En busca de la felicidad sin Paul George

Indiana Pacers afronta la temporada 2014-2015 con un ejercicio de optimismo tras pasarse la mayor parte del verano sumida en una depresión provocada principalmente por la lesión de larga duración de Paul George, pero también por la sensación de oportunidad perdida con la que se terminó la pasada temporada y la prematura salida, tras no alcanzar un acuerdo entre ambas partes, de Lance Stephenson, un jugador díscolo y polémico pero cuyas aportaciones sobre la cancha le dieron a Indiana el salto de calidad para pasar de equipo pretender a contender.

En este sentido, y aunque en Indianapolis saben que habrá pocas oportunidades como la del año pasado para llevarse el ansiado anillo de campeón, en un estado como Indiana que vive por y para el baloncesto y que, sin embargo, todavía está huérfano del cetro del baloncesto norteamericano, después de la lesión de George las aguas poco a poco vuelven a su cauce. Y es que el alero, aquejado de una lesión por rotura de tibia y peroné producida a primeros de agosto en la concentración de la selección de Estados Unidos, ya ha avisado de que su intención es volver para disputar los PlayOffs.

Sin embargo, la dificultad no radica tanto en que George pueda reaparecer en los próximos PlayOffs sino en que los actuales Pacers sean capaces de terminar en los ocho primeros puestos de la Conferencia Este. Primero, porque los hombres que están llamados a suplir a los dos principales anotadores exteriores (el propio George y Stephenson), estos son, Rodney Stuckey y C.J. Miles, quizás se puedan acercar a los números ofensivos de la pareja del curso pasado, pero ni son un Go-To Guy como lo era George ni están acostumbrados a la exigencia defensiva que Frank Vogel ha convertido en la principal arma del equipo en las últimas campañas.

Y, segundo, porque la clase media en el Este ha subido su potencia, con equipos que han salido reforzados del mercado estival como los Charlotte Hornets, los Detroit Pistons, Washington o los dos equipos de la ciudad de Nueva York, Nets y Knicks. Además, la reciente lesión de George Hill, que no se sabe si podría reaparecer para el inicio de temporada, complica aún más el arranque de estos Pacers.

El paso adelante de Roy Hibbert

Muchas de las miradas en Indiana, ante la ausencia de su principal estrella, estarán puestas en la figura de Roy Hibbert, arquetipo de jugador inconstante, con mente predispuesta a otras muchas cosas antes que al baloncesto y con especial facilidad para tener discusiones de vestuario. Con unas cualidades físicas y técnicas como pocos en la liga, el pívot neoyorquino tendrá que asumir unos galones que hasta ahora reposaban en los hombros de otros jugadores. Los Pacers no se pueden permitir que esté varios partidos sin anotar ni rebotear, como ya hizo el curso pasado.

Para guiarle, qué mejor mentor que David West, todo un veterano de la liga cuya fiabilidad está más que demostrada. A sus 34 años, al oriundo de Nueva Jersey se le escapa el tiempo entre las manos y con él un ansiado anillo, por lo que deberá poner todo su empeño en ayudar a Hibbert a centrarse, no ya para este curso, sino más pensando en los PlayOffs de 2016. Además, los secundarios Scola y Mahinmi aseguran la competitividad del frontcourt con casi cualquier juego interior de la liga.

Con todo, el reto es mayor para uno de los sempiternos candidatos a Entrenador del Año de las últimas temporadas, Frank Vogel, que deberá seguir demostrando que el estatus que le han concedido es merecido. Por lo demás, la temporada de estos Pacers podrá tener dos vías: la primera, la de competir al más estilo Chicago Bulls sin Rose, buscando entrar en los PlayOffs y esperando la vuelta a tiempo del hijo pródigo. La otra, y más factible dadas las circunstancias, al estilo 76ers: tanking persiguiendo una elección alta del draft pensando en 2016. El tiempo y, sobre todo, la evolución de Paul George, decidirá cuál de las dos es la trayectoria a seguir.