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Jimmy Butler: ¿Ángel o demonio?
En su intento por salir traspasado, Jimmy Butler ha dividido a un equipo, una franquicia, una afición y a toda la NBA como pocos, por no decir nadie, lo habían conseguido con anterioridad.
Tras un verano post-Kawhi Leonard relativamente tranquilo en la NBA y extremadamente calmado en Minneapolis, la bomba cayó en pleno preámbulo de la pretemporada NBA: Butler deseaba salir de los Timberwolves y deseaba hacerlo cuanto antes.
Removiendo todo lo conocido sobre el proyecto comandado por Tom Thibodeau, Butler quería salir de la disciplina del que hasta ese momento había sido su ‘padre deportivo’ y lo hacía por las bravas, saliendo al panorama mediático con una decisión clara e incluso con una selección de posibles destinos.
Todo hacía indicar que el cambio de destino de Jimmy Butler sería cuestión de horas, pero dos meses después de la petición de traspaso, en los que se han sucedido los tira y afloja con episodios dignos de comedia de los hermanos Marx, Jimmy Butler sigue bajo la batuta de Tom Thibodeau, el máximo valedor de su continuidad.
Mientras Thibodeau sigue intentando un cambio de opinión del escolta a la desesperada, los Timberwolves han comenzado la temporada con su imagen dañada para mucho tiempo y con un vestuario a punto de explotar por los aires.
El caso del posible traspaso de Jimmy Butler ha polarizado a todos los aficionados de la NBA. No hay término medio, o estás con Butler o estás contra Butler pero, ¿es un ángel o un demonio?
Jimmy Butler: el Ángel
Defender a Jimmy Butler supone cargar con todo el peso negativo de esta historia a Tom Thibodeau, tanto en su faceta de entrenador como en la de Presidente de Operaciones de los MInnesota Timberwvolves. Y puede que no falte razón.
El principal bastión de defensa de Jimmy Butler se encuentra en la circunstancia de que, según han apuntado varios medios, el escolta ya pidió salir traspasado al acabar la pasada temporada, cansado de, según las mismas informaciones, la poca competitividad y la actitud de los otros pilares del equipo.
Lo que para Butler fue una petición clara y concisa para Thibodeau, principal valedor del traspaso que le llevó hasta las Twin Cities y por lo tanto persona que se juega mucho con el rendimiento del escolta, fue solo una conversación informal en la que Butler se quejaba de la falta de carácter de su equipo y dudaba sobre su futuro, por lo que para él no había nada que ejecutar.
Con este caldo de cultivo Butler llegó a los prolegómenos de la pretemporada frustrado y sin ver avance ninguno en su petición, por ello convocó a Thibodeau a una reunión en LA en la que le dejó bien a las claras lo que quería: salir traspasado cuanto antes. Además, el ex de Marquette ofreció a Thibodeau tres vías, es decír, tres posibles destinos con los que renovaría al acabar su contrato la temporada que viene: Brooklyn Nets, New York Knicks y Los Angeles Clippers. Todo para conseguir el mejor trato posible para el equipo, que podría recibir más a cambio si el equipo que apostara por él sabía que sería para largo plazo. .
Sin embargo, Tom Thibodeau siguió en sus trece y pidió la luna por él a todos los que se interesaban, e incluso tiró hacia atrás un traspaso casi hecho con los Heat por el hecho de pedir más, llevando al límite de la frustración a Pat Riley. El presidente de operaciones tenía (y tiene) una estrategia clara: poner a jugar a Butler para que vea que el equipo sí puede ser competitivo y así convencerle. Todo, contra la petición que le hizo Butler.
En sus primeras actuaciones ha convertido los abucheos con los que le recibió el Target Center en gritos de ‘MVP, MVP’
Así comenzó la temporada y Butler se metió en la dinámica del equipo a la espera de una solución que a día de hoy parece una quimera. ¿El resultado? El mejor del equipo en los dos primeros encuentros de la temporada, con unas medias de 28 puntos, 7 rebotes y 3 asistencias.
Todo intensidad, convirtió los abucheos con los que le recibió el Target Center en gritos de ‘MVP, MVP’ a medida que avanzaba el primer partido en casa de la campaña. Implicado al máximo con sus compañeros, Jimmy Butler ejerció como el líder que ya fue la temporada pasada, como si nada hubiera ocurrido. Cuando él no estuvo sobre la cancha, los Wolves perdieron y encajaron 140 puntos de los Mavericks.
Así, y cuando su petición parece aparcada por el empeño de Thibodeau de hacerle cambiar de opinión, Jimmy Butler ya ha asegurado que seguirá saliendo a luchar cada noche junto a “sus soldados” con el objetivo de ganar cuantos partidos sean posibles y entrar en Playoffs. Algo que solo parece posible si él sigue en el equipo.
Jimmy Butler: el Demonio
¿Qué han hecho los Minnesota Timberwolves para merecer un trato así? Desde que el pasado septiembre Jimmy Butler transmitiera en privado a Tom Thibodeau e hiciera público a través de los medios su intención de querer salir traspasado, su actitud no ha podido ser más perjudicial para la franquicia y para su imagen.
Tras hacer en junio una petición laxa y que, según las interpretaciones, podía haber sido tomada como un arrebato de frustración tras caer claramente en la primera ronda de Playoffs ante los Houston Rockets, en Septiembre hizo ir de Minnesota a LA a Tom Thibodeau solo para decirle que le buscara un traspaso.
Además, lo hizo llenándose de contradicciones: Pedía el traspaso porque quiere “ganar”, pero afirmó que le interesaban Nets, Knicks y Clippers, equipos que, salvo drástico cambio en las circunstancias, no van a luchar por el título en los próximos años, pero que sí pueden ofrecer un contrato máximo cuando Butler acabe el suyo actual.
Posteriormente se acercó a los Heat, que fueron los que más pujaron por él. Todo esto, con una cascada de informaciones filtradas a los periodistas que no hacían más que bajar su valor en el mercado, perjudicando a su actual equipo. Las altas pretensiones de Thibodeau tiraron por tierra un traspaso que parecía hecho, con Butler yendo a South Beach a cambio de Josh Richardson y una primera ronda.
Butler se enfrentó directamente a Karl-Anthony Towns y a Andrew Wiggins, a los que ridiculizó sin razón alguna
Y entonces, llegó la traca definitiva. Tras no aparecer por el Training Camp de los Wolves, Jimmy Butler se reincorporó a los entrenamientos para preparar la temporada, que estaba próxima a iniciarse, y no lo hizo de cualquier manera: lo hizo a lo grande.
Se enfrentó directamente a Karl-Anthony Towns y a Andrew Wiggins, a los que ridiculizó sin razón alguna insultándoles y buscando el contacto constante con ellos. Gritó a Scott Layden, GM del equipo, que sin él no podían ganar, y para acabar tuvo otro enfrentamiento con Thibodeau. Todo esto en un solo entrenamiento, en el que varios integrantes de la plantilla se marcharon antes de tiempo horrorizados por semejante espectáculo.
Muestra de fuerza o simple pataleta, Butler lo calculó todo de manera que un equipo de ESPN se encontrara en la ciudad para reportar todo lo que ocurría y posteriormente le hiciera una entrevista exclusiva en la que contaba ‘su verdad’. En dicha entrevista explicaba esa petición de traspaso en junio y como se había sentido desde entonces. Todo un teatro para llamar la atención a costa de sus compañeros y de la imagen del equipo.
Desde ese momento, punto álgido de todo el tira y afloja entre Butler y la franquicia y viendo que Thibodeau, pese a las presiones del propietario Glen Taylor para buscar un traspaso, no cedía, Butler se ha dedicado a recular e intentar volver a ganar el favor de la afición de Minnesota.
Declaraciones como que mientras estuviera en los Wolves iba a “dar el máximo” o que no entendía como la gente le podía abuchear son solo alguna muestra de como Butler ha visto como su estrategia no daba resultado y ha intentado recular.
Solo lo que se ve en la cancha le salva. El hecho de ser una superestrella y de jugar como tal hace que la afición le perdone en cierta parte todos sus movimientos que, pese a que tengan fondo de razón, hacen que se diluyan entre las formas utilizadas. Sin embargo, el mal hecho a la plantilla, a la que intentó avergonzar por no estar a su nivel, a la imagen de la organización, a la que ha maltratado, y a la de la afición, con la que ha intentado jugar, no parecen tener perdón.
¿Ángel o demonio? ¿Qué es para ti Jimmy Butler?