Viernes 11 de julio de 2014. LeBron James anuncia su vuelta a Cleveland abandonando a los Miami Heat, el equipo con el que logró su mayor expresión como jugador y al que hizo campeón en 2 ocasiones en 4 temporadas. Los Heat, ante el golpe, deciden reaccionar por la vía rápida apretando el acelerador para salvar los muebles. Bosh y Wade seguirán llevando el estandarte de una franquicia que ahora se adentra en un terreno del quiero y no puedo pero que parece haber evitado convertirse en el desierto que muchos vaticinaban tras la salida de ‘El Rey’ .
Chris Bosh y sus 118 millones
Ante la decisión de LeBron, Pat Riley parece que ha jugado a fondo las cartas que le vinieron en la primera mano ante el miedo de que en la primera ronda el gran bote de la agencia libre quedara reducido a migajas. A pesar de que parecía hecho que Chris Bosh continuaría el éxodo de South Beach para poner destino a Houston, la dirección del equipo de Florida consiguió retenerlo gracias a un contrato que bien merece un comentario. El ala-pívot, seguramente la pieza más criticada del ostentoso Big-Three, renueva por el máximo salarial: 5 años a razón de 118 millones de dólares, una cifra a tener en cuenta sobre todo sabiendo que será el tercer jugador mejor pagado de la NBA tras Kobe y el propio LeBron.
Sin embargo, ‘Boshzilla’ (sí, tiene guasa) también ha demostrado en momentos cruciales que puede seguir siendo un jugador determinante. Ahí está su rebote ofensivo en el game six de las finales de 2013 sin el que no hubiera podido ocurrir aquel triple de Ray Allen que maravilló a medio mundo. O su capacidad para competir desde la posición de 5 con otros jugadores mejor dotados para la guerra sucia que se produce debajo de los tableros. Y es que, seguramente nadie conozca (y confíe) más a Bosh que el propio Riley, aunque un contrato de esa magnitud a sus 30 años puede ser el epitafio de la década de éxitos que comenzaron a marcar los Heat con su primer anillo de 2006.
Wade, Haslem y el núcleo duro
El siguiente paso visto en la soleada Florida parece el más evidente. Los Heat han renovado a su super capitán, Dwyane Wade, por 30 millones a razón de 2 años. Pese a sus problemas físicos, el escolta de Chicago nunca ha bajado sus promedios de los 19 puntos, sabiendo enmarcarse a la perfección en las circunstancias que cada tiempo le ha marcado ‘su’ franquicia. Con él los Heat se aseguran al menos mantener al rostro que ha servido de constante en el American Airlines en sus últimos 10 años. Y parece un valor seguro.
Además, parece evidente que también se renovará a otro de los hombres importantes en el vestuario, Udonis Haslem, el tercero en discordia que hace no tanto -junto con Bosh y Wade- renunciaron a extender automáticamente sus contratos en lo que parecería una obra maestra de generosidad y determinación para ofrecer a LeBron un montante que asegurara su vigencia en Miami.
Junto a ellos dos, Riley parece haber perdonado a uno de los hombres más criticados en las pasadas finales: Mario Chalmers. Menos ‘Super Mario’ que nunca, su labor como cuarta opción se esfumó ante los Spurs, quedando evidente que está muy lejos de ser ese base de primer nivel que él mismo reclamó ser hace menos de un año. No obstante, su contrato, de apenas 4 millones, parece motivo suficiente para retener a un jugador que pese a la crudeza reciente ha dado más alegrías que disgustos a los suyos. Aunque, eso sí, habrá que ver si Spoelstra -que también tendrá lo suyo en esta era post-LeBron- se decanta por él o por el protegido del anhelado, Shabazz Napier, como comandante desde el puesto de 1 titular en esta nueva etapa.
Luol Deng: un LeBron ‘Low Cost’
Y llegó el gran vacío. El puesto de alero, de jugador todoterreno, copado hasta ahora en Miami por el mejor motor de la liga se ha quedado huérfano. Para llenar su vacío ha llegado Luol Deng, jugador denostado durante el último año tras su salida por la puerta de atrás de los Bulls (solo las llegadas de Pau y Mirotic parecen ahora dar algo de crédito a aquella situación) que viene para hacer lo imposible. Obviamente, el sudanés nunca logrará ocupar el espacio dejado por LeBron, pero sí que parece una pieza de garantías para evitar el descenso a los infiernos que se preveía tras el ya mítico ‘I´m Coming Home’. Deng tiene el chasis de LeBron: Rebote, puntos cuando le dejan (y a veces en los Bulls daba la impresión de que hasta cuando quería) e intensidad. Hasta caer en el olvido en los Cavs el jugador pedía mejorar el contrato de 16 kilazos que disfrutaba en los Bulls. Ahora, sus 20 millones por 2 años parecen un precio razonable.
Los que llegaron a no se sabe dónde
Por último, aunque llegaron antes de toda la vorágine, el roster de Miami ha incorporado a dos agentes libres que llegaron sin saber a ciencia cierta en qué tipo de equipo iban a recalar. Tanto Josh McRoberts como Danny Granger pisaron la entonces tierra prometida con las aspiraciones de formar parte del equipo en el que jugaría el mayor portento de la liga. Su marcha, sin embargo, les hace tener que tomar mayor protagonismo en un equipo en el que parece que tampoco aparecerá Ray Allen, más cerca de la retirada de las canchas que de cualquier otra posibilidad. Quién sabe si en un equipo con espacios volvamos a ver un Danny Granger a su mejor nivel. Lo único cierto ahora mismo, es que sin LeBron, y con poco margen para actuar en la agencia libre, los Heat parecen quedar rezagados a ese pelotón que forman varios equipos del Este con actitud y aptitud de dar guerra a los gallos de la Conferencia en PlayOffs. Lo que, tras estar a punto de detenerse el tiovivo, no parece del todo un mal plan.
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