La NBA siempre se guarda platos contundentes para la jornada de Navidad, y este año, la intención no era distinta. Bulls-Brooklyn, Thunder-Knicks, Miami-Lakers, Rockets-Spurs y Clippers-Warriors era el menú diseñado por Stern para su último 25 de diciembre al cargo de la NBA.
Sin embargo, y pese a ser época de sorpresas, ninguno de los partidos dejó un marcador que resultara especialmente llamativo, o una sorpresa que rompiera la caja en las casas de apuestas, pero sí que nos dejó un partidazo al otro lado de la bahía de San Francisco. Clippers y Warriors ofrecieron en el Oracle Arena un encuentro que tuvo de todo y que acabaron llevándose los de Oakland gracias a un tapón de Klay Thompson sobre Chris Paul en la última jugada del partido, evitando así la prórroga (103-105).
Antes, los Warriors habían impuesto su saber hacer en la pintura gracias a un gran partido de de David Lee, que logró un doble-doble de 23 puntos y 13 rebotes. Pero el partido fueron mucho más que números. Desde que el balón se puso en movimiento se notaba en el ambiente que ambos equipos se tenían ganas. Los dos chicos guapos del Oeste se encontraban en un partido televisado a nivel nacional, y claro, saltaron chispas. Daymond Green fue expulsado después de darle un codazo de estos que dejan marca a Blake Griffin, altercado que calentó aún más el ambiente hasta hacerlo explotar en el momento en que Griffin y Bogut se enzarzaron en una tangana de las elegantes.
El resultado, Bogut sancionado con una falta flagrante y Blake expulsado al recibir su segunda técnica cuando estaba firmando 20 puntos, 14 rebotes y 5 asistencias. Se acabó el cuento de Navidad para los Clippers.
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