Es un baile de emociones y un mejunje de nervios, cuando por fin se alinean los planetas y consigues el tan anhelado “sí”. Cuando reúnes el valor para hacer la pregunta. La de Pau Gasol y los San Antonio Spurs es la última gran historia de amor del baloncesto. Están en esa fase de las sonrisas tímidas y los sofocos de los primeros encuentros, en la de compartir postre y brindar antes de cada cena.
Llega en el momento oportuno además. Pau Gasol ha llegado a su madurez deportiva en un estado espectacular de forma en el que parece que, como el Rey Midas, convierte en oro todo lo que toca. Solo han hecho falta cuatro partidos para que el de Sant Boi muestre todo lo que puede aportar a los Pop. 20 puntos y 11 rebotes contra los Heat para dejar rastro de sus galones ante un equipo competitivo y con un gigante en la zona como Hassan Whiteside. Aldridge no estaba, y Pau respondió como se daba por seguro.
Por delante tiene la titánica misión de sustituir a Tim Ducan, posiblemente el mejor de su posición en la historia de la liga y un emblema absoluto e inherente a la cultura spur. Como el café a Colombia, un té a la cinco en Cardiff, o un regalo cutre por San Valentín.
En Greg Popovich tiene a la mejor pizarra que ha visto la liga en este siglo, y a una de las mejores desde que a algún –bendito- iluminado le diese por botar un balón. Un sargento de hierro con una difícil meta: darse un último gran homenaje ante los aparentemente inalcanzables Cleveland Cavaliers y Golden State Warriors.
Su llegada a los Spurs le ha dado pie además a unirse a grandes rivales tradicionales como el argentino Manu Ginobili o Tony Parker. Con el francés tiene un especial historial de enfrentamientos NBA, FIBA y al único jugador con el que se puede comparar al catalán en aquella cada vez más añeja clase de 2001.
No falta talento en un quinteto de película. El alero Kawhi Leonard parece estar dando ese salto de excelencia que pudimos ver en las Finales de 2014. De continuar ser así la lógica dicta que el nuevo e incombustible proyecto sureño se articule en torno a las infinitas manos del alero californiano.
LaMarcus Alridge se presenta como una pareja de baile ideal para las batallas en la pintura, aunque quizá se eche en falta algo de cintura en algún que otro final apretado. Eso sí, la defensa no debería ser una asignatura para recuperar en junio para un equipo dirigido por Pop, o no en condiciones normales.
Un divorcio necesario con los Bulls
La relación de Gasol con los Chicago Bulls comenzó con acierto y parecía que iba a durar para siempre. Nada más lejos de la realidad, después de rumorearse su puesta en venta durante gran parte del mercado de la pasada temporada, fue Pau el que decidió coger la maleta y partir sin mirar atrás.
Fueron varias cosas las que le precipitaron a salir de la disciplina de Ilinois, pero una pudo a todas las demás. Se puede convivir en un episodio en pie de guerra, la que protagonizaron Derrick Rose y Jimmy Butler, pero hay algo por lo que el español no puede pasar: la indolencia. Gasol no tiene tiempo para tonterías y lo dejó muy claro en repetidas declaraciones.
Qué lejos y antaño queda ese apestoso recuerdo de sus últimos días en la meca del cine. Esa afición sin identidad, esos dirigentes mediocres y esa prensa amarillista que no podía ver otro término que “blando” encima del 16.
Y ante la incertidumbre y ligera soledad que provocan las nuevas cosas siempre podrá encontrar apoyo en su primer amor verdadero, Kobe Bryant. La leyenda laker seguirá su progreso en las estrellas cual Mufasa viendo crecer a Simba.
Queda un presente que disfrutar a bocados y que desparecerá como las cosas hermosas de la vida, en un suspiro. Si parpadean se lo pueden perder.
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Bonita historia!!