El Draft de la NBA 2014 dejó muchas imágenes para la historia, pero ninguna tan emotiva como la que brindó la liga a un chico que cinco días antes de la ceremonia daba por hecho que iba a ser elegido por algún equipo. Isaiah Austin, un pívot de 20 años y 2,16 metros de estatura, desveló a finales de la semana pasada en una entrevista con la ESPN que no se podría presentar al draft. Los médicos le habían diagnosticado una rara enfermedad conocida como síndrome de Marfan que afecta al esqueleto y a los órganos vitales. Algunos podían llevar una vida normal con ella, pero en su caso los médicos fueron claros: su corazón no aguantaría el baloncesto profesional.
Así, con su sueño truncado a escasos cinco días de la cita del Draft en el Barclays Center, la NBA no dudó en invitarle a la ceremonia, donde se le homenajeó con un gran gesto. El comisionado del Draft, Adam Silver, detuvo las elecciones entre los número 15 y 16 para elegir al rookie al que quería draftear la liga: Isaiah Austin.
Visiblemente emocionado, Austin subió las escaleras hacia el estrado envuelto en una atronadora ovación. «Es un ejemplo para todos los jóvenes jugadores que hoy han pasado por aquí», dijo Silver. En su última temporada con la Universidad de Baylor Austin había promediado 11.2 puntos, 5.5 rebotes, 1.4 asistencias y 3.1 tapones.
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