Ahora, sin el ambiente enrarecido, los Clippers deberán tomar por fin los galones que desde hace dos años se le achacan en el Oeste. Chris Paul y Doc Rivers amenazaron con dejar la franquicia si Donald Sterling seguía al frente al principio de la temporada. Pues bien, parece que lo primero que hará el nuevo dueño Steve Ballmer será renovar al entrenador.
Y es que, el culebrón Sterling se puede calificar ya como uno de los asuntos más graves de la historia reciente de la NBA. Todo comenzó cuando el ex propietario durante 33 años del equipo apareció en una conversación filtrada con su novia V. Stiviano reiterando a ésta que no llevara a gente de color a los partidos, llegando a meterse incluso con Magic Johnson en dos ocasiones, la segunda de ellas recriminándole ser portador del SIDA. La NBA se mostró tajante y al día siguiente decretó que Sterling debería vender los Clippers, sin embargo, y a pesar de las ofertas, la venta se dilató con un juicio en el que la antigua mujer de Sterling también intervino.
Finalmente, y con el equipo ya en las manos de su nuevo dueño -quien el año pasado trató de devolver a los SuperSonics a la vida- el equipo volverá a dirigirse estrictamente a lo deportivo, sabedores de que la venta de los Clippers ha sido la más cara de la historia, hasta 4 veces más de los mismo que se pagó este verano en el cambio de manos de los Milwaukee Bucks.
Ahora, y convertidos ya por pleno derecho en el equipo más relevante de Los Angeles por delante de los Lakers, CP3, Griffin y compañía deberán centrarse en llevar al equipo al siguiente nivel, las Finales de Conferencia, ese objetivo que, por unas cosas o por otras, lleva escapándose a pesar de que cada año el equipo se ha reforzado más y mejor para ser un verdadero contendiente por el anillo.