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Drama después de la NBA: corazones por encima del baloncesto

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Drama después de la NBA: corazones por encima del baloncesto

Moses Malone ha sido la última estrella ex de la NBA en dejarnos por un fallo cardíaco. Solo en lo que va de 2015 ocho antiguos jugadores han fallecido por problemas de corazón.

Se decía de Moses Malone que su carácter rompía drásticamente con la elocuencia con la que dominaba el juego debajo de los tableros. Su mítico ‘Fo, Fo, Fo’, en referencia a cómo ganarían de cuatro en cuatro los partidos en los PlayOffs que le acabaron dando el anillo a sus Sixers en 1983 le marcaría de por vida dándole un apodo y confirmando que aquel portento trascendía en lo físico, si cabe, a los grandes pívots que por entonces ya habían copado el Olimpo de la liga.

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Su idiosincrasia fuera del parquet era antagónica a la del otro protagonista de esta historia. Darryl Dawkins se hizo conocido antes que por sus cualidades por su facilidad para romper tableros como Gulliver paseando por Lilliput. Se inventaba nombres para sus mates y sus comentarios a la prensa hicieron mucho para que la NBA, entonces en plena eclosión Magic-Bird, se ganara un espacio por ser mucho más que una liga deportiva.

Ambos dieron el salto al baloncesto profesional sin pisar la universidad. En el caso de Malone, siendo el primero en hacerlo para recalar en la excéntrica y popular ABA. Ambos jugaron algunos de sus mejores años para los Sixers y ambos han fallecido a lo largo de los dos últimos meses por infartos cardíacos.

Roy Tarpley (fallecido a los 50), Jerome Kersey (a los 52), Anthony Mason (48), Christian Welp (51), Jack Haley (51), Darryl Dawkins (58), Roy Marble (58) y Moses Malone (60) han sido los jugadores que nos han dejado por problemas cardíacos durante este 2015.

Sus dos nombres, por desgracia, solo son los últimos de una lista que se ha engordado a lo largo de los últimos meses. Solo en lo que va de 2015 ocho antiguos jugadores han fallecido por problemas del corazón. Algunos secundarios, otros flamantes iconos de la liga en la década de los ochenta y noventa, y todos con edades comprendidas entre los 48 de Anthony Mason y los sesenta del propio Moses Malone.

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Droga, altura o quizá nada de eso

El primero en fallecer (Tarpley, en enero) y Malone el pasado 13 de septiembre sirven para identificar los dos factores fundamentales que estos días la prensa norteamericana ha esgrimido como posibles motivos que han llevado a tal retahíla de malas noticias. Roy Tarpley, quien jugara seis años en la NBA con numerosos puentes aéreos hacia ligas europeas -incluido el Joventut-, fue expulsado dos veces de la competición por consumo de drogas. En concreto, cocaína, la cual llegó a reconocer que consumía incluso en mitad de los partidos.

En el otro extremo, ejemplos como el Moses Malone o el del ex de los Knicks Anthony Mason, portentos físicos por encima de la media de la liga, apuntalan el argumento, no solo achacado al basket, de que el excesivo esfuerzo físico durante años pasa factura en el momento en el que jugadores con una edad de retiro temprana simplemente dejan de practicar deporte de forma abrupta.

A este respecto, la edición norteamericana de la revista Men’s Health apuntaba un argumento más: la posible mayor mortandad temprana entre los hombres de mayor altura y recordaba que antes de este rosario de casos ya se encuentran los de Wilt Chamberlain (fallecido a los 63 de un paro cardíaco) o que Kareem Abdul-Jabbar ha tenido que someterse recientemente a varios bypass.

De vuelta al asunto más oscuro, la NBA siempre se ha visto rodeada, incluso en la actualidad, por un halo de oscurantismo en torno a su permisividad en los controles antidopaje. Y no sin razón. Históricamente los controles FIBA han sido mucho más extensos que en las ligas norteamericanas, pero eso no quiere decir que de Boston a Los Ángeles haya una barra libre de hormonas y potenciadores. La NBA ha ido poco a poco adaptando su normativa. Desde 1982 se prohibió y persiguió el consumo de drogas penalizadas entonces por la ley norteamericana, fijando especialmente el objetivo en erradicar el consumo de cocaína. A finales de los noventa se incluyó la marihuana, varios esteroides y diuréticos, y fue ya en la década de los 2000 cuando se comenzó a perseguir de forma eficaz las hormonas de crecimiento y otros métodos similares, aunque todavía con pocos controles.

De hecho, no fue hasta la aprobación del vigente convenido colectivo -el que salió tras el Lockout de 2011- cuando los jugadores accedieron a realizar seis controles al año. Antes esto solo era obligatorio para los rookies, mientras que los jugadores veteranos solo debían pasar uno antes de cada temporada.

Con todo, los posibles efectos que hayan podido tener las drogas dejaron su huella en la década de los ochenta, momento que se acabó saldando con la malograda historia de Len Bias.

El problema actual quizá radica en los cada vez más habituales problemas cardíacos que también están padeciendo jugadores activos. El caso de Chris Bosh, el de Jeff Green, Channing Frye o Chuck Hayes han sido solo algunos de los últimos. Demasiadas preguntas que quizá no tengan respuesta, pero que nos ha dejado uno de los años más fatídicos en el obituario de la NBA.

Imagen vía AP/The Nation
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Escribo mucho y soy de Zaragoza. Director de Sweet Hoops.

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