Stan Van Gundy llegó a Detroit con la esperanza de devolver la ilusión a la ruidosa afición de los Pistons tras cinco temporadas sin alcanzar los PlayOffs y habiendo perdido la esencia de los “Bad Boys” que les hizo campeones en 2004. Van Gundy volvió así a la NBA tras dos temporadas alejado de los banquillos después de una exitosa etapa con Orlando Magic, que les llevó a disputar unas Finales en 2009 contra Los Angeles Lakers.
El entrenador asumió el cargo y además exigió el despido de Joe Dumars para ser Presidente de Operaciones; poder absoluto.
Pero la temporada empezó de la peor manera posible, con un récord de 5-23 y las ajustadas americanas que luce Van Gundy, haciéndose cada vez más pequeñas. A pesar de la plena confianza depositada en él, el crédito se iba acabando, así que Stan decidió cortar a Josh Smith, una estrella venida a menos que parecía no encajar en el sistema de juego. Un movimiento sorprendente, ya que Detroit no sacaba nada a cambio por un jugador bastante aprovechable. Pero el tiempo le ha dado la razón, desde entonces lograron una racha de 7 partidos seguidos ganados solo cortada por unos imparables Atlanta Hawks, su mejor racha desde hace 5 años, y dejando en la cuneta a contenders como: Cleveland Cavaliers, San Antonio Spurs o Dallas Mavericks, y aunque aún no han alcanzado puestos de PlayOffs, van lanzados a por ello.
A nadie le debería sorprender la marcha de estos Pistons si echamos un ojo a su plantilla, ya que cuentan con una de las mejores parejas interiores de toda la liga: Greg Monroe y Andre Drummond y con un base eléctrico como Brandon Jennings. Ellos son los 3 pilares fundamentales para los de la Motown, que tras la salida de Smith han mejorado notablemente sus números. Tras ellos aparecen jugadores como : Caron Butler, D.J. Augustin, Caldwell-Pope, Kyle Singler, Jodie Meeks o Jonas Jerebko.
Van Gundy ha conseguido cohesionar a toda la plantilla y definir un estilo de juego donde todos tienen algo que decir, basada en la intimidación atrás de sus “dos torres” y la velocidad y tiro exterior de su potente backcourt.
Veremos si tan solo se trata de un acelerón donde el motor se pare a pocos metros de la meta o si de verdad han vuelto a rugir los “Bad Boys” en la Motor City.