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La silenciosa marcha de Deron
Parece que asistimos a la despedida de Deron Williams en Brooklyn. Se le terminó el crédito en el Barclays center y ahora busca prestamistas por Sacramento.
Deron Williams es un tipo que siempre ha hecho ruido en la NBA. De alguna forma u otra, cada uno de sus movimientos siempre se ha seguido con lupa y se ha visto envuelto en amplias dosis de polémica.
Tras aburrirse de su paso por Utah en un proyecto que no daba el paso adelante necesario para luchar por un anillo en la NBA, y en el que chocó en más de una ocasión con el mítico Jerry Sloan, Deron Williams sorprendió al mundo al decantarse por un gris equipo como los New Jersey Nets.
Allí volvió a suspirar por grandes metas, por anillos y compañeros mostrando una indolencia en la pista y el vestuario que le buscó nuevos problemas con el equipo técnico. A Deron no le gustaba el filete.
Uno de esos personajes odiosos que pide una y otra vez que le pasen el steak por la plancha y acaba haciendo venir al chef para decirle que la carne está pasada y no se la piensa comer. Y tal cual, se levanta y se marcha a su triste morada a acariciar a un gato de nombre francés.
Entonces era Cuban el que suspiraba por los brazos del elegante base y no escondía que le quería en su equipo. Una auténtica falta de respeto para un veterano Jason Kidd en su día. Sin embargo, cuando todo apuntaba a su investidura texana, Deron decidió enamorarse de los encantos que Brooklyn y el bueno de Jay-Z le prometían. Es difícil resistirse al encanto de un malote.
Todo era de color de rosas y el castañazo fue de campeonato. El bueno de Avery Johnson, que aparte de haber sido un base muy correcto bajo las órdenes de Pop –además de aventajado alumno- era un gran entrenador. Pero no le gustaba a Deron, y corrió a informar a Mijaíl Prójorov. El millonario ruso le dijo: “No te preocupes” y Johnson pasó a perder su trabajo después de haber sido nombrado entrenador del mes poco antes. Entonces llegó Carlesimo. Misma historia, pero sin carisma.
Después vino Kidd y la historia cambió. Un tipo con tantos bemoles que a pesar de empezar con números bastante peores que sus dos predecesores jamás estuvo en duda. Consiguió aplacar un claro motín de la plantilla para hacerlos parecer competitivos. Y Lionel Harris ha sorprendido aún más y tras un comienzo dubitativo ha sentado a Deron.
Williams no se ha quejado ni se han enfadado. Todo parece una silenciosa estrategia que podría llevar a Williams a Sacramento a cambio de Darren Collison, Derrick Williams y algún jugador o ronda más rumbo a Brooklyn. De ser el carismático Vivek Ranadive me lo pensaba. Porque está camino de tener una plantilla que pueda luchar por Playoffs en el Oeste y puede meter una bomba en el vestuario de los Kings.
La historia real es que a Deron se le ha acabado el crédito. Y Prójorov ha acabado empachado de estrellas. Sus números siempre han sido magníficos. Pero las sensaciones son diferentes. Un tipo que no crea química, que carece de liderazgo y que no pasa por tomar buenas decisiones. Una estrella que ha sido señalada pero con la elegancia que caracteriza al Barclays Center.