La madrugada del miércoles en la NBA nos dejó el que puede que sea el mejor partido de baloncesto que se pueda ver en estos momentos. Los vigentes campeones, los Miami Heat, recibían a Oklahoma City Thunder en una reedición de las finales de hace dos años que se acabaron llevando los del lejano Oeste (112-95) de forma más cómoda de lo que parecía en un principio.
Pero los focos esta noche se centraban en dos únicos jugadores. LeBron James y Kevin Durant se encontraban en una cancha de baloncesto por primera vez esta temporada en la semana en la que el alero de los Thunder había roto todos los registros. Y el duelo no defraudó.
Kevin Durant, con 33 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias y LeBron James con 34 puntos y 3 rebotes hicieron las delicias de los aficionados, enzarzándose particularmente en el tercer cuarto en un duelo de canastas del que salieron en tablas.
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Sin embargo, el partido entre los dos equipos no fue tan igualado. Pese a comenzar ganando con un parcial de 22-4, los Heat se diluyeron durante el segundo periodo en parte gracias a la gran aportación del banquillo de Oklahoma donde un rejuvenecido Derek Fisher (15 puntos) y Jeremy Lamb (18) ayudaron a Durant a darle la vuelta al marcador.