Ya de por sí estaba siendo un verano más movido de lo esperado, con muchos acuerdos cerrados en las primeras horas de mercado y con jugadores de un perfil medio firmando contratos de superestrella. Pero lo que ocurrió con DeAndre Jordan hace unos días hace que este período de agencia libre pueda ser recordado durante muchos años.
Jordan se comprometió con Dallas Mavericks días después que se abriese el mercado, el jugador pactó un contrato de 4 años a razón de 80 millones tras unas largas negociaciones lideradas por Chandler Parsons, amigo suyo y que trató de convencerle de que Dallas era su mejor opción. También Mark Cuban, Donnie Nelson y Dirk Nowitzki, el cual acortó sus vacaciones para visitar al pívot, han tenido una gran implicación en torno a esta operación. El jugador parecía no estar a gusto con los Clippers, se hablaba de problemas de relación con Chris Paul y que quería un papel más protagonista en ataque para llegar a ser un All-Star, además de que nació en Texas. Todo ello eran motivos más que suficientes para cambiar de equipo y elegir a los Mavericks, y así fue en un principio.
Tras anunciarse que Dallas y Jordan tenían un acuerdo cerrado, surgió un efecto dominó en los hombres altos que estaban en el mercado como Robin Lopez, LaMarcus Aldrige, Enes Kanter o Roy Hibbert. El equipo que dirije Rick Carlisle se centró en conseguir a DeAndre y tras él lograron convencer a Wessley Mathews, ellos dos eran el plan A de los texanos y parece que por una vez el verano podía sonreírles tras haberse desprendido de Rondo, Ellis, Chandler o Aminu.
El problema es que hasta el día 9 de julio la NBA no permite que se hagan oficiales los acuerdos y se estampen las firmas de los jugadores en sus nuevos contratos, en este tiempo las dudas volvieron a atormentar al mastodóntico pívot y cogió el teléfono para llamar a Doc Rivers y comentarle la situación. Ahí los Clippers vieron una opción real de poder retener a Jordan cuando ya lo daban por perdido. Un día antes de que se pudiesen firmar los contratos una comitiva del conjunto de Los Ángeles liderada por Steve Ballmer, Doc Rivers, Blake Griffin, Chris Paul y Paul Pierce llegó a la casa de DJ para tratar de convencerle y que diera marcha atrás a su pacto con los Mavs. Mientras tanto Cuban y Parsons trataron de impedir esta reunión pero llegaron tarde a la fiesta, la cosa ya pintaba demasiado mal y más cuando Jordan no respondía a las llamadas de un Cuban desesperado. La noche no acabó aquí, porque antes de esto varios jugadores utilizaron emoticonos y fotos polémicas por Twitter haciendo ver que estaban viajando para tratar de seducir a un DeAndre del que se dice que es fácilmente manipulable, y esto derivó a una auténtica guerra entre jugadores por las redes sociales.
Llegaron las 12 de la noche del día 9 y DJ firmó un contrato con los Clippers por 4 años y 88 millones, tirando por tierra su palabra y reputación. También salen salpicados unos Clippers ya de por sí bastante odiados por sus artimañas en la cancha y su prepotencia fuera de ella. Aunque ellos estarán poco preocupados, pues con la vuelta del pívot forman un equipo aspirante al anillo.
Esta jugada no solo puede hundir un proyecto deportivo a corto y medio plazo para Dallas, sino que puede servir como precedente para que se den más casos de jugadores que se comprometen verbalmente con un equipo para luego cambiar de opinión. Está claro que los acuerdos verbales sirven de poco o nada, más que para ilusionar a los aficionados o poder planear otros movimientos en base a ese, pero también es cierto que la liga siempre da unos días para reuniones y lograr esos acuerdos y que luego puedan ser firmados. Por tanto la acción de Jordan me parece lamentable y una autentica falta de respeto a una institución y a unos personajes tan grandes como Nowitzki, Carlisle o Cuban.
View Comments (0)