La pérdida de Hayward y George Hill, partes importantes del equipo, y las continuas lesiones de Rudy Gobert parecían indicar que estos Utah Jazz estaban destinados a la mediocridad, rondando por el Oeste sin pena ni gloria. Todo lo contrario, el equipo con la racha activa más larga de la liga (10 victorias seguidas) está mejor que nunca y parece que todas las piezas encajan. Las claves de esta racha son su imponente defensa (97 puntos de media de sus rivales en esta racha, incluyendo a Warrios, Spurs y Raptors) que es ya la sexta mejor del campeonato y un equipo que juega como tal, con muy pocas individualidades y con gran espíritu.
Una de las claves es el mayor ritmo de juego. Snyder ha impuesto un juego más rápido y dinámico, con jugadores que retienen menos el balón. Y Ricky es el mejor ejemplo. Su estadística de PACE (posesiones por 48 minutos) ha pasado de 91.6 a 95.4. De ser los últimos a los quintos, por la cola, pero una subida remarcable teniendo en cuenta que los Jazz son de los pocos equipos que siguen jugando la mayoría de sus minutos con un quinteto pesado, con dos hombres grandes por dentro. Cabe recalcar que son números muy parecidos a los de los Suns de Steve Nash, que tuvieron un máximo de 95.9, lo que indica el ‘acelerón’ que han pegado todas las franquicias en su ritmo de juego en los últimos años.
A estas alturas, el año pasado tenían un récord de 36-22, y esto teniendo en cuenta que tenían a Hayward, Hill y a un Gobert sano y pletórico. Ahora están con un récord de 29-28. No está mal
El éxito es rápidamente atribuido a Mitchell y Gobert, hoy por hoy los líderes de los Jazz. Pero si ellos son una buena razón de este gran estado de forma, también lo son en gran medida los jugadores que pasan desapercibidos para la mayoría pero que sin ellos la racha hubiera durado mucho menos. Hablamos de jugadores como Ingles, Favors, o antes de su traspaso Hood.
Ingles: un tipo con cara de bonachón que suma en los dos lados
Ingles es un gran tirador, siempre lo ha sido. A sus 30 años, parece que ha encontrado en Ricky Rubio su mejor socio, pues está promediando un máximo en puntos (10.8) y en porcentaje en triples (45.7%), lanzando tan solo 8 tiros por partido. Con estas estadísticas, puede que Joe no llame mucho la atención, sabiendo que hay aleros con mejor rendimiento estadístico. Bien, Ingles en su win share (victorias aportadas por sus acciones ofensivas y defensivas) promedia 4.4 esta temporada, siendo el de Donovan Mitchell 3.1.
Por su parte, a pesar de su bajón la pasada temporada, Favors ha vuelto a mostrar su buena cara en una temporada en la que su protagonismo ha crecido por las continuas ausencias de Gobert. Con 12.3 puntos, 7.3 rebotes y un win share de 5, tira más y acierta más que su pasada campaña, es una pieza importantísima en los Jazz, pues actúa como pegamento, líder y además es alguien a temer cuando vas hacia la zona. Terminamos por decir que tiene un PER mayor que el de Mitchell.
La llegada de Crowder ha traído polémica. A parte de sus contundentes declaraciones en contra de los Cavs, ha llegado (junto con Rose, cortado por los de Salt Lake) para suplir a un Hood que estaba promediando casi 17 puntos por partido desde la segunda unidad. A pesar de no haber comenzado la temporada de la mejor manera y de no ser un anotador puro, lo cierto es que Crowder mostró en Boston que es un perfecto complemento para equipos en crecimiento o contenders, aportando puntos en momentos decisivos y mucha garra y defensa. De momento, 14.5 puntos en los dos partidos que ha disputado con la camiseta de Utah. Según él mismo, está volviendo a disfrutar del baloncesto.
RUBIO-MITCHELL-GOBERT, CONEXIÓN GANADORA
La llegada de Ricky a Utah tampoco estuvo exenta de dudas, puesto que muchos no veían una mejora en la llegada de Rubio para suplir a George Hill. Y lo cierto es que Ricky no es un gran tirador como Hill, pero les ha cerrado la boca a muchos con una temporada magnífica tanto a nivel estadístico como en lo no estadístico. Más anotador y menos asistente, promedia 12.3 puntos y 5.2 asistencias (mínima de su carrera) en una temporada en la que va cogiendo más confianza en su tiro, con el mayor porcentaje de tiros de campo en su carrera. Además, pocos tienen en cuenta sus capacidades defensivas. Si bien su cuerpo no le permite defender a jugadores más corpulentos y atléticos, Rubio ha demostrado ser un gran defensor en el perímetro y un excelente recuperador de balones, estando siempre por encima de los 1.5 robos.
No solo es esto lo que aporta Ricky. Rubio da la ventaja a sus compañeros de que estarán bien servidos de balones durante todo el partido, sumado a la seguridad que transmite que lleve él el balón. Sus espectaculares pases y alguna que otra finta son también alicientes que alimentan las ganas de competir del resto del equipo.
De Gobert no puede decir que esté siendo su temporada. Las lesiones le han estado frenando en todo momento y no ha sido capaz de mostrar consistencia en los terrenos de juego. Solo ha disputado 31 partidos, pero aún así ha dejado muestras de su gran juego: 12.4 puntos y 10 rebotes por noche, acompañados de 2.4 tapones para avisar a sus rivales de que pasar por su zona sale caro, y puede que te lleves algún que otro regalo en forma de moratón. La pasada temporada tuvo un win share de 14.3 en sus 81 partidos. Con 50 partidos menos, actualmente está en el 3.6, unos números muy buenos teniendo en cuenta su irregularidad en sus apariciones en pista. Puede que hasta el momento no, pero si se mantiene sano puede que vuelva a ser el del año pasado y de más que un dolor de cabeza a los rivales si finalmente se confirma su presencia en playoffs, algo que parece muy factible de continuar con esta escalada. La pregunta es si les conviene, pero con esto iremos más tarde.
Algunos datos de Donovan Mitchell: 44% en tiros de campo, 1.5 robos, 17 de PER, 3.1 de win shares, 14.2 metros de distancia de media de sus tiros (Durant le supera por solo un metro)
Poco queda que decir del rookie que más bocas ha abierto hasta el momento. Con 19 puntos por encuentro, Mitchell deja claro que no solo es un claro candidato al rookie del año, sino un claro postulado a ser All Star en los próximo años y, quien sabe si de continuar con su progresión, un jugador con números para optar al MVP. Si bien es cierto que Mitchell acapara un volumen de tiros inusual para su extremadamente corta experiencia en la NBA, ha mostrado su gran capacidad de resolver cuando más cuesta arriba están los partidos y que no le tiembla el pulso en los momentos decisivos. Como diría D’Angelo, tiene hielo en sus venas. 44% en tiros de campo, 1.5 robos, 17 de PER, 3.1 de win shares, 14.2 metros de distancia de media de sus tiros (Durant le supera por solo un metro; mayor que el de LeBron por tres metros)… .un montón de estadísticas que definen a un jugador con un potencial espectacular y que parece estar llamado a liderar una camada de rookies que ya comparan con la de 2003. Por su parte, Mitchell ya ha igualado y superado con creces las expectativas que se tenían en él.
¿QUE LE ESPERA EN EL FUTURO A LOS JAZZ?
Antes del comienzo de la temporada, parecía que la pregunta era fácil de resolver, y lo justificaron los primeros partidos de esta campaña. Hoy en día, es muy dudosa. Lo que está claro es que en Utah se centrarán en construir un equipo centrado en Donovan Mitchell, en busca de otro gran anotador para acompañarlo. Con Rubio como asistente, Ingles como el asesino silencioso y Gobert intimidando en la pintura parece que la posición idónea para cubrir sería la de ala-pívot en el próximo Draft, donde Marvin Bagley III (jugador de Duke) puede ser una más que interesante opción. Pero para eso, deben conseguir una pick cercana al top 5, y con la dinámica del equipo parece casi imposible conseguirla sin un traspaso. Mandar a Favors y Ingles a cambio de la pick de Magic o Kings sería un gran negocio para los de Salt Lake City.
Si bien no es un equipo joven, sus mejores jugadores no pasan de los 30 años y tienen mucho margen de mejora. Y es evidente la mejora respecto al año pasado: en ritmo, en defensa, una leve diminución de su ataque debido a la pérdida de Hayward. A estas alturas, el año pasado tenían un récord de 36-22, y esto teniendo en cuenta que tenían a Hayward, Hill y a un Gobert sano y pletórico.
Sin duda, Mitchell y compañía deslumbran y atemorizan al resto de la NBA con una racha que puede que tarde en acabar. Hasta el momento, los Jazz han mejorado con creces sus expectativas y la llegada de un buen refuerzo puede avecinar la presencia en playoffs de un rival indeseable para los top del Oeste, que quizá pueda provocar eliminatorias más largas de lo deseado para Rockets o Thunder. Sin duda, los Jazz saben tocar música, y últimamente no desafinan