Lakers 2014-2015, una temporada marcada por la incertidumbre

Los Angeles Lakers son, indiscutiblemente y año tras año, uno de los equipos más atractivos y que más expectación despierta entre aficionados, analistas y medios de comunicación deportivos. Ya sea por que se postula como claro favorito al título, por el hecho de ver con la camiseta oro y púrpura a las más rutilantes estrellas del baloncesto, habitualmente atraídas por las brillantes luces de Sunset Boulevard y las amplias playas de Malibú, o por el morbo que supone la posibilidad de ver fracasar a un equipo “grande” ante un dudoso proyecto deportivo.

[dropcaps round=»no»]L[/dropcaps]os Lakers 2014-2015 entrarían dentro de este tercer supuesto. El de las dudas que despierta un equipo que estrena entrenador. Un equipo que se ha mostrado incapaz de atraer a grandes estrellas justo el verano en el que más abundancia de ellas hubo en la agencia libre. Dudas muy razonables sobre un equipo que, tras la marcha de Pau Gasol, deja como único referente a un Kobe Bryant que, a sus 36 años, no juega un partido oficial desde el mes de diciembre y que ha sufrido dos lesiones graves en las dos últimas temporadas.

La RAE define incertidumbre como falta de certidumbre. Una certidumbre es una certeza. Y la definición de certeza según los académicos es: conocimiento seguro y claro de algo, sin temor a errar. Los Lakers de la temporada 2014-2015 ofrecen pocas certezas y grandes dosis de incertidumbre en casi todos los aspectos. Y digo casi, porque hay uno en el que si ofrecen una certeza casi absoluta, no ganarán el anillo la próxima temporada.

La incertidumbre sobre el porvenir de estos Lakers se resolverá, como ya sucediera la temporada pasada, en el límite entre el desastre y la medianía. La temporada pasada tocó desastre. Un desastre que encontró justificación en la ausencia de Kobe Bryant, las lesiones de Pau y la lamentable dirección desde el banquillo de Mike D`Antoni, pero que tratándose de una franquicia históricamente ganadora, acabar con el peor récord desde que el equipo se mudara a Los Angeles en 1960, supuso un desastre difícilmente justificable.

La temporada 2014-2015, aunque se presenta tan llena de dudas como la anterior, son ciertamente dudas más amables. Ya sin D`Antoni, sin Pau, que eligió Chicago a pesar de tener una buena oferta de renovación, y con Kobe de vuelta, la directiva laker tiene claro que la próxima será una temporada de transición. En L.A. no se tankea, como ya ha dejado claro en repetidas ocasiones Mitch Kupchak, pero el principal objetivo y el más realista teniendo en cuenta el gran nivel que presenta una vez más la Conferencia Oeste, es dejar trabajar a Byron Scott para que saque provecho y haga encajar en el equipo a algunos de los jugadores con más futuro de la plantilla, como los rookies Julius Randle y Jordan Clarkson, además de gestionar otros asuntos de calado como el papel y los minutos de Kobe Bryant en el equipo y recuperar el mejor nivel de veteranos venidos a menos como Carlos Boozer o Steve Nash y de recién llegados como Jeremy Lin o Ed Davis. Para lograrlo, Scott tiene por delante una temporada sin apenas presión. Superar los registros de la pésima temporada pasada es el único objetivo de obligado cumplimiento. Pelear hasta el final por meterse entre los ocho primeros en una conferencia en la que la temporada pasada el octavo clasificado consiguió 49 victorias sería una buena temporada, y por plantilla algo factible. Y Clasificarse holgadamente para playoffs significaría que todo ha salido a las mil maravillas y que Kobe ha estado en modo Kobe. Cualquiera de estos dos últimos supuestos serían válidos para ratificar en su puesto a Byron Scott y para dejar satisfecho a  Mitch Kupchak hasta el próximo mercado de agentes libres.

Kobe Bryant, también una incógnita

Otra de las cuestiones que suscitan un alto grado de incertidumbre en estos Lakers es qué Kobe Bryant vamos a ver la próxima temporada. Que su nivel va a ser alto esta fuera de toda duda y es otra de las escasas certezas absolutas que ofrecen los Lakers 2014-2015. La duda radica en su estado físico tras superar varias lesiones y sobre todo en qué versión de Kobe Bryant vamos a ver.

Kobe ha visto partir este verano rumbo a Chicago, además de a un gran amigo, a su último gran socio para la consecución de un anillo de campeón, Pau Gasol. Al lado del pívot español consiguió reinventar su juego, de voraz anotador a estrella entregada al equipo capaz de aportar en todos los aspectos del juego, para jugar tres finales consecutivas, del 2008 a 2010 logrando el título en las dos últimas.

La última vez que Kobe se encontró en una situación parecida a la actual, sin ningún socio de garantías en la plantilla con quien alcanzar cotas realmente altas, fue en 2004 tras la marcha de Shaquille O`Neal, con quién había compartido vestuario desde su llegada a la liga en 1996 y con quién consiguió levantar el trofeo de campeón hasta en tres ocasiones. Desde 2004 y hasta el fichaje de Pau Gasol en 2007 pudimos ver al Kobe Bryant más anotador e individualista de su carrera. Es cierto que no tenía demasiadas alternativas ante la poca calidad existente en las plantillas de aquellos años, y también es cierto que los aficionados disfrutamos de algunas de las exhibiciones anotadoras más increíbles de la historia de la NBA, como los 81 puntos que anotó frente a Toronto Raptors en 2006 o los 62 puntos anotados frente a Dallas Mavericks en 2005 sin jugar un solo minuto en el 4º cuarto. Pero Kobe sabe que así no se ganan campeonatos. Por eso, tras la llegada de Pau en febrero de 2007 fue capaz de cambiar su estilo de juego, haciendo de todo y todo bien, anotar, asistir, defender y sobre todo liderar buscando el beneficio del equipo y con el objetivo inamovible de ganar títulos.

La plantilla actual de los Lakers, aunque formada por ilustres veteranos y jóvenes talentosos con ganas de demostrar cosas, no da para competir por el anillo. Kobe, jugador inteligente como pocos, lo sabe. Y aunque su ADN ganador permanezca intacto, encara las que con toda probabilidad sean sus dos últimas temporadas como profesional inmerso en un equipo en proceso de reconstrucción y con escasas posibilidades reales de ganar el campeonato en el corto plazo.

Ante esta perspectiva, uno de los pocos alicientes que le quedan tras una carrera plagada de éxitos y coronada con 5 anillos de campeón, es divertirse jugando al baloncesto. Sin presión por ganar anillos, sin aspiraciones de MVP, sin el permanente calor de los focos. Simplemente disfrutar al máximo en sus últimos años de carrera y de paso hacernos disfrutar a todos los aficionados al baloncesto, que apenas lo hemos hecho las últimas dos temporadas y que empezamos ya a notar una extraña sensación de desasosiego ante la cercanía de su retirada.

A Kobe no le queda nada por demostrar y nada se le puede reprochar. Está en todo su derecho de dedicarse, si así lo desea, a seguir amasando puntos y superar en la lista de máximos anotadores históricos a Michael Jordan, en un último guiño a quien fue siempre un espejo donde mirarse y en quien encontró una motivación extra por superar sus marcas. Aunque tratándose de Kobe Bryant y  ante la maravillosa incertidumbre sobre su futuro y el de los Lakers, tampoco se puede descartar que acabe consiguiendo otro anillo de campeón antes de retirarse.

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Juanfran De Haro: Contador de historias, reflexiones y más about NBA

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