El fin de semana del 17 al 19 de Febrero se celebra en Nueva Orleans la edición número 66 del partido de las estrellas de la NBA. Esto es sinónimo de espectáculo. Es sinónimo de grandes estrellas, de famosos en primera fila, de nuevos modelos de zapatillas, de hashtags en Twitter y de hip-hop. Sin embargo, todo esto no significa obligatoriamente que sea sinónimo de buen baloncesto. Al menos no desde hace un tiempo.
Muy atrás quedaron los tiempos en que el All Star era uno de los partidos más esperados del año por los aficionados. Un partido que nunca tuvo en la defensa su punto fuerte, pero en el que podíamos ver a los mejores jugadores del planeta enfrentados con ganas de demostrar que eran mejores que ese tío que les defendía, o que su Conferencia era más fuerte que la contraria.
Pero en la última década los niveles de intensidad de este partido han decaído hasta niveles que han llegado a preocupar a la propia liga. En los últimos años son frecuentes largos minutos de jugadores andando mientras alguien lanza un ‘alley oop’ o se juega un triple desde media cancha. El escandaloso marcador final de 196-173 de la edición pasada fue el punto de inflexión definitivo de la conversión de uno de los mejores partidos del año en una ‘pachanga’ absoluta.
Por aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor, y para quitarnos el mal sabor de boca de las últimas ediciones, vamos a recordar algunos de los All Stars que, quizá no fueron los mejores (o sí), pero sí algunos de los más competidos.
Los Ángeles 1972:
En Febrero de 1972 se produjo una de las mayores reuniones de talento que se haya juntado jamás. Hasta 16 futuros ‘Hall of Famers’ se reunieron aquella noche en el Forum de Inglewood (además de Nate Archibald, quien no pudo disputar el partido). Y hasta 18 de los 28 jugadores seleccionados promediaron aquella temporada más de 20 puntos por partidos (y entre esos 20 no estaba gente como Wilt Chamberlain, Oscar Robertson o Dave Cowens, también presentes en la cita). Casi nada.
Si bien los aclamados ‘alley oops’ actuales no se veían aun, e incluso los simples mates sólo se producían de cuando en cuando, esto no restaba espectáculo al partido. Las penetraciones de Frazier o Robertson, las suspensiones de West o Havlicek,o los ganchos de Jabbar o Cowens, todo esto mezclado a un alto ritmo, eran razón más que suficiente para disfrutar del partido.
A pesar de un comienzo dubitativo de ambos equipos, pronto se metieron en el partido. Sobre todo el equipo del Este, que a base de defensa y contragolpe, especialmente con Walter Frazier y Jo Jo White, conseguían en el segundo cuarto una cómoda ventaja de diez puntos y se iban al descanso con un 64-54 a su favor.
Como curiosidad podemos ver cómo, cada vez que Kareem tocaba el balón, el que en un futuro sería su público durante tantos años le abucheaba sin piedad, como gran estrella que era en ese momento de los Bucks, gran rival de los Lakers en la Conferencia Oeste.
En la segunda parte el Oeste reaccionó de la mano de Hawkins y Walker, mientras Haywood ponía el espectáculo. Al final del tercer cuarto el Oeste ya mandaba en el marcador 84-87. Jerry West se encargaba de que esta tónica no cambiase en el último cuarto y, cuando a falta de unos pocos minutos su equipo ganaba 96-105, parecía que todo estaba decidido.
Pero faltaba el momento de Havlicek. En un par de minutos el jugador de los Celtics conseguía reducir la ventaja hasta que, a falta de 11 segundos para el final, el Este empataba el partido a 110.
Pero cuando en el campo hay un jugador al que apodan ‘Mr. Clutch’, siempre queda algo que contar. Jerry West recibía el balón en su campo a falta de 9 segundos, cruzaba la pista ante la defesa de Frazier, y anotaba un gran tiro en suspensión sobre la bocina que daba el triunfo al Oeste por 110-112.
Con la anotación muy repartida, esta jugada le daba el MVP a West, que terminaba con 13 puntos y 5 asistencias. Havlicek y Frazier eran los máximos anotadores del partido con 15 puntos.
Salt Lake City 1993:
Pocos meses después de que en los Juegos Olímpicos de Barcelona se reuniese el que probablemente haya sido el mejor equipo jamás visto en un cancha de baloncesto, todos estos jugadores, más algunos otros que perfectamente podían haber estado allí (y que un año después estarían en el ‘Dream Team II’) como Shaquille O’Neal, Dominique Wilkins o Joe Dumars, se volvieron a reunir en el Delta Center para ofrecernos uno de los mejores All Stars que se recuerdan.
Si a unos jugadores que se conocen a la perfección y en uno de los mejores momentos de sus carreras le añadimos el aliciente de una sana pero enorme rivalidad (como se vio en el mítico entrenamiento anterior a los JJOO de Barcelona), sólo podía dar como resultado un grandísimo partido competido hasta el último minuto.
Cada balón en la zona hacía saltar chispas entre Robinson y O’Neal, Olajuwon y Ewing, Barkley y Pippen. Cada suspensión de Jordan era contestado con un triple de Majerle. Cada robo de Thomas era seguido por una asistencia de Stockton. Con este panorama no es de extrañar que ningún equipo consiguiese alejarse en el marcador en todo el partido.
Incluso en una entrevista a Michael Jordan a pie de pista durante el segundo cuarto, un periodista le preguntaba cómo era posible que en el primer cuarto de un All Star hubiese habido hasta tres violaciones del reloj de posesión. Ante una pregunta parecida Karl Malone contestaba: “queremos ganar”.
Con estas mínimas diferencias, cuando a falta de 30 segundos el Oeste se conseguía poner cinco puntos arriba, parecía que podía ser definitivo. Pero una buena defensa del Este, liderados por Jordan y Mark Price, tanto en ataque como en defensa, conseguía empatar el partido. Tim Hardaway fallaba la última posesión y el partido se iba a la prórroga.
En el tiempo extra ambos equipos cargaron el juego en sus hombres grandes. Ewing por el Este y Malone y Barkley por el Oeste. El partido siguió igualado hasta que un triple de ‘el gordo’ ponía una diferencia de seis puntos que ya sería insalvable a pesar de los esfuerzos me MJ.
El marcador final era de 130-135. Jordan terminaba como máximo anotador con 30 puntos mientras que los ídolos locales, Stockton y Malone, compartían el premio al MVP con 9 puntos y 15 asistencias y 28 puntos y 10 rebotes respectivamente.
Washington D.C. 2001:
El MCI Center de Washington fue el pabellón elegido para albergar el que, para muchos, es el último gran All Star. En la capital del estado seguramente se llegó a un punto máximo en una imaginaria gráfica de la relación intensidad/espectáculo.
Kidd, Bryant, Garnett, Webber y Duncan fueron los elegidos por el público para representar al equipo del Oeste, mientras que Iverson, McGrady, Carter, Anthony Mason y Antonio Davis lo eran en el Este.
Desde el comienzo se pudo ver la intensidad de los jugadores, conscientes del carácter festivo del partido, pero determinados a llevarse la victoria. Así, en los primeros minutos del partido podíamos ver varias contras cortadas, un gran tapón de McGrady a Bryant en un ‘fadeaway’ y otro de Duncan al propio McGrady en una contra clara. Incluso llegábamos a ver a Garnett protestar al árbitro un ‘goaltending’ que él consideraba un tapón legal.
Pero esto no convirtió al partido en menos espectacular. La dirección de Kidd y las conexiones entre Garnett y Kobe ponían el punto festivo en el Oeste, mientras que en el Este lo hacían la habilidad de Iverson y, sobretodo, la potencia de un Vince Carter que nos dejaba varios mates que perfectamente podrían haber ganado el descafeinado concurso del día anterior.
El equipo del Oeste tomaba la iniciativa desde el comienzo con un parcial de salida de 11-0 y conseguía mantener una distancia en torno a los 15 puntos durante todo el primer cuarto.
En los últimos compases del segundo cuarto, unos buenos minutos de Carter y Sprewell conseguían acercar al Este a tres puntos a falta de 30 segundos, pero un par de canastas de los jugadores interiores del Oeste y un triple final desde su campo de Kidd ponían el 61-50 al descanso.
En la reanudación, Larry Brown, competitivo como siempre, salió únicamente con dos de los titulares, cosa poco habitual en un All Star, para compensar más al equipo. Pero no le salió bien, ya que la diferencia se disparó hasta los 19 puntos al final del tercer cuarto.
Cuando faltaban nueve minutos para el final del partido y con el Este 21 puntos abajo, comenzaban las apuestas por ver quién sería el MVP entre los jugadores del Oeste.
Sorprendentemente, a partir de aquí, el equipo del Este fue un vendaval que, de la mano de Carter, los triples de Stackhouse y, sobre todo, la actuación de un Iverson que anotaba 14 puntos sólo en el último cuarto, conseguía empatar el partido a 100 a falta de tres minutos.
Con un 104-105 para el Este se entraba en un último minuto y medio espectacular. El duelo entre Kobe Bryant y Stephon Marbury, con tres canastas del primero, contestadas por dos triples del segundo, ponía el punto final a un gran partido que terminaba con la remontada final del Este por 110-111.
Mutombo declaraba tras el partido: “Fue como un partido por el campeonato. He estado en partidos All Star en los últimos siete años y nunca había visto nada parecido”.
Allen Iverson era nombrado MVP con 25 puntos y 5 asistencias.
Estos son sólo algunos ejemplos de cómo el espectáculo no está reñido con la intensidad. Podíamos haber hablado también de cuando Paul Westphal, en 1971 lideró la victoria del Oeste por un punto con dos canastas y un robo en los instantes finales. O de 1982, cuando Larry Bird anotó 12 de los últimos 15 puntos de su equipo para darle la victoria al Este por dos puntos. O de la remontada y la prórroga de 1987, con un Chambers en plan estelar a pesar de llegar para suplir la baja de Ralph Sampson. O muchos otros.
Esperemos que las nuevas generaciones que llegan a la liga recuperen este carácter competitivo del All Star. De momento, tendremos que conformarnos con disfrutar al menos de todo lo que rodea al partido.