Isaiah Thomas, a los Nuggets por el salario mínimo: la caída de nuestro bajito favorito

Keith Allison / Flickr

En abril de 2017, hace solo 15 meses, los Celtics se disponían a iniciar los Playoffs como líderes de la Conferencia Este. El equipo de Brad Stevens había conseguido ser primero de su conferencia gracias a un buen trabajo de equipo, pero, sobre todo, a la excelencia anotadora de Isaiah Thomas. El base de 1,75 metros de estatura se había ido hasta los 28,9 puntos por partido, tercer máximo anotador tras Westbrook y Harden, y candidato incluso para algunos a la carrera por el MVP.

El 15 de abril, a las puertas de comenzar los Playoffs, la hermana de Isaiah fallecía en un accidente de tráfico. Era el golpe más duro posible antes de empezar la fiesta, por el hecho en sí, pero también porque afectaba a un jugador que era distinto. Thomas representa en cierto modo el base pequeño, jugón, alocado e impredecible de videojuego con el que muchos niños soñaban en convertirse al jugar al baloncesto. Era la versión en vida de Chicho Terremoto, una versión muy mejorada de Spud Webb o de Muggsy Bogues.

Pero Thomas quiso cerrar la hazaña. Jugó con sus Celtics, que pasaron de ronda en medio del drama, y en segunda ronda se midió contra unos Wizards a los que hizo 53 puntos en un partido. Solo los Cavs de LeBron pudieron frenarlos en las finales de Conferencia.

Por aquel entonces, en medio de la nube y con el público del Garden entregado, Thomas era el ídolo. El jugador acababa contrato en 2019 y se suponía que debían ponerle encima de la mesa una montonera de millones. 200 en cinco años se hablaba. ¿Se lo merecía? Desde luego que sí. ¿Era inteligente confiar el máximo o una suma similar a un jugador tan pequeño? Desde luego que no.

Thomas tuvo a partes iguales los mejores números de la liga en ataque y los peores en defensa. No había que darle muchas vueltas. Era un base de 1,75 contra otros bases como Westbrook, Damian Lillard o John Wall. Mucho más altos y más fuertes. Era, literalmente, un agujero.

¿Era inteligente confiar el máximo o una suma similar a un jugador tan pequeño? Desde luego que no.

Danny Ainge decidió traspasarlo rumbo a los Cavs a cambio de Kyrie Irving en algo que ya se ve como un acierto. Thomas escondía además una lesión de cadera que le apartaría de la cancha varios meses, y que amenazaba con perforar su tren inferior, la única arma física sobre la que se puede sostener el juego de un jugador tan pequeño y explosivo.

En febrero, los Cavs hicieron lo propio y enviaron a Thomas rumbo a Lakers en su traspaso para renovar el equipo por completo. Era su tercera franquicia en menos de un año. Hoy suma una cuarta: Isaiah Thomas acaba de firmar por los Denver Nuggets por el mínimo de veteranos, 2 millones a cambio de un año.

De aspirar al máximo a cobrar el mínimo en Denver

Isaiah Thomas ha tenido que esperar hasta el día 13 de la agencia libre para conocer su destino. Viajará a Denver, donde presumiblemente será sexto hombre tras Jamal Murray. El pequeño base puede aportar muchas cosas al equipo desde esa posición, pero cuesta pensar que no haya tenido más ofertas. En los Lakers, pese a volver por lesión, aún consiguió promediar 15 puntos por partido.

El jugador ha explotado en Instagram tras conocerse la noticia, reivindicando con varias fotos cuando estaba entre los nombres que cotizaban por el MVP. Su caída se puede explicar con argumentos lógicos, pero no deja de ser injusta.

Veremos si Isiaiah vuelve a reponerse o acaba siendo una especie de jugador con ínfulas y descontento. Él ya ha tenido que superar mucho desde que fuera elegido en la última posición del Draft de 2011, y el hartazgo pasa factura. Pero esta historia, sucedida en solo un año, solo puede dejar un regusto amargo, el del camino que ha tenido un jugador que parecía enfrentarse desde su 1,75 contra todos los impedimentos posibles en la cada vez más física NBA, y que ha acabado (de momento) superado.

Víctor Millán: Escribo mucho y soy de Zaragoza. Director de Sweet Hoops.
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