Los Miami Heat se clasificaron anoche para las Finales de la NBA después de derrotar en el séptimo partido por 99-76 a unos aguerridos pero quizás demasiado jóvenes Indiana Pacers, que sufrieron en sus carnes el peso de la presión en el encuentro definitivo. Esta será la tercera final consecutiva de Miami en los tres años que lleva junto su ‘Big Three’, y la cuarta en la historia de la franquicia.
Aunque con más problemas de los previstos tras ver la temporada regular de Miami (66-16 y récord de 27 victorias consecutivas), los Heat han refrendado su favoritismo gracias a un que ha promediado 29 puntos, 7.3 rebotes y 5.3 asistencias por partido, demostrando que su elección como MVP de la temporada no ha sido una casualidad. El alero de Ohio ha tenido que echarse el equipo aún más a la espalda dado el irregular rendimiento de Dwyane Wade, cuyo declve físico está siendo importante en la fase final de la temporada.
Pero si algo ha mejorado al equipo dirigido por Erik Spoelstra con respecto al año pasado han sido los secundarios. A la ya esperada aportación del eterno Ray Allen se ha sumado la de jugadores con los que no se contaba demasiado dados los problemas físicos que arrastran, como Mike Miller, fichajes a mitad de temporada como el del polémico Chris Andersen, que sólo ha fallado dos tiros de campo en toda la eliminatoria contra Indiana, o los ya incombustibles Shane Battier y Udonis Haslem, que han aparecido en momentos puntuales pero importantes. Tampoco hay que olvidarse de Chris Bosh, mejorando día a día en su propósito de ser un jugador más interior, y Mario Chalmers y Norris Cole, cada día más fiables en la posición de base.
En la final esperan los sempiternos San Antonio Spurs de Greg Popovich, que volverán a luchar por el título seis años después, cuando ganaron 4-0 a los Cleveland Cavaliers de un LeBron James de 22 años. El de Akron ya se ha referido a aquella final, de la que ha dicho que ahora es “20, 40 o 50 veces mejor”. Aunque este hecho sea cierto, bien harían en temer a estos Spurs, con un Tim Duncan que parece tener 30 en vez de 37, una gran profundidad de banquillo con casi todos sus jugadores aportando, varios días más de descanso, un entrenador que siempre sorprende y probablemente el mejor Tony Parker de toda su carrera.
Entierro con honores 2.0
Si el otro día nuestro compañero Javier Marmisa ensalzaba la temporada de los Memphis Grizzlies, no podemos más que hacer lo mismo con la de Indiana Pacers. Frank Vogel ha reunido un grupo con un gran talento que a pesar de su juventud ha puesto contra las cuerdas al mejor LeBron James. Los Paul George, Roy Hibbert, George Hill o Lance Stephenson no pueden hacer más que mejorar de cara a las próximas campañas, por lo que este no será el último año que veamos a los Pacers en cotas tan altas.
Pero si en alguien hay que centrarse ese es Paul George. El alero, erigido en líder del equipo durante todo el año, ha anunciado su candidatura a estrella de la liga en la postemporada con unos números de escándalo: 19.2 puntos, 7.4 rebotes y 5.1 asistencias por encuentro. También hay que reconocer el mérito de Frank Vogel, jovencísimo entrenador que eliminó a los New York Knicks con el factor cancha en contra y ha puesto en serios aprietos a Miami, planteando grandes defensas sobre LeBron James. En un estado donde pega tan fuerte el baloncesto como Indiana, esto no ha sido el final, sino solamente el principio.
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