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La NCAA más humana: Chris Duhon
En unos primeros esbozos os hemos querido acercar algunas de las historias más humanas que están teniendo lugar a la NCAA en su interior y de puertas hacia afuera y hemos elegido empezar con la historia de un veterano base de la NBA que aún da guerra.
Abrimos el que será el mes de la NCAA previo al March Madness. Tras alguna intentona de acercaros la prestigiosa competición universitaria, ahora vamos más en serio que nunca y os ofreceremos diferentes historias y análisis sobre la que algunos llaman mejor competición de baloncesto del mundo de cara a la inminente y espectacular March Madness.
En unos primeros esbozos os hemos querido acercar algunas de las historias más humanas que están teniendo lugar a la NCAA en su interior y de puertas hacia afuera y hemos elegido empezar con la historia de un veterano base de la NBA que aún da guerra. Ahora juega en Los Angeles Lakers, pero antes de ser un trotamundos de la competición profesional estadounidense, fue un estudiante e integrante de su equipo de baloncesto de la prestigiosa Duke.
Chris Duhon causó sensación en el instituto Salmen en la región de Slidell, Luisiana, donde pasaría a formar parte del ‘Hall of fame’. El resultón base llegó al panorama nacional, donde formó parte del All-American Team de McDonald’s, logrando además adjudicarse el concurso de triples de dicho evento. Tal escaparate le ofreció la gran oportunidad de su vida, una beca de baloncesto de la legendaria universidad de Duke, de la que ante cualquier duda del lector me declaro fan, y que está situada en la localidad de Durkham, Carolina del Norte.
Comenzó como un más que interesante reserva del base Jay Williams, uno de esos tristes episodios en los que la NBA perdió una posible leyenda. Williams fue elegido número dos del draft de 2002, por detrás de Yao Ming, por los Chicago Bulls donde sólo pudo disputar una temporada debido a un terrible accidente de motocicleta que casi le cuesta la pierna. Afortunadamente pudo volver a jugar al baloncesto en la Liga de Desarrollo, en los Austin Toros cuatro años después.
Duhon acabó siendo una leyenda de los Blue Devils, finalizando como el jugador que más minutos ha disputado (4.813), el que más robos ha conseguido (300), y segundo en asistencias (819). También compartió vestuario con dos grandes jugadores de la NBA como Carlos Boozer y Shane Battier, que le supera en el número de victorias conseguidas en la NCAA. Casualidades del destino, también fue elegido por los Chicago Bulls dos años más tarde que Jay, en un momento bajo de la franquicia en plena era ‘post Jordan’ con Scott Skiles en el banquillo.
Tras su paso por Illinois, Duhon se decidió a firmar por los New York Knicks tras un episodio como agente libre en 2008. Ahí pudo ofrecer su mejor versión en la NBA, promediando 11,1 puntos, 7,2 asistencias y 3,1 rebotes por partido en la temporada 2008-2009 en 79 encuentros. Tras dos temporadas en Manhattan, jugó otras dos bastante más aciagas en unos Orlando Magic que se empeñaban en retener al bueno de Howard. Esta temporada juega de nuevo bajo la batuta de D’Antony en los desacertados Lakers, con números discretos.
«El lema de Duke es que hay que devolver»
Es complicado traducir esa frase dentro del vídeo, ya que el lema es ‘Give-back’. Pero para ello hay que hacer una instrospección en la infancia de Duhon, cuando aún soñaba con el porvenir que tenía por delante. Esas canchas y campos de fútbol del parque de Slidell permitieron a este base ser lo que es actualmente, y como privilegiado que ha sido en la vida, es consciente de la deuda que tiene con la misma.
Katrina arrasó vidas, sueños y miles de viviendas. Slidell no se quedó atrás en la desgracia. Duhon creó una fundación, Stand Tall, que permitió reconstruir los estragos del huracán, como las viviendas destruídas o la rehabilitación de las instalaciones deportivas del pueblo y el instituto.
Luisiana es uno de los estados con mayor criminalidad del país, y los disturbios acaecidos tras el huracán Katrina han elevado los índices al máximo, superando a Detroit. Duhon deja claro en el mini-documental que ese parque era un lugar «seguro» y que fue clave para él en su desarrollo como deportista. Ahora, el bueno de Chris ha dado una oportunidad a muchas generaciones de niños como él, les ha concedido licencia para soñar.