Como desde el primer minuto de este Mundial de España 2014, Estados Unidos sacó la apisonadora para demostrar su superioridad ante Serbia, a la que derrotó por 129 a 92. Kyrie Irving, con 26 puntos y 6 de 6 en triples, MVP del torneo.
No va a más, el Mundial de España echó el cierre con el campeón que muchos ponían desde el principio, aunque sin ni siquiera mostrar un ápice de esa supuesta debilidad que le podría haber traído la baja de Kevin Durant o la adversidad de la caída en desgracia selección española. El conjunto dirigido por Mike Krzyzewski se llevó la final con un holgado marcador en el que siempre estuvo por delante, a excepción de los primeros instantes en los que los Serbios amagaron con ser capaces de hacer apretar los dientes a los americanos.
Nada más lejos de la realidad. James Harden primero (23 puntos), y Kyrie Irving después (26 puntos con 6 de 6 desde la línea de 3), se encargaron de lanzar pronto a los suyos ante un equipo balcánico que fue un merecido finalista, pero nunca pudo ni hacer sombra a los NBA.
De esta forma, el nuevo Dream Team consigue su segundo mundial consecutivo y el quinto de su historia, igualando la marca que firmó la extinta Yugoslavia cuando consiguió su último torneo, precisamente en suelo americano, allá por 2002 antes de disolverse completamente también en el aspecto deportivo.
Como durante todo el torneo, la fuerza y la potencia de los interiores americanos fueron el principal valor sobre el que los de ‘Coach K’ edificaron su victoria, explotada una vez más desde la línea de 3. Por Serbia, solo los fogonazos de magia propuestos por Teodosic y el empuje de Nemanja Bjelica y Niko Kalinic (18 puntos cada uno) pusieron algo de equidad en el partido, donde en esta ocasión los americanos no necesitaron pegar aquel famoso estirón del tercer cuarto que tanto han puesto en práctica durante su camino hacia el oro.
El USA Team encabeza así un podium que junto con Serbia completa la entregada y rocosa Francia, verdugo doloroso de España, y que confirma que por muchas bajas que tenga el combinado norteamericano, su calidad sigue estando varios estadios por encima del de las selecciones europeas.
Se acaba de este modo un mundial marcado por la truncada participación de España, la decisión de equipos como Serbia y Francia y la espectacularidad de esta nueva generación americana. Un Mundial a fin de cuentas más marcado por lo gris que por lo luminoso, y que vuelve a dejar abierto el debate sobre la necesidad (o no) de establecer algunos cambios en las bases del baloncesto FIBA.