodson sobre la cancha, ayudando de paso a aumentar la buena racha de sus vecinos, que suman 7 victorias de los últimos 8 partidos.
Incluso con un Deron mermado que volvió a jugar aunque muy lejos de su plenitud de condiciones, los Nets dieron un repaso a los Knicks. Joe Johnson fue de nuevo el máximo artillero por los de Brooklyn con 25 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias, estando muy bien acompañado por Andray Blatche (19 puntos y 12 rebotes).
Mientras, los Knicks siguieron con su eterna inconsistencia. Sin Stoudemire y completamente fuera de partido, Melo volvió a estar desconsoladamente solo en ataque -26 puntos y 12 rebotes- siguiéndole, pero muy de lejos, el cada vez menos Knick JR Smith (15 pts), a quien Woodson volvió a dar minutos. Los neoyorkinos se quedaron en un 33% en tiros de campo, además de solo dar 13 asistencias por las 25 de su rival.
Nets: esto ya es otra cosa
Por su parte, los Nets consiguieron su séptima victoria en ocho encuentros y parece que se respira otro ambiente. Pese a la baja de Brook López para toda la temporada ya están en puestos de PlayOffs y los jugadores de negro parecen haber encontrado cada uno su espacio dentro del equipo. Garnett vuelve a ser Garnett otra vez, Joe Johnson parece estar devolviendo -al menos mínimamente- lo que cuesta su salario, y Deron ha vuelto sin demasiadas ganas de protagonismo, unos ingredientes que están cuajando y que además cuenta con la baza de los 5 millones de excepción que les llegó debido a la grave lesión de López. Es decir, tienen 5 millones para contratar a alguien o para meterlos en un traspaso en el que no les faltarían interesados.
El ambiente es tan distinto a uno y otro lado del puente de Brooklyn que hasta se nota en el aspecto de sus entrenadores. Woodson parece cada vez pintar menos dentro del organigrama Knick, habiendo perdido todo ese carácter que le dio avales al suceder a D’Antoni, mientras que Jason Kidd ha rejuvenecido literalmente varios años. Tal es el caso, que el exjugador ha decidido dejar a un lado los trajes negros que solía lucir, para empezar a vestir camisas más informales apartando además la corbata, quizá porque Prokhorov ya no le aprieta tanto.