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El arcaico origen del triple
¿Qué sería del baloncesto sin los tiros de tres puntos? Actualmente estamos acostumbrados a verlo como un componente natural del juego con jugadores como Ray Allen, Reggie Miller, por supuesto Stephen Curry o yéndonos un poco antes, Larry Bird, siendo los máximos exponentes de la distancia. Pero sabemos que esto no siempre fue así ¿En qué momento y como se crearon los triples?
¿Qué sería del baloncesto sin los tiros de tres puntos? Actualmente estamos acostumbrados a verlo como un componente natural del juego con jugadores como Ray Allen, Reggie Miller, por supuesto Stephen Curry o yéndonos un poco antes, Larry Bird, siendo los máximos exponentes de la distancia. Pero sabemos que esto no siempre fue así ¿En qué momento y cómo se crearon los triples?
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El viernes 13 de octubre de 1967 se celebraba en Oakland el primer partido de la historia de la ABA, la mítica liga de los setenta que competiría en espectacularidad y prominencia con la mismísima NBA. Sus colores, afros, y mates auguraban una nueva época en el baloncesto. En aquel primer partido los Oakland Oaks vencerían a los Amigos de Anaheim por 134 a 129. Un resultado abultadísimo fruto de la aparición de la línea de tres puntos sobre el parquet de la nueva liga. El base de los Amigos, Les Selvage, sería el máximo triplista del choque con cuatro aciertos.
Sin embargo, esta no fue ni mucho menos la primera aparición de la línea de tres puntos en la historia del baloncesto. Nuestro deporte ha ido mejorando sus reglas y componentes año tras año fruto de un furibundo proceso de prueba-error que ha llevado al juego a ser el espectáculo multitudinario que es hoy en día. Desde las reglas básicas de Naismith hasta nuestros días han sido muchos los nombres perdidos que han provocado la evolución del basket. Y Herman Sayger es uno de ellos.
Probaturas y reticencias
De origen alemán, Herman Sayger tuvo una vida ligada al baloncesto. Después de lograr 113 puntos en un partido como jugador de instituto (récord vigente en el Estado de Indiana por delante de hombres como Larry Bird u Oscar Robertson), durante la década de los veinte recorrió varios banquillos de instituto con una idea dentro de la cabeza: revolucionar las reglas establecidas del basket para lograr un juego más alegre y anotador. Tras varios experimentos un tanto extraños como dotar a cada equipo de la capacidad de anotar en la canasta que deseara, en 1932 siendo entrenador del instituto de Tiffin organizó el primer partido registrado con una línea de tres puntos.
Este nuevo experimento de Sayger no pasó de una pura prueba, pero aquella línea colocada a 7,60 metros del aro ya había hecho su primera aparición sobre el parquet. Sin embargo, no sería hasta 1945 cuando la línea de tres recuperara su condición para entrar por primera vez en una competición de importancia. La NCAA, laboratorio de las grandes ligas durante toda la historia, probaría durante un único partido los tiros de tres puntos en el encuentro disputado entre las universidades de Fordham y Columbia, el 7 de febrero de 1945 delante de un millar de espectadores.
La medida, motivada para disminuir el gran protagonismo que los hombres altos estaban tomando en el juego gustó a aficionados pero no caló entre dirigentes, reaccionando de forma categórica a la entrada de este nuevo elemento de forma permanente.
La rabieta del espectáculo
Hay que dar un salto de 16 años para seguir los pasos de los tres puntos. Corría el año 1961. La NBA acababa de llevar una franquicia a una de las ciudades con mayor mercado del país. Los Lakers dejaban Minnesota para convertirse en la franquicia que todo el mundo conoce hoy día al mismo tiempo que un judío se tiraba de los pelos en Chicago.
Abe Saperstein, fundador de los Harlem Globetrotters se había interesado en los últimos años por fundar una franquicia NBA en la ciudad de Los Ángeles, hasta que la propia liga decidió que lo más rentable era trasladar a un equipo ganador como los Lakers hasta California. Irritado por la resolución, Saperstein convenció a una serie de equipos de ligas menores y a varios empresarios para fundar la American Basketball League (ABL), buscando robar protagonismo a la propia NBA.
La nueva liga de Saperstein acabaría sucumbiendo año y medio más tarde fruto de las deudas y la escasa continuidad de muchas franquicias, pero acabó de instaurar la línea de tres puntos en la retina de unos espectadores que ya contemplaban el baloncesto como un espectáculo de masas.
Después llegaría el ya comentado sueño de la ABA, que acabaría trasportando tantas novedades a la NBA. La mayor liga del mundo sería reticente a la entrada del triple hasta la temporada 1979/80, cuando el Celtic Chris Ford anotara el primer lanzamiento de tres puntos de la historia de la competición.
El triple ya era una realidad, y su exportación al resto del mundo no tardaría en llegar. El baloncesto FIBA daba entrada al nuevo cambio tras los juegos de Los Ángeles de 1984, en un curioso guiño a la ciudad que provocó la entrada del perímetro en las grandes ligas norteamericanas.
No hace tanto que disfrutamos de los tiros de tres, un ejemplo más de la reticencia al cambio y en definitiva del escenario que el baloncesto y las grandes ligas imprime como una de sus características fundamentales. La lentitud en los cambios no es más que la precaución tomada para no estropear un juego que parece perfecto desde su origen, y que es fruto del ingenio y la imaginación de varios nombres que muchas veces no son recogidos en los libros de historia.