Ya ha pasado un mes desde que diera comienzo la temporada regular de la NBA 2013-2014, allá por el 29 de octubre, y las dudas sobre el rendimiento de Los Ángeles Lakers se van disipando. De ser considerado como un equipo que no tenía opciones de entrar en PlayOffs ha pasado a entrar en la pelea por entrar entre los ocho mejores de la Conferencia Oeste; una pelea más encarnizada que nunca.
Los Lakers han sobrepasado el primer mes de competición con un bagaje más que postivo: se encuentran con balance de nueve victorias y nueve derrotas, a sólo una victoria de los puestos que dan acceso a PlayOffs. Todo ello sin la estrella del equipo, Kobe Bryant, que ha anunciado que podría regresar el día 6 ante Sacramento, y sin un Steve Nash que cada día que pasa tiene más pinta de exjugador de baloncesto.
Si hay un factor que está siendo importante para la marcha ‘laker’, por encima del resto, es la aportación de los jugadores que salen desde el banquillo. De los 18 partidos jugados, el banquillo angelino se ha impuesto al banquillo rival en 17 de ellos, promediando una media de 47.7 puntos por partido, mientras que el banquillo rival no pasa de 28 puntos, casi veinte menos.
Gran culpa de esto la tienen jugadores de los que no se sospechaba que pudieran rallar a este nivel. Nick Young, que tras varios partidos como titular ha pasado a salir desde el banquillo, promedia 14.2 puntos, sólo una décima por detrás del máximo anotador del equipo, Pau Gasol (14.3). Jordan Farmar, después de su periplo turco, ha aprovechado la ausencia de Nash y está alcanzando unos promedios de 9.2 puntos y 4.4 asistencias, mientras que Xavier Henry está alcanzando su madurez como jugador en Los Ángeles, llegando a los 9.2 puntos, con grandes porcentajes, en menos de 20 minutos por encuentro. Además, el rendimiento de Wesley Johnson y Jordan Hill (17.3 puntos entre ambos) implica una rotación bastante larga, en la que se reparten mucho los minutos (ningún jugador llega a los 32 por partido).
Pero las buenas noticias no llegan sólo desde el banquillo. Jodie Meeks ha dado un paso adelante al pasar los 13 puntos en anotación, con unos porcentajes que están rozando el 50%, y Steve Blake, además de anotar con facilidad (10 puntos) dirige de forma notable al equipo, repartiendo hasta 7.7 asistencias. Gasol, que ha mejorado sus promedios con respecto al curso pasado (14.3 puntos y 9.9 rebotes), aún está lejos de un rendimiento acorde con su salario, si bien es cierto que va mejorando día a día.
Sin embargo, la asignatura pendiente de los Lakers está en la defensa. En este momento, son el tercer equipo que más puntos recibe por partido, un total de 102.9 por encuentro. El juego anárquico que proponen estos Lakers, con posesiones cortas y muchos contraataques, propicia grandes anotaciones. Pero si a ello le sumamos que los equipos entrenados por Mike D’Antoni nunca se han caracterizado por su gran defensa, nos sale como resultado de la ecuación el dato mencionado anteriormente: los Lakers son la tercera peor defensa de la liga.
Con todo, estos Lakers son una de las grandes sorpresas de la liga. Con un juego vistoso (tanto para aficionados como para rivales) han conseguido que las posiciones de PlayOffs no se vayan muy lejos. La principal duda sobre los angelinos es cómo afectará la vuelta de Kobe Bryant al equipo. Sin duda, por la cantidad de balón que aglutina Kobe, varios jugadores verán su protagonismo reducido con su vuelta. La duda es si eso será beneficioso o no para el juego del equipo. Probablemente, dependa del estado de Bryant a su vuelta.
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Falta de consecuencia tras falta de consecuencia en la construcción del discurso.