“Thrilla in Manila” o más bien en Oakland, así podría titularse el final de una de las batallas más épicas jamás vistas en la NBA. El equipo del 73-9, del MVP unánime y de toda una plantilla plagada de talento y agresividad a partes iguales; frente a la legión del Rey, el equipo que pasea por el Este y con la historia en su contra, una historia que ha revertido con una hazaña sin precedentes.
Nadie, absolutamente nadie, había dado la vuelta a un 3-1 en unas Finales de Playoffs. Hacerlo ya suena descalabrado, imagínense en unas Finales… Ahí es donde reside la verdadera magnitud de este título para los Cavs, que entran en la historia por la puerta más grande de todas. LeBron hizo posible esa remontada con un triple doble que no se veía en un 7º partido de las Finales desde James Whorty en 1988, sin olvidarse de las monstruosas Finales, rubricadas con el triple decisivo, que han hecho que Kyrie Irving entre en la súper élite de la liga como un cohete.
Sin alejarnos de la figura de James, hay que destacar su dominio aplastante en esta serie. La temporada pasada ya hizo números de superhéroe, comprensibles tras quedarse sin sus dos principales escuderos, Love e Irving, pero en esta ocasión con ellos al lado, los números han seguido siendo legendarios. 29,7 puntos, 11,3 rebotes, 8,9 asistencias, 2,6 robos y 2,3 tapones. Dominador en todas las facetas. Ha acabado como máximo anotador, reboteador, asistente, taponador y ladrón de ambos equipos, algo jamás visto.
También se une a un selecto club de jugadores con al menos 3 anillos y 3 MVP de las Finales, junto a Jordan (6), y Shaq, Magic y Duncan con 3.
El propio LeBron, dijo tras hacerle entrega de su tercer MVP de las Finales, que la diferencia de este título con los dos de Miami era “que estaba en casa” y ese fue el motivo del regreso del hijo pródigo a su Ohio natal hace dos temporadas, llevar un título a una ciudad que llevaba 53 años sin saborear las lindes de un campeonato en cualquiera de las 4 grandes ligas, fueron los Browns de la NFL los últimos en lograrlo.
Los Warriors quizá hayan sucumbido a unos Playoffs mucho más trabajados que los Cavaliers, los datos son evidentes: 24 partidos de los de la Bahía, por 21 de los de Ohio. Y además, como ya acusaron los ahora campeones durante la temporada pasada, los Warriors han tenido que lidiar con la baja de Bogut los tres últimos partidos, y la sanción de Green en el 5º. Nada de ello sirve para ensombrecer un título bien merecido por Cleveland, ya que si nos paramos a pensar podríamos preguntarnos: ¿Qué hubiese pasado en la Final de 2015 con un Irving y un Love sanos?
Lo único claro es que tras unos años pasando de cabeza en cabeza, la corona de la NBA vuelve a su Rey. LeBron ha vuelto, y ahora tras cumplir su promesa quizá quiera conquistar otros territorios, porque el reino de Cleveland puede quedar en manos de un príncipe llamado Kyrie Irving.