Los Celtics, de herederos de la corona a cuestionables aspirantes

Los Boston Celtics no han estado pasando por su mejor arranque de temporada este año, con un récord de 21-14 que decepciona y mucho sabiendo que este año Gordon Hayward ha vuelto. A continuación, analizamos los factores que están provocando este nivel tan bajo en la franquicia de los verdes.

17 de junio de 2010. Se jugó en el Staples el séptimo partido de las Finales de la NBA entre Celtics y Lakers, el doceavo enfrentamiento por el campeonato entre las dos franquicias más laureadas de la historia. Este partido, que se disputó en el Staples y que fue ganado por los angelinos, fue el último partido de unas finales que han disputado hasta la fecha los Celtics. Tras años de fracaso y trades, con un breve período de tanking, consigue formarse una base de jugadores que, tras la marcha del Big-3, consigue volver a los playoffs en 2015. A partir de ese momento, los verdes no han parado de crecer.

Verano de 2018. Después de una tremenda actuación de los Celtics sin Irving ni Hayward, los Celtics llegan a las Finales de Conferencia, donde les esperan los Cavs de LeBron. A pesar de ser los Cavaliers con peor roster desde la vuelta de LeBron y que los Celtics se consiguieron poner por delante 2-0 y 3-2, el rey consiguió imponerse a los mermados Celtics y conseguir el billete para las Finales. A pesar de la derrota, los fanáticos de Boston no podían estar más contentos por el esfuerzo puesto por el equipo y, sobre todo, porque las expectativas para la siguiente temporada estaban muy altas, pues con la reincorporación de Irving y Hayward las cosas solo podían ir a mejor. Además, se consiguió renovar a Marcus Smart en un contrato que lo mantendrá en Boston durante los próximos 4 años, por lo que la base del equipo del año pasado se mantuvo, asegurando una química alta y pocas posibilidades de problemas en el vestuario. Todas las opiniones apuntaban a que los Celtics reinarían este año en el Este tras la marcha de LeBron a LA. Uno de las mejores plantillas de la NBA, junto a uno de los mejores entrenadores y GM´s del mundo y una de las bases de fans más leales del mundo. Los ingredientes perfectos para imponer una dictadura en el Este durante años.

Nada más lejos de la realidad. Los Celtics han pasado por un mal rato en este comienzo de temporada, con un récord de 21-14, estando fuera del Top-3 del Este, lugar donde desde luego deberían estar con la plantilla y staff técnico que posee el equipo. Lo que si que todo el mundo tiene claro es que el problema no reside en la falta de talento o de jóvenes prometedores, pues en ambos aspectos Boston está más que cubierto. Sin embargo, parece haber indicios de que la convivencia en el vestuario no es tan buena como se pensaba, sino que podría haber un claro caso de lucha de egos que estaría mermando al equipo en la cancha. A continuación, analizamos los principales déficits de estos desilusionantes Celtics.

PROBLEMAS EN ATAQUE

Este es probablemente el más obvio y a la vez desconcertante. En un equipo en el que cuentas con Kyrie Irving, Gordon Hayward, Al Horford, Jayson Tatum y Jaylen Brown, entre otros, parece que el último problema que vas a tener va a ser anotar. Pues bien, aunque si bien las cosas han mejorado, sigue siendo notorio como en algunos partidos los pupilos de Stevens tienen grandes dificultades para encarrilar canastas consecutivas.

El principal problema en ataque es que, así como el año pasado la filosofía de Stevens de compartir la pelota se impuso a cualquier ego, esta temporada las cosas están cambiando. Cada vez vemos más 1 contra 1 con lanzamientos punteados que, a pesar de no ser mala opción teniendo en cuenta que el equipo cuenta con una élite en el tiro, los lanzamientos no terminan de entrar, y eso se refleja en un 45.1% en tiros de campo, uno de los peores de la liga. Además, esta filosofía les está llevando a ser de los equipos que menos penetra en la zona y, como consecuencia directa de esto, son el segundo equipo de la liga que menos tiros libres intenta por partido (19.8 por encuentro).

Y es que el individualismo de este equipo es un hecho constatado, hasta el propio Kyrie lo ha resaltado recientemente. Y es que, a pesar de jugadores como Smart o Horford, que han visto como sus estadísticas han caído en picado en favor de un mejor funcionamiento colectivo en la pista, hay ciertos jugadores que no han aceptado esto, y es precisamente el próximo punto a hablar.

LUCHA DE EGOS EN EL VESTUARIO

Siempre que se forma un super equipo, el principar «pero» es la posible competencia que se pueden hacer entre sí los jugadores para obtener mejores números noche tras noche. Y a pesar de ser en el escenario menos esperado, se ha dado en Boston. Y esto viene precisamente de la post-temporada del año pasado. El éxito rotundo del que gozaron los jóvenes Celtics les subió la moral, quizá demasiado, y al encontrarse de nuevo a Kyrie y Hayward en pista, parece que en vez de aceptar su rol de secundarios frente a las dos estrellas, han querido mantener el pie en el acelerador y mantenerse a su nivel. El jugador que más destaca en este caso es Jayson Tatum, que no ha querido verse eclipsado por su retorno y quiere mantener su nombre en boca de todos. Esto, si bien beneficia al hype que hay alrededor de él y de su figura, ha dañado en unas cuantas ocasiones al equipo.

Pero no solo él, sino que tanto Jaylen Brown como Rozier han bajado considereblemente sus prestaciones y porcentajes por querer seguir jugando como si fuesen las primeras opciones cuando, claramente, no lo son. El primero se ha visto relegado al banquillo debido a su errático comienzo de temporada, pasando de 14.5 puntos y un magnífico 46.5% en tiros de campo y 39.5% en triples a unos olvidables 11.4 puntos en un 40.9% en tiros de campo y 27.1% en triples. En el caso de Rozier, ha pasado de 11.3 puntos en la que parecía la temporada en la que se había destapado, a retroceder a 8.5 puntos.

Pero no solo ha sido el ego de los jóvenes revolucionarios el que ha explotado, sino también el de un jugador en particular, Kyrie, Y si bien es uno de los mejores jugadores del planeta y parece lógico que un jugador como él, campeón de la NBA y múltiples veces All Star lidere una franquicia llena de talento joven, a veces el base sobrepasa los límites. No hay que malinterpretar mis palabras, Kyrie Irving es un excelente líder y bajo su capitanía el equipo seguramente llegue a numerosos éxitos, pero el caso es que ya no solo han sido salidas de tono con la prensa o con los fans, como el caso de f**k thanksgiving o cuando lanzó una pelota a los fans de Denver, sino también se ha revelado que, en el descanso contra los Mavs, Kyrie y Brad Stevens mantuvieron una acalorada discusión.

Algo hay que darle a Irving, y es que ha sacrificado su éxito personal y sus estadísticas en beneficio de un mayor juego en equipo. Sin embargo, esto fue más notorio el año pasado, pues en esta temporada ha habido partidos en los que Irving ha ido claramente a aumentar sus estadísticas, algo que si bien es entendible, hay que limitar para evitar derrotas inesperadas.

BRAD STEVENS, DE CAPA CAÍDA

Parece casi irónico criticarlo cuando hace nada he dicho que es de los mejores entrenadores del mundo, pero merece un toque de atención visto lo visto. Y esto lo digo porque sí, sigue siendo un gran estratega y diseña jugadas finales mejor que nadie, pero está fallando en lo más básico: las rotaciones.

Su trabajo parecía muy fácil en cuanto al quinteto inicial, un claro Irving, Brown, Tatum, Hayward y Horford que aseguraba rendimiento con el equilibrio entre experiencia y juventud. Sin embargo, las cosas no fueron tan sencillas y tanto Brown como Hayward han tenido un inicio muy lento esta temporada. El primer cambio que hizo el entrenador de los Celtics fue quitar a Gordon de inicio, para que se volviese a adaptar al ritmo de juego tras un año de parón, y poner a un Marcus Morris que ha empezando de manera pletórica. El otro cambio realizado ha sido más forzado, y es poner a Smart de inicio por Jaylen Brown, debido a que este último se había lesionado y Smart aportaba esa energía y garra que le faltaba al equipo. A día de hoy, el quinteto sigue igual y funciona bastante bien, pero el problema ya no radica ahí. Stevens ha sido criticado por dosificar demasiado a jugadores como Irving o Morris, en un estado espectacular, en partidos apretados y dar demasiados minutos a jugadores cuya aportación es discutible en ciertos encuentros, como es el caso de Theis, Ojeleye o Yabusele.

Vale, Brad ha hecho cosas mal, pero tampoco hay que crucificarlo. Su talento como entrenador es innegable y sigue siendo una de las piezas clave de los Celtics. Las características remontadas de los Celtics no son por arte de magia, sino por la estrategia que Stevens es capaz de diseñar durante el primer tiempo y aplicar en el segundo, como recientemente se ha visto contra los Grizzlies. A pesar de ello, ha empezado bastante mal la temporada y debe remontar sus altibajos si quiere que Boston sea, como está destinado a ser, el rival a batir del Este.

FALTA DE ESFUERZO

Es el más notorio para cualquier fan de los Celtics y, a la vez, el más hiriente. Cualquier aficionado al baloncesto sabe de primera mano que es complicado ver a tu equipo perder por falta de talento, por falta de química o porque tu equipo, simple y llanamente, no da la talla. Pero en lo que todos estamos de acuerdo es que, sin lugar a dudas, como más duele ver perder a tu equipo es por falta de ganas de jugar. Y esto lo estamos viendo día a día los que seguimos a los Celtics.

Vamos a dejar una cosa bien clara. Jugar para Boston Celtics no es jugar para un equipo cualquiera, es jugar para la franquicia más grande de la historia del baloncesto y una de las mejores en toda la historia de los deportes. En el TD Garden han jugado leyendas como Larry Bird, Bill Russell, John Havlicek, Robert Parish o Paul Pierce, y en esta cancha han perdido Michael Jordan, LeBron James, Kobe Bryant, Wilt Chamberlain o Kareem Abdul- Jabbar. Los aficionados de esta franquicia han visto 17 veces el título de campeones de la liga ser alzado y 17 banners cuelgan del techo del estadio. Portar la camiseta verde es sinónimo de grandeza, de esfuerzo, de dedicación, de sufrimiento, de historia pero, sobre todo, de éxito. En definitiva, para cualquier jugador de la NBA el poder representar la franquicia de los Celtics debería ser un orgullo, pero algunos parecen no compartirlo.

Hay excepciones, claro, como Marcus Smart, que es desde luego la viva imagen de los valores que todo aficionado de Celtics defiende con orgullo, y día a día el jugador ve correspondido el esfuerzo y ganas puesto en la cancha con el amor y respeto que los fans de los verdes le brindan. Y es que los aficionados de los Celtics, los que más veces han visto ganar a su equipo, son los primeros en reconocer el esfuerzo de sus jugadores y aplaudirles tras una derrota y animarles para el próximo reto. Pero lo que nunca perdonarán es una derrota por falta de esfuerzo, de ganas o de pasión. Porque hay 29 franquicias más en las que uno se puede permitir el lujo de jugar sin pasión, y quizá ser perdonado por ello, pero no aquí, no en el TD Garden, no con la camiseta de los Celtics.

Lo único que se le pide a los jugadores de los Celtics es compromiso y esfuerzo, no éxito. Porque no siempre se puede ganar y sí, este roster está plagado de talento y es de los mejores de la liga sin duda, pero la derrota es aceptable, pues la NBA es muy competitiva, y los Celtics tienen mucho futuro y pueden esperar para ganar. Pero los aficionados estamos disgustados, no por perder, pero por la manera en la que lo hacemos. Solo pedimos ganas, y mostrar respeto por todo lo que representa la camiseta que llevan.

Dicho esto, las cosas pueden cambiar y de aquí a unos meses podríamos ver a los Celtics brillar de nuevo y competir contra Raptors y Bucks por una plaza en las Finales de Conferencia. Habrá que esperar y ver como Stevens y los suyos intentan cambiar una situación que, si bien no es grave, no es la esperada para un equipo de este calibre.

 

Iago Figueira: Fan de los Celtics desde la época de Pierce, escribo como hobbie.
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