James Harden es el único culpable del despido de McHale en los Rockets (aunque él no lo haya querido)

El pasado miércoles los aficionados a la NBA nos desayunábamos con una noticia inesperada. Más allá incluso del mal inicio de los Pelicans o la sorpresa del desmelene de Mario Chalmers nada más llegar a Memphis.

Los Rockets despedían a Kevin McHale tras solo 11 partidos cuando, a pesar de que el equipo no había empezado con buen pie, parecía que no había motivos suficientes para cargarse la cabeza del entrenador. Más aún conociendo su recorrido. El antiguo ala-pívot y compañero de fatigas de Bird en los Celtics había sido renovado las navidades pasadas durante tres años, y a lo largo de las cuatro campañas que dirigió a los Rockets había conseguido un récord positivo de 193 victorias y 130 derrotas.

Era el artífice, en definitiva, de ordenar un equipo conseguido gracias a las llegadas de James Harden (2012) y Dwight Howard (2013) y que funcionaba, en buena medida, más a golpe de mercado -véase los casos Jeremy Lin u Omer Asik- que en base a una planificación estructurada desde los despachos. Sin ir más lejos, las Finales de conferencia que disputó el equipo texano el año pasado fueron las primeras desde 1997. Y en este periodo el equipo había contado con otros proyectos sonados encaminados a ello sin conseguirlo, como el formado por la dupla McGrady-Yao.

Pero parece que esa razón de peso para apartarlo del equipo tras solo once partidos sí que la encuentran los Rockets. Y se llama defensa. El año pasado McHale consiguió repuntar este aspecto del juego en un equipo que ha hecho históricamente del ataque su carta de presentación, y más aún en las últimas campañas, donde ha sido uno de los equipos líderes en tiros de tres puntos intentados.

El curso pasado el equipo texano pasó de ser la franquicia número 12 en eficiencia defensiva (103,1 puntos permitidos por cada 100 posesiones) a la sexta (100.5). Esta temporada sin embargo Houston era el penúltimo en este registro hasta la marcha del entrenador (permitiendo 106.5 puntos por cada 100 posesiones).

No es de extrañar por lo tanto que su GM, Daryl Morey, haya confiado la herencia del equipo al interino, y ya ratificado para todo el curso, JB Bickerstaff, hijo del ex entrenador de Sonics, Wizards, los primeros Bobcats o, de forma temporal, de los Lakers post Mike Brown; Bernie Bickerstaff. Su filosofía de juego, tanto por genética como por sus logros como asistente en el trabajo con Dwight Howard, pasan más por la defensa que por el ataque.

Pero los primeros resultados tras la marcha de McHale es que el equipo no ha mejorado. Dejó el récord con 4-7 y cuando se escribe este artículo marchan con un registro de 5-9 tras perder con los Knicks. El cambio de entrenador tuvo un pequeño efecto inmediato con la victoria ante los Blazers en la prórroga aupados por los 45 puntos de James Harden. El principal culpable -lo quiera o no- de la actual situación del equipo.

Y decimos “lo quiera o no” porque a todas luces con solo tres semanas disputadas no se puede acusar a Harden de nada, pero lo cierto es que de su mal arranque de campaña, o mejor dicho de su irregularidad, han venido estos lodos.

Los Rockets comenzaron la temporada con tres derrotas consecutiva y con ‘La Barba’ promediando 16 puntos y con un 15,6% desde la línea de triple. Horroroso especialmente su segundo partido contra los Heat, donde se quedó en un 0 de 10 desde la larga distancia. Hubo rumores de que lo cazaron la noche anterior de fiesta. Solo los nombramos.

Después, y aún con McHale, los Rockets ganaron cuatro del tirón, con Harden superando los cuarenta puntos en dos de estos partidos y mejorando en ambas noches incluso el 50% de acierto. No lo hagamos largo para no aburrir, pero el resumen es que después los Rockets perderían otros cuatro partidos seguidos con Harden bajando de nuevo sus porcentajes por debajo del 40%. Irregularidad por bandera.

Y así han llegado hasta ahora, con un récord de 1-2 en manos del nuevo entrenador, ya ratificado, y Harden combinando actuaciones por encima de los 40 puntos y otras en las que simplemente, no llega al nivel del año pasado.

No se trata de echar la culpa a Harden porque como muchos otros jugadores sus números son solo eso, números de los primeros 14 partidos de la temporada. Hay que tener paciencia por tanto para volver a ver a uno de los mejores anotadores de la liga. La que no han tenido con el bueno de McHale.

Víctor Millán: Escribo mucho y soy de Zaragoza. Director de Sweet Hoops.

View Comments (1)

Related Post