La temporada NBA 2016-2017 supondrá un nuevo récord para el baloncesto español: hasta 10 jugadores jugarán en la mejor liga del Mundo gracias a la llegada de una nueva hornada de tres novatos y el regreso de Sergio Rodríguez.
Como ya hicimos en este artículo con los que debutan (Abrines, los hermanos Hernangómez y el Chacho), buscamos ahora jugadores históricos de la NBA en los que podrían mirarse los españoles en función del rol que tienen que afrontar. Allá vamos:
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Pau Gasol / Robert Parish:
El catalán ha ganado prácticamente todo lo que se puede ganar en su deporte, pero eso no quiere decir que se haya cansado de hacerlo. A sus 36 años, después de haber vivido una época dorada con los Lakers (dos anillos) y unos posteriores años de frustración (tanto en su etapa final en LA como la de Chicago), ha decidido intentar un último asalto al título fichando por uno de los aspirantes del Oeste, los San Antonio Spurs. Algo similar a lo vivido en su día por Robert Parish.
El mítico pivot vivió una de las épocas doradas de los Boston Celtics en los 80. Hasta tres anillos llegó a ganar con el equipo verde, siendo una parte importante del mismo. Durante varias temporadas estuvo en números en torno al 20-10, además de más de dos tapones por partido.
Pero estos grandes años dieron paso a años menos dulces, años de transición en los Celtics, e incluso un par de años en Charlotte.
Ya con 43 años, Parish decidió también intentarlo una vez más fichando en 1996 por un equipo muy veterano pero aspirantes al anillo (igual que los actuales Spurs), los Chicago Bulls.
El papel de Pau en estos Spurs será más importante que el que tuvo Parish en aquellos Bulls, pero como él, intentará, a pesar de la edad, poner un broche de oro a su carrera en forma de anillo.
José Calderón / Mike Bibby:
A sus 34 años, Calderón llega a la capital angelina con una clara misión: ser el mentor de una nueva generación de jugadores muy jóvenes, con mucha calidad, pero muy acostumbrados a perder.
Una imagen muy similar a la que se encontró Mike Bibby en Febrero de 2007, cuando viajó de Sacramento hasta Atlanta. Por entonces los Hawks eran un equipo del fondo de la tabla, que llevaba nueve temporadas sin entrar en playoff y que siempre optaba a las mejores posiciones en el draft.
Bibby ejerció de líder, tanto con sus números en la cancha como dirigiendo a una joven generación de jugadores (Josh Smith, Marvin Williams, Hortford, Pachulia…), que serían la base de un equipo que, desde entonces, nunca se ha quedado fuera de playoff.
El español intentará hacer lo mismo con los Russell, Randle o Clarkson. Seguro que en unos años estaremos pidiendo el anillo para LA, pero de momento, veremos si los Lakers pueden empezar por convertirse en un espejo de aquellos Hawks de Bibby.
Marc Gasol / David Robinson:
Dos de los mejores y más dominadores pivots de su época. Grandes defensores. Realizando siempre grandes campañas con sus equipos, cerca siempre de pelear por el anillo pero quedándose siempre a las puertas. Multiples reconocimientos individuales (All Stars, defensores del año, mejor quinteto, Robinson incluso un MVP). Títulos con sus selecciones. Y una lesión.
Ambos sufrieron una lesión en grandes momentos de su carrera. El americano, en 1997, estuvo prácticamente todo el año alejado de las pistas, lo que provocó que su equipo, los Spurs, realizasen la peor campaña de su historia. Pero ‘el almirante’ volvió al año siguiente, demostró que no se le había olvidado jugar al baloncesto y, de la mano de Tim Duncan, consiguió dos anillos en los últimos años de su carrera.
La lesión de Marc fue con la temporada ya empezada y su equipo, por pura inercia, consiguió entrar en playoff, pero sin apenas opciones cayeron barridos en primera ronda. El pequeño de los Gasol parece recuperado de la lesión que le impidió, incluso, jugar los recientes JJOO. Ahora le tocará demostrar que sigue siendo el de siempre.
Es verdad que no tendrá a su lado a un futuro ‘Hall of Fame’ que le ayude, como le pasó a Robinson, pero tiene un equipo en reconstrucción y al jugador con el mayor contrato firmado jamás a su lado, así que ¿quién sabe si en un par de años le veremos con un anillo en su dedo?
Ricky Rubio / Jason Williams:
Desde su llegada a la NBA, las comparaciones entre Rubio y ‘chocolate blanco’ fueron constantes. La magia que desplegaba el de El Masnou en cada jugada nos recordaba al pequeño base de un equipo mágico como eran los Kings del nuevo milenio. Los Kings eran Williams y Williams era los Kings.
Hasta que la magia desapareció. En Sacramento decidieron que el estilo de Williams no era el adecuado para llevar a la franquicia al siguiente nivel y optaron por un base más equilibrado como Mike Bibby. Williams acabó en uno de los peores equipos de la liga: los Memphis Grizzlies.
Parecía que, con sólo 26 años, se había perdido como jugador. Ya apenas si mostraba chispazos de su calidad de vez en cuando y su equipo estaba hundido en el fondo de la tabla. Pero Jason se reinventó. Cambió su registro y paso de un base del ‘showtime’ a un auténtico playmaker.
Alcanzó los mayores números de su carrera tanto en anotación como en asistencias y, de la mano de una joven plantilla, con dos ‘Rookies del Año’ (Gasol y Miller), consiguieron clasificarse para playoff por primera vez en la historia de la franquicia.
Ahora Ricky se encuentra en una tesitura similar. Los Wolves ya se han planteado el traspaso más de una vez, pero le han concedido otra oportunidad. Rubio tiene todos los ingredientes para hacer algo grande. Una buena plantilla joven, dos ‘Rookies del año’ (Wiggins y KAT) y, sobretodo, muchísima calidad.
Veremos si es capaz de reinventarse a tiempo.
Nikola Mirotic / Dirk Nowitzki:
Sí, está bien, en esta comparativa nos ha podido la pasión. Quizá sea un topicazo que en cuanto sale un jugador alto, de raza blanca y buen tirador, se le compare inmediatamente con Larry Bird o con Dirk Nowitzki, pero, que levante la mano quien, al ver por primera vez al hispano-montenegrino, no hizo esa relación en su cabeza aunque sólo fuese un instante.
Es cierto que, hoy por hoy, sería osado por parte de Mirotic usar el espejo de Nowitzki, pero también es cierto que la tercera temporada del alemán en la NBA es en la que dio el definitivo salto de calidad que le situó definitivamente entre la élite de la liga, liderando a su equipo y metiéndolo en playoff tras diez temporadas de ausencia.
Jimmy Butler será quien lidere la nueva etapa del equipo de Chicago, pero tras las bajas de Rose, Gasol y Noah, y con la llegada de uno de los mejores asistentes de la liga como es Rondo, Niko debería convertirse en la segunda opción del equipo (está por ver el rendimiento de Wade).
Del paso adelante que de Mirotic este año dependerán buena parte de las opciones de los Bulls.
Serge Ibaka / Andrei Kirilenko:
La progresión del jugador español, la moda de los ‘big threes’ en la liga y la ilusión por verle en un papel tan importante nos cegó a todos. El ataque de OKC empezaba y acababa con KD y Westbrook.
Y es que es muy difícil estar a la sombra de dos de los mejores de la historia. Poco a poco Serge se ha ido apartando de la primera plana y se ha ido encasillando como especialista (primero del bloqueo y recientemente del ‘catch and shoot’). Pero ahora que la situación ha cambiado tiene que reivindicarse. Como hizo Andrei Kirilenko.
El jugador ruso llegó siendo muy joven a un equipo puntero que contaba en sus filas con una de las mejores parejas que se han visto en la liga: John Stockton y Karl Malone.
Durante dos años estuvo a la sombra de la pareja. Daba muestras de lo que podía llegar a ser. Podía jugar de tres o de cuatro, tenía buena mano y su engañosa delgadez escondía un gran especialista taponador que llegó incluso a liderar la liga en 2005 con más de tres bloqueos por noche.
Cuando en el verano de 2003 la pareja mágica dejó el Delta Center, llegó el momento del ruso. Y lo aprovechó. Lideró al equipo durante varios años hasta que la siguiente generación (la de los Boozer, Okur, Williams, etc.) estuvo preparada para tomar el control del equipo.
Ibaka no ha tenido la suerte de poder quedarse en la misma ciudad y ha tenido que salir. Sin embargo ha llegado a un equipo con buenos jugadores, pero en el que no estará a la sombra de nadie y donde podrá demostrar realmente el jugador que es.