Una de esas mañanas que se presumen tranquilas en los Estados Unidos, cuando el mes de julio expira y con él los últimos retazos de la Agencia Libre ha terminado siendo bastante agitada debido a la negativa de Kevin Love de acudir al Mundial de España 2014, que dará comienzo el próximo 30 de agosto. La razón: su «situación actual» según un comunicado de la federación estadounidense de baloncesto, envuelto en rumores de traspaso con Cleveland como principal destino.
Love, que se posicionaba como primer referente interior de la máxima favorita al cetro mundial, no se siente capaz de afrontar el compromiso de España 2014 con las máximas garantías, toda vez que el proceso que podría desembocar con su llegada al estado de Ohio se dilatará por lo pronto un mes más por la firma de contrato de Andrew Wiggins con los Cavaliers, que imposibilita su traspaso durante 30 días.
Este último movimiento del ex de UCLA acrecienta un poco más la incertidumbre sobre su situación en los Wolves. La posibilidad de Love de rescindir el contrato que le liga a Minnesota el próximo verano casi obliga a la franquicia a buscarle una salida si quiere, como mal menor, obtener algún rédito de la segura, tarde o temprano, salida del ala pívot.
Juego interior mermado
La renuncia tiene ya consecuencias directas sobre el juego interior de Estados Unidos, ya de por sí aquejado por las bajas anunciadas en las últimas semanas de jugadores como LaMarcus Aldridge, Dwight Howard o muy recientemente Blake Griffin, que prefiere centrarse en preparar la próxima temporada con Los Angeles Clippers.
De esta manera, seán cuatro los encargados de llevar las riendas de la zona y, llegado el caso, medirse a los hermanos Gasol y Serge Ibaka. Éstos son Kenneth Faried, DeMarcus Cousins, Anthony Davis y Andre Drummond, si bien la presencia final de todos no es segura por la gran cantidad de bases en la preselección y las posibilidades que dan Durant, George o incluso Parsons para jugar de 4.
En cualquier caso, estas ausencias ponen un punto más de emoción a un torneo con un marcado favorito, pero con España opositando a la sorpresa con un juego interior teóricamente superior al estadounidense. A partir del 30 de agosto saldremos de dudas.