Hubo un tiempo en el que el baloncesto se medía en torno al Atlántico, cuando los Celtics, Knicks y compañía paseaban por la NBA su estatus acompañados de resultados y de un juego capaz de intoxicar la estrategia de cualquier franquicia del Oeste por muy anotadora o espectacular que fuera su propuesta. Pero ese tiempo parece que ha llegado a su fin. La Conferencia Este está sellando en esta temporada 2013-2014 el último capítulo de su particular descenso.
El ratio de victorias de los equipos de la Conferencia en la que están los equipos más antiguos de la liga es el menor de la historia de la NBA. Para darse cuenta del despropósito solo hay que atender a ver que Pacers y Heat son los únicos equipos con un récord positivo. Después, Atlanta lidera desde el tercer puesto un carrusel de franquicias que estarían muy lejos de entrar en PlayOffs si su localización se desplazara al lejano oeste.
Para ser más exactos, los Hawks -con igual número de victorias y derrotas- estaría ahora mismo en el puesto número 10 de la Conferencia Oeste. Hay diferencias en sensaciones y en datos. A la normal diferencia de anotación entre las dos Conferencias se ha añadido este año un hecho que desmitifica una de las señas más arraigadas en el Este. Sus equipos ya no son los que mejor defienden. De entre los 10 primeros en la clasificación de los equipos que tienen un mejor balance defensivo solo hay 4 que procedan del Atlántico -Indiana, Bulls, Miami y Charlotte- por los 8 que copaban esta lista el curso pasado.
Sin embargo, y más allá de datos globales, el verdadero mal del Este surge al ver las enormes diferencias que se han consagrado entre lo dos finalistas del año pasado y el resto de equipos. La lesión de Derrick Rose ha desplazado a los Bulls, tercero en discordia, dejando a Boston, Charlotte, Detroit y Washington los lugares ‘nobles’ dentro de los puestos de PlayOffs.
La decepción de la Big Apple
Pero sin duda alguna la mayor sorpresa -decepción- de la temporada es la que están viviendo los dos equipos de Nueva York. Ni en el peor de los escenarios alguien pudiera haberse imaginado que tanto Knicks como Nets estarían ahora mismo en la cola de la división. Los primeros, arrastrados por el mal endémico que les persigue desde hace un lustro y que les hace pasar de ser un equipo hecho para ganar a un conjunto que hace aguas; los segundos, tras formar la plantilla más cara de la historia, dándose cuenta de que hay algunas piezas que no acaban de encajar.
Pero además, otro de los equipos que han bajado sus credenciales notablemente han sido los Cleveland Cavaliers. Irving y compañía están muy lejos del nivel predicho a comienzo de la temporada. Además, las riñas en el vestuario parecen haberse instalado desde la llegada de Mike Brown, haciendo que la antigua franquicia de LeBron haya puesto el cartel de ‘se vende’ a uno de sus mayores valores de futuro, Dion Waiters.
Al menos hay espacio para las sorpresas
Pese a esto, la Conferencia Este sigue teniendo su miga gracias a un grupo de equipos que se han revelado contra lo predicho. El primero de ellos fue Philadelphia. Los Sixers comenzaron la liga dominando con un 3-0 de salida que rompió todos los pronósticos. Ahora si bien es cierto que este primer subidón se ha venido a menos, otros equipos como los Bobcats -sorprendente tercera mejor defensa de la liga-, la rocosidad de Atlanta, o el buen hacer de los Wizards están posibilitando la entrada de equipos nuevos en la pomada, algo que para bien o para mal, siempre es de agradecer.
El debate ¿Qué hacer con el Este?
En Estados Unidos y en la mayoría de los foros de la NBA se está extendiendo el debate sobre la mala situación del basket del Atlántico. ¿Cuál es la solución? Si bien es cierto que en ella se encuentran multitud de equipos en reconstrucción -Sixers, Celtics, Bucks, Magic…– también es verdad que hay unos cuantos que este verano remodelaron sus plantillas para llegar lo más alto posible – Pistons, Cleveland, y que decir de Nets-.
En el Oeste otros equipos en reconstrucción como los Suns han conseguido salvar bastante bien su inicio de temporada, una circunstancia que ha extendido hasta la mofa la cuestión del nivel del Este. Lo cierto es que más allá de esperar cierta mejoría en algunos de los ‘gallos’ de la Conferencia, y que el Draft y alguna que otra decisión buena en los despachos ponga algo de orden, la Conferencia Este se encuentra anclada en una tierra de nadie de la que parece difícil salir. Con dinero, las cosas no salen, sin dinero, las cosas no funcionan. Un escenario que ya empieza a crear cierto resquemor en las raíces de la misma liga, donde están viendo la diferencia de oportunidades para entrar en PlayOffs entre una y otra conferencia como una próxima barrera a derribar. Hay muchas cosas que mejorar, sin embargo, el Este nos sigue dejando duelos sorprendentes, como la pasada victoria de los Knicks en el duelo de la Gran Manzana, y la posterior paliza monumental que recibió en casa ante los Celtics. Y es que, pese a todo, nadie podrá acabar con la tradición de los duelos del Este.