Diseñamos el quinteto ideal de la temporada NCAA

Doug McDermott – Alero/ala-pívot – Creighton

Es el alma de Creighton. Sus 23.3 puntos por partido han conseguido su equipo haya terminado la temporada en el Top 2 a pesar de jugar en una mid-major como es Missoury Valley. McDermott es un jugador versátil pero que aún ha de crecer para poder ser calificado como completo. ¿Sus pros? Su eficacia como tirador y su habilidad para hacer bailar a su defensor en la pintura. ¿Sus contras? Es débil físicamente y está limitado por sus 2,03 metros de altura. Conozcámosle más a fondo.

No hay ataque en el que McDermott no deje de moverse para recibir o hacer jugar a sus compañeros. La defensa de los rivales suele estar orientada a pararle, lo que le obliga a trabajar constantemente para conseguir una posición de tiro cómoda. Es un jugador de equipo, intenso y con una gran lectura de juego,  aunque no destaque por sus asistencias. Como anotador tiene un valor incalculable: sus porcentajes de tiros de campo y triples están dentro de los mejores parámetros NBA y es capaz tanto de encontrar el mejor espacio para tirar como de fabricar sus propios lanzamientos.

En el poste tiene unos movimientos coordinados y efectivos que harán levantarse a muchos de su asiento en el Baile de Marzo. Aunque no destaque por la espectacularidad en su definición (no os esperéis mates) hace volar a sus rivales.

Para convertirse en el jugador que se merece ser tiene que ganar músculo. Mucho músculo. Puesto que sus escasos dos metros son los que son, necesita aumentar su potencial físico para poder medirse a rivales más altos y fuertes. Además, debe mejorar su rapidez en los movimientos laterales y aumentar sus reflejos: no tener una posición definida puede ser una virtud en ataque, pero es una lacra en defensa porque se ve rebasado por aleros rápidos y por pívots grandes.

McDermott es, a pesar de sus pequeñas carencias, uno de los jugadores a seguir en el campeonato. No sólo por ser el único entrenado por su padre, sino porque una buena actuación suya vale es un billete a tercera ronda para Creighton.

Mason Plumbee – Pívot – Duke

Se trata de uno de los pívots más dominantes de la NCAA esta temporada, con un enorme potencial de mejora por delante. Después de cuajar buenos números el año pasado, salvo por un pésimo porcentaje de tiros libres que afortunadamente está adecentando, se habló de su salida del baloncesto universitario, pero con mucho acierto eligió terminar su etapa como senior en Duke.

De cuerpo grande, tiene una capacidad atlética muy por encima de lo que se podría esperar de él dado su tamaño (2,10 metros de altura). Sabe actuar muy bien en transición y es explosivo en los contraataques. Si no anota, al menos sí centra en él la defensa, dejando a los tiradores de su equipo el perímetro despejado para jugársela de tres teniendo a un pívot de su envergadura en el rebote. De hecho, el rebote es uno de los factores de juego en los que más destaca, atrapando un promedio de 10.2 por encuentro.

En estático tiene una buena finalización con ambas manos, aunque está limitado por el poco uso de su izquierda si quiere jugar a un nivel más alto. Sabe manejar con soltura la autoridad que su tamaño le proporciona y se gana la posición en el poste a base de esfuerzo. A día de hoy sus facultades físicas le permiten alzarse sobre sus defensores en prácticamente cualquier situación, aunque necesite ampliar sus movimientos en el poste para ser un peligro real contra pívots de su misma altura. También es un buen pasador, sabe como atraer hacia él la defensa para asistir de forma precisa a sus compañeros. Aún así, debería desarrollar su tiro exterior para exigir un trabajo más dinámico de su defensor.

 En pista trasera lo hace muy bien, deja a sus atacantes con unos porcentajes de tiro inferiores al 40% y no les permite penetrar en la zona con facilidad. Aguanta la continuación de los bloqueos pero ha de depurar su movimiento defensivo para no ser rebasado con facilidad.

No cabe duda de que es uno de los jugadores a seguir, tanto en la March Madness de este año como en su futuro deportivo. Lo que no queda tan claro es si será finalmente tan determinante para Duke como se espera de él, puesto que tiene cierta tendencia a esconderse en los momentos en los que su equipo más le necesita, algo que en una competición a un partido es imperdonable.

Otto Porter – Alero – Georgetown

Hablar de él es personificar la palabra potencial. Ahora mismo, Porter es un jugador correcto, pero aún no ha explotado. A pesar de ello, y siendo sophomore, lidera los porcentajes de tiro de campo y rebotes de Georgetown y es uno de los líderes indiscutibles de su equipo.

Mide tan sólo 2,05 metros, pero sus posibilidades se amplían debido a sus 216 centímetros de envergadura. Se mueve muy bien sin el balón y sabe elegir sus situaciones de tiro con gran Entry acierto, lo que justifica sus buenos números. Su tiro de media distancia, sobre todo desde el poste alto, es prácticamente infalible. También tiene un gran manejo de la bola, lo que sumado a su estupenda visión de juego le permite asistir con facilidad y romper a sus rivales.  Pocos de ellos consiguen recuperarse una vez que empieza su entrada a canasta.

Defensivamente también tiene un gran potencial:  como primera opción bloquea las líneas de pase y, si le rebasan, hace tapones con relativa facilidad. Su físico le permite rebotear incluso fuera de su zona natural, y con su envergadura llega a puntear tiros bastante alejados de él.

Como hemos dicho, es un jugador inteligente y con una gran capacidad física, pero necesita ganar fuerza y músculo para medirse a jugadores NBA. Si bien es cierto que su mentalidad ganadora le hace competir en la máxima expresión de la palabra en cualquier situación, no está preparado para enfrentarse a rivales físicamente superiores. Por ello necesita aumentar también sus movimientos ofensivos, puesto que hasta el momento la principal ventaja la saca de una relación rapidez/tamaño que no le beneficiará en una competición de nivel superior.

Otto Porter es un diamante a pulir que tiene en esta March Madness una de las mejores ocasiones de su carrera para ponerse a prueba a sí mismo y demostrar todo lo que puede aportar como jugador. Esperemos que sea capaz de ofrecer de manera sólida todo lo que ya ha apuntado en la temporada regular. De ser así, Georgetown debería ser una digna candidata a optar a todo.

Ben McLemore – Escolta- alero – Kansas

Proveniente de un entorno familiar difícil que merece ser comentado en otro artículo,  este jugador de primer año de la Universidad de Kansas también parece tener un gran futuro por delante Atlético, coordinado, y con un físico privilegiado para el salto, da ritmo al juego en cada jugada en la que participa.

En su primer año ha conseguido promediar unos números envidiables: 16 puntos y 5.7 rebotes por partido. Sabe ganar la línea de fondo, y una vez que se lanza en carrera hacia la canasta desde cualquier posición es imparable. A pesar de ello necesita mejorar su manejo del balón para ganar en eficiencia, puesto que pierde el control cuando cambia de ritmo o dirección frente a un buen defensor. Por otra parte, tiene una buena mecánica de tiro y sabe aprovechar los bloqueos para tirar más cómodamente, lo que hace que sea un emparejamiento difícil para cualquier jugador que no sea especialmente intenso.  Sin embargo, a pesar de la confianza que muestra en sí mismo no saca buenos resultados de los aclarados.

McLemore también posee buenas cualidades para el juego defensivo.  Aunque a día de hoy presenta algunas lagunas, es con diferencia uno de los mejores defensores del baloncesto universitario. Por una parte, sus oponentes reducen su efectividad drásticamente cuando emplea todas sus armas defensivas: molesta en todos los tiros y cubre perfectamente los espacios libres. Sabe leer el juego y colocarse en el punto idóneo para robar pases. Sin embargo y por la otra parte, necesita mejorar cómo volver con su atacante cuando sale a las ayudas, y éstas no pueden ser tan tímidas como hasta ahora.

McLemore podrá estar sobrevalorado por algunos y muy por debajo de su nivel en las estimaciones de otros, pero su talento y capacidad de crecimiento (recordemos que es un jugador de primer año)  le hacen un jugador muy interesante a seguir en el campeonato. No os perdáis sus tiros en suspensión.

Shabazz Muhammad – UCLA – Escolta

Comenzó su primer año de universidad siendo apartado de la competición de la NCAA. Tras un escándalo en el que la comisión que llevaba su caso fue disuelta por unas escuchas que dejaban a los investigadores en una posición bastante bochornosa, volvió a las pistas. Pero su mala suerte no terminó ahí: tuvo que pasar por una lesión de tobillo y otra de hombro que también le mantuvieron lejos de sus posibilidades más de lo que le hubiera gustado.

A pesar de no haber estado presente durante toda la temporada Muhammad ha trabajado duro para dar la razón a los que le señalaban como el mejor jugador de instituto el año anterior. Shabazz es un monstruo de la anotación que está en modo ofensivo durante todo el partido.

Su especial habilidad para encestar se basa en su agresividad cuando va de cara al aro y en un aprovechamiento óptimo de sus facultades físicas. Sabe usar su fuerza para provocar el 2 1 ya sea con su buen tiro de media distancia o en sus entradas a canasta. Tiene muchos recursos para sus penetraciones: desde bombas para evitar los tapones (no llega a los 2 metros de altura), hasta espectaculares mates producto de sus propias jugadas o tras pase de un compañero. En cualquiera de los casos, su potencia de salto le hace elevarse por encima de su defensor, aumentando la explosividad de su juego. Tal es su faceta ofensiva que el porcentaje de rebotes defensivos que captura representan solo una pequeña parte del total. Además tiene un tiro de tres bastante decente. Su 40% de acierto no es una mala cifra, pero está en condiciones de mejorarlo.

En un plano más negativo, su instinto anotador a veces le lleva a ser demasiado egoísta y a no repartir las asistencias que debería. Esta ansia también le hace cometer faltas ofensivas que podrían ser evitables y no leer el partido correctamente. Muhammad se vuelca demasiado en el ataque, y aunque a algunos les pese, una buena defensa es determinante para considerar a un gran jugador como tal.  Por ello, ha de aprender a emplear su físico, su intensidad y su mentalidad de líder en todos los aspectos del juego. Que tiemble la NBA si lo consigue.

Celia Fenollar

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