La temporada NBA 2017/2018 no ha empezado bien para los Bulls. Si ya se plasmaba como el equipo con -de lejos- el peor roster y su futurible estrella Zach LaVine fuera de las canchas por lesión durante todavía unos meses, el pasado martes durante un entrenamiento habitual ocurrió algo bochornoso.
Bobby Portis, jugador que afrontaba su tercera temporada en los Bulls (fue seleccionado con el pick en el Draft de 2015) daba dos puñetazos de forma intencionada a Nikola Mirotic, el hispano-montenegrino que acababa de renovar con la franquicia de Chicago. Mirotic acabó con huesos de la cara rotos, en el hospital, y con un cuadro de baja indefinida.
El incidente ha provocado que la franquicia sancione a Portis durante 8 partidos, y es posible que en una calibrada decisión tome la medida de alejarlo de la franquicia. Eso, más allá de las acciones que la NBA pueda tomar de oficio. La pelea se originó al parecer fruto de varios piques que ya arrastraban ambos jugadores, que compiten por un puesto titular en el que también pugna el prometedor rookie Lauri Markkanen. Ahora, con uno suspendido y otro en el hospital, el novato es la única opción para el puesto de 4 de los Bulls.
Según algunas fuentes norteamericanas fue Mirotic el que comenzó el pique, sin embargo, según ha publicado nbamaniacs tras hablar con fuentes cercanas al hispano-montenegrino, esto no fue así. Al parecer, según esta versión, el ambiente ya estaba calentado, y subió de forma extrema cuando Portis sin mediar soltó dos puñetazos a su compañero.
Una actitud injustificable, pero que seguramente tenga raíces en la complicadísima vida de Portis. Nacido en Little Rock, Arkansas, en 1995, Portis se crió en una de las ciudades con mayor índice de delincuencia de los Estados Unidos. Sin embargo, esto no fue el detonante, si no un factor más en una infancia complicada. Una historia de pobreza que ya hemos escuchado en muchos jugadores NBA.
Todo ello lo resumen bien un reportaje publicado por ESPN a finales de 2014, cuando Portis se había convertido en el referente de la Universidad de Arkansas, la de su Estado y la que sentía como suya. Había pasado de promediar un números buenos pero no destacables en su primer año a 17.5 puntos, 8.9 rebotes, 1.4 tapones, 1.2 asistencias por partido. Unos ratios que le valió el salto a la NBA ese mismo verano.
«Los árbitros nos dijeron antes del partido: Será mejor que no lo traigas», contaba en este texto un exentrenador de Portis durante su etapa más juvenil, cuando disputaba partidos en la AAU, una liga de carácter amateur presente en todos los estados de Estados Unidos que tiene entre sus objetivos difundir el deporte para sacar a los chicos de problemas.
Desahuciado y teniendo que defender a su madre
En esta liga también lo entrenó haciendo sus pinitos como coach Corliss Williamson, ex de Sacramento y Philadelphia a caballo entre los 90 y los 2000 y que en 1994 elevó a la Universidad de Arkansas -que después reclutaría a Portis- al campeonato de la NCAA liderando al equipo. Es el único título que tiene a día de hoy esta Universidad. Hoy Williamson es asistente en los Magic.
«Fue una gran inspiración para mí» declaró Portis en referencia a Williamson, un entrenador que al parecer lo supo meter en sus cabales tras sufrir varios varapalos. El primero, tener que verse desahuciado en varias ocasiones con sus hermanos y su madre soltera por problemas económicos y con 15 años, interceder -no sabemos si con la misma fiereza que con Mirotic- cuando un novio de su madre quiso pegarla.
«Me llamó una noche y estaba llorando, me dijo que sentía el aprecio que le tenían los entrenadores», contaba su madre a la ESPN en una de sus noches aún como jugador universitario.
Portis, al parecer, siempre tuvo problemas de competitividad en el vestuario hasta que consiguió hacerse el líder de los equipos en los que estuvo. Era, según describen sus personas más cercanas, una lucha feroz por conseguir triunfar en el baloncesto y sacar a su familia de todo aquello. Una lucha que seguramente le pueda costar su destierro de la NBA ahora. Si los Bulls toman la decisión de apartarlo -seguramente lo más justo- es complicado que otra franquicia vuelva a apostar por él.
Portis ha destacado por sus destrezas en las dos temporadas que ha disputado en la NBA dejando detalles de un jugador con fundamentos y carácter, buena movilidad y un tiro de media distancia eficaz. Sin embargo, su exceso de pisada se ha producido antes de que él llegue a explotar, por lo que es difícil pensar que alguna otra franquicia vaya a apostar por él en el futuro. Una historia triste sin el final feliz que asociamos a los relatos de superación, pero que también ocurren y seguramente con más frecuencia.