De nada sirvió el arreón inicial de Indiana, que quería viajar a Miami con la ventaja de pista en su mano, al ponerse 12-20 en los primeros minutos de juego. Ni tampoco el hecho de que el díscolo Lance Stephenson jugase uno de los mejores partidos que se le recuerdan en PlayOffs, con 25 puntos, 7 asistencias y algunas de las acciones más espectaculares del encuentro, como el extraño buzzer-beater que protagonizó al final del segundo cuarto.
Todo esto no tuvo efecto en el partido porque enfrenta había dos señores que acumulan cinco anillos entre los dos; jugadores de tal calidad que la NBA de los últimos años no se entiende sin su participación, sin su influencia en el juego. LeBron James (22 puntos) y Dwyane Wade (23), el último con más mérito aún por sus sempiternos problemas de rodilla en los últimos años, se encargaron de solucionar la papeleta que tenían los Heat de verse por primera vez en mucho tiempo con un 2-0 en contra en la eliminatoria. Y es que entre ambos anotaron 22 de los 25 puntos que Miami consiguió en el último cuarto y así mandar la eliminatoria a Florida con clara ventaja para los bicampeones.
Indiana, por delante durante muchos minutos del tercer cuarto y algunos del último, no fue capaz de seguir la disciplina defensiva impuesta por los Heat, algo que se notó en ambas canastas, pues su estrella, Paul George, tuvo una noche aciaga de cara a canasta (4/16 en tiros de campo). A pesar de la clara mejoría de Roy Hibbert (12+13), los Pacers no pudieron llevar el partido a su terreno, esto es, el juego interior, entre otras razones porque David West tampoco hizo su mejor encuentro, con 5/16 en tiros de campo.
La serie viaja ahora a Miami, que será testigo en la madrugada del sábado al domingo y del lunes al martes, ambos a las 2.30 hora española, del tercer y cuarto encuentro de la serie. Una victoria visitante significaría un golpe en la mesa de los Pacers, a los que hasta ahora nadie ha tomado demasiado en serio debido a sus problemas intestinos. Su reválida, el sábado, en Miami.