Tres tiples dobles en el último mes, y dos de ellos en los últimos 3 encuentros. Con estos increíbles registros, Joakim Noah se ha convertido en el último baluarte capacitado para mantener a flote a los Chicago Bulls. El equipo de Illinois continúa en la cuarta posición de la Conferencia Este en un curso en el que parecía avocado a la zozobra después de la segunda grave lesión de Derrick Rose.
Amparados en su gran defensa y sus agallas, Chicago sigue paseándose por la NBA como un equipo respetable, algo de lo que el principal acusado es el pívot francés. En una época en la que se achaca la falta de grandes cincos, Noah ha reinventado el concepto de hombre grande. No tiene talento, ni movimientos, pero su juego no puede ser más efectivo.
Comandando a los suyos desde la bombilla, esta rara avis que empezó sorprendiendo desde que fuera elegido en el draft -véase su atuendo- se ha convertido en el mejor center pasador del nuevo baloncesto. Solo Marc Gasol representa junto a él esa suerte de nuevo hombre grande que prescinde de la genialidades, que se adapta al partido para hacer a los suyos mejor, y cuyo equipo lo busca cual base para comenzar a encuadrar su ataque.
Ya sea bajando el culo para defender a Harden en el All Star Game, o revolviéndose debajo de los dos tableros de la cancha, lo cierto es que los desmembrados Bulls han vuelto a sorprender a propios y extraños. Estarán en PlayOffs, y habrá temor entre quien les tenga que enfrentar. Sin Deng, sin Rose y con Boozer más fuera que dentro, pero con Noah, ese chico que aprendió viendo a su padre jugar al tenis que en el deporte si te sales del papel que todos te asignan puedes tener más opciones de triunfar. Uno de nuestros ‘locos’ favoritos de la liga al que esperemos ver en poco con un equipo bien avenido alrededor.
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