Más de 70.000 personas abarrotaron el Lucas Oil Stadium de Indianapolis para ver cómo la Universidad de Duke se alzaba con su quinto campeonato de la NCAA, el quinto también del ya leyenda Mike Krzyzewski, en un partido que tuvo de todo, y que como en cualquier final de película, acabó con remontada (68-63).
Los Badgers de Wisconsin resistieron y demostraron por qué sorprendieron a los invictos Kentucky Wildcast en semifinales. Porque si de cada final de la March Madness toca extraer un coloso, el de este año deberá ser Frank Kaminsky (21 puntos, 12 rebotes) el ala-pívot y hombre orquesta (además de showman) de los suyos, que se las apañó para retener hasta que pudo la eficacia de unos Blue Devils donde el futurible número 1 del próximo Draft, Jahlil Okafor, no tuvo su mejor noche por problemas de faltas.
En lugar de Okafor -que sí que anotaría dos canastas fundamentales en la recta final del partido-, el caballero resplandeciente de los ahora campeones fue el base Tyus Jones, que hasta ahora aparecía como un top-20 de la próxima camada, pero que después de ponerse los galones con 23 tantos y capitanear la remontada de su Universidad bien llamará al atención de varios equipos NBA.
Sam Dekker, el otro hombre que todo el mundo quería ver en esta final por Wisconsin, no tuvo tampoco su mejor noche, dejando solo a Kaminsky en la pelea por mantener la fugaz ventaja que su equipo mantuvo durante la primera parte del encuentro.
Se cierra así un nuevo círculo universitario. Una nueva locura de marzo tan fugaz como trepidante que, de nuevo desde 2010, vuelve a poner la corona al proyecto paciente y seguro de la Universidad de Duke y, por consiguiente, al renombrado Krzyzewski. Ahora llega el tiempo de hacer las cábalas hasta el draft, un sorteo que de nuevo, este 2015, vuelve a ganar papeletas para ser de paladar fino.