Los Golden State Warriors vencieron en la madrugada del martes al miércoles a domicilio a los Indiana Pacers por un ajustado 98-96 en un partido que los de Marc Jackson se complicaron en los últimos minutos del duelo. Un par de pérdidas de la estrella del equipo, Stephen Curry, y la defensa asfixiante de los de Frank Vogel propiciaron que Indiana se acercase en el marcador hasta empatar el encuentro a 96 con un minuto por jugar. Sin embargo, en ese momento Paul George no fue capaz de convertir el triple que les hubiera dado una ventaja casi definitiva, algo que no ocurrió en el otro lado de la cancha, puesto que Klay Thompson pudo encestar por encima de George Hill a falta de 6 décimas para el final del partido.
Aún así, los Pacers tuvieron una última oportunidad de llevarse el partido desde la línea de tres puntos, pero Paul George otra vez erró el lanzamiento. Los Warriors obtuvieron la victoria de una de las canchas más difíciles de toda la liga, pero no sin una sensación algo agridulce. La victoria en el último segundo no debe esconder ciertas carencias de este equipo, que no está rindiendo al nivel que se presuponía de ellos a principio de temporada, entre otras razones por la falta de aportación desde el banquillo, así como por la irregularidad de algunos de los jugadores titulares como el propio Thompson o Iguodala. El último en mostrar esta faceta ha sido Curry, que en los dos últimos encuentros promedia 5 pérdidas, circunstancia que les costó la victoria en Toronto y les complicó la noche en Indianapolis, aunque finalmente pudieran salir indemnes del segundo partido de esta mini-gira por el este.