El día que Jordan cambió el Basket por el Béisbol

[dropcaps round=»no»]H[/dropcaps]ace 20 años, el 4 de marzo de 1994, Michael Jordan cogía por primera vez un bate de béisbol en un partido profesional. La imagen confirmaba el drástico anuncio que la estrella de los Bulls había hecho apenas 6 meses antes, a pocos días de empezar la temporada NBA. 

«Siempre he dicho a la gente que me conoce que cuando perdiese la motivación, las ganas de demostrar algo como jugador de baloncesto, sería el momento de retirarme», dijo Jordan en una insólita rueda de prensa que conmocionó al mundo del deporte. ¿Cómo podía el mejor atleta del planeta querer retirarse a los 30 años después de hacer historia logrando 3 anillos consecutivos de campeón? Las razones de Jordan eran muchas, y no carecían de peso.

Desde su salto a la cima mediática con el escaparate de los Juegos de Barcelona mediante, el escolta de los Chicago Bulls había dejado de ser el mejor jugador de baloncesto de su generación para convertirse en el foco de todo el entramado de la prensa norteamericana. Sus canastas se repetían mil veces en cientos de televisiones del mundo gracias a la internacionalización de la competición, pero además, su vida privada también empezaba a ser carne de rotativa. Sus supuestas adicciones al juego y los excesos que de los que se le acusaba hicieron que poco a poco el hombre se acabara viendo devorado por su propia imagen. Jordan ya no amaba lo que había creado.

Pero la gota que colmó el vaso no llegó desde una cancha de baloncesto. El 23 de julio de aquel verano de 1993 Estados Unidos amanecía con la noticia de que el padre del número 23 había sido asesinado. James Jordan había sido encontrado en un arroyo de Carolina del Norte con una bala en el pecho. El esclarecimiento de aquel suceso nunca llegó a conocerse del todo. Se dijo que Jordan padre fue víctima de un robo que se les fue de las manos a los dos asaltantes posteriormente detenidos -que se llevaron el Lexus que le había regalado su hijo- pero también se dijo que su muerte fue una mala consecuencia de un intento de secuestro. De una forma u otra, la trágica muerte de su progenitor fue el detonante definitivo para que Michael Jordan, ya por aquel entonces 3 veces MVP, dejara las canchas para probar fortuna en el deporte con el que más disfrutaba su padre, el béisbol.

Y ahí llega el momento que nos devuelve al primer instante de nuestro relato. Jordan aprovechó la buena relación que mantenía con el propietario de los Bulls, Jerry Reinsdorf, dueño también de los Chicago White Sox, para conseguir un contrato como agente libre con el mítico equipo de la MLB.

‘Air’ realizó la temporada con los White Sox con el número 45 a la espalda dando la razón a los que pensaban que todo aquello no podría salir demasiado bien. En su debut, hace 20 años, Jordan fue eliminado dos veces tras errar en el bateo. La revista Sports Illustrated recogía 10 días después todos la inquina posible de almacenar durante esos días en un artículo que se titulaba ‘Déjalo, Michael’ y que exponía la palabra ridículo sin tapujos.

Tras esa portada y unos cuantos entrenamientos más, los White Sox mandaron a Jordan a un equipo de las ligas menores, a los Birmingham Barons, donde el ya ex jugador de baloncesto se exprimiría, aunque sin llegar a conseguir mejorar un porcentaje de bateo bastante cuestionable (0.22%).

Como hubiera ocurrido de haber pasado al revés, la prensa y la opinión pública criticaron que Jordan ocupara un lugar que otros miles de aspirantes más válidos que él deseaban. No les faltaba razón. Pese a la competitividad del mejor jugador de baloncesto de la historia, ni siquiera las largas horas extras de entrenamiento que los testigos aseguraban que pasaba en la jaula de bateo consiguieron que el bate copiara la síntesis que mantenía el balón con Jordan.

Los motivos y sentimientos del jugador durante todo aquel año quedaron reflejados posteriormente en un documenal de la ESPN titulado ‘La Decisión de Jordan‘: «Al final descubrí mi realidad: Soy un jugador de baloncesto, eso es todo lo que soy y para lo que sirvo. Cuando me di cuenta de eso fue como volver a la vida y recuperar la felicidad. Nada más importa», reconocería el jugador, que el 18 de marzo de 1995 regresaría a jugar con sus Chicago Bulls con aquel ya icónico fax de dos palabras: ‘I´m Back’. Luciendo el 45 que llevaba en el béisbol debido a que el 23 había sido retirado tras su adiós, Jordan comenzaría a poner las primeras piedras del segundo three-peat que, ahora sí, acabaría revelándonos al que es considerado uno de los mejores deportistas de la historia.

Víctor Millán: Escribo mucho y soy de Zaragoza. Director de Sweet Hoops.

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