Oklahoma City Thunder es una franquicia que a pesar de tener tan solo 6 años de historia ha podido vivir momentos de mayor entusiasmo que otros equipos mucho más veteranos… La finales de 2012, el reciente MVP de Durant… Sin embargo, este domingo el Chesapeake Energy Arena vivió el que puede considerarse desde ya una de las actuaciones más épicas de la década en la NBA. El hispano-congolés Serge Ibaka regresó a las canchas apenas una semana después de que su equipo anunciara que iba a perderse lo que quedaba de temporada. Y lo hizo para marcar las diferencias en el tercer partido de las Finales del Oeste, que tras dos derrotas importantes en los primeros partidos se acabaron llevando los Thunder ante los Spurs por 97 a 106 (2-1 para los Spurs en al serie).
Su fortaleza y temperamento fueron vitales. El ala-pívot cerró una muy buena actuación en los 30 minutos que disputó finalizando con 15 puntos, 7 rebotes, 4 tapones y 1 robo. Un revulsivo considerable desde la defensa que paralizó el hasta ahora inapelable ataque de los texanos. Tony Parker, hasta ahora mejor jugador de la serie, se quedó en 9 puntos y realizó 4 pérdidas de balón, y solo Ginobili (23 puntos desde el banquillo) pudo paliar en algo la desventaja de su equipo.
Con Ibaka en modo regreso de película, Durant y Westbrook volvieron a sus registros habituales: 25 puntos y 10 rebotes para el primero; y 26 tantos, 8 rebotes y 7 asistencias para el segundo.
«En mi carrera he podido ver grandes momentos de la historia del baloncesto, y este ha sido uno de ellos», dijo el veterano Caron Butler en referencia a la vuelta de Ibaka, quien en los primeros 7 minutos del partido dio un recital alumbrado por el extra de motivación que traía consigo. El jugador de origen africano anotó la primera canasta del partido, se llevó la ovación de su público y puso 2 tapones antes de retirarse al banquillo por primera vez. Una fuerza de la naturaleza que OKC estaba echando en falta, y que a todas luces seguirán necesitando para continuar vivos en la lucha por el anillo.