›Jackson se enfrenta a una plantilla cara y veterana
›Hay comprometidos ya 90 millones para la 14/15
›Analizamos los jugadores que le convencen, y los que no
Martes 18 de marzo. Phil Jackson es presentando en el Madison Square Garden. El rumor se hacía realidad con toda la pompa que puede generar la franquicia más lujosa de la NBA, a la que tras más de dos décadas sin pena ni gloria y con una plantilla trampa se une ahora Phil Jackson para, según fue anunciado en la rueda de prensa, “ser el máximo dirigente de la parte deportiva del equipo” bajo el cargo de Presidente de Operaciones.
Phil Jackson ha vuelto. Con 68 años y 60 millones más a cobrar en cinco años en el bolsillo, el ‘Maestro Zen’ se enfrenta al que puede que sea el reto más duro de su carrera. Mucho se ha hablado de su vuelta a casa -participó durante su etapa de jugador de los dos únicos anillos de los Knicks-, aunque lo cierto es que el bueno de Jackson llega a un terreno que le es completamente desconocido y radicalmente opuesto a las plantillas en ascenso que se encontró al llegar primero a Chicago (heredó el proyecto Tex Winter en el 89) y Los Ángeles (recibió un paquete explosivo con Kobe y Shaq a los que rodeó de un equipo coherente a ellos). A Jackson no le toca hilvanar ahora desde el banquillo, sino que tendrá que, desde los despachos, tomar las riendas de una institución sin pies ni cabeza como los Knicks para destruir primero y después labrar una dinastía (no se espera menos de él ni su caché). El riesgo de fracaso y de hastío por parte del propio implicado parece alto, aunque sus 11 anillos deben ser aval más que suficiente para saber que los Knicks van a cambiar radicalmente hacia mejor.
Por lo pronto, la llegada de Jackson ha supuesto ya un golpe de efecto en lo mediático que ha puesto a los Knicks un escalón por encima de cara a la próxima agencia libre. Imaginemos ser cualquier jugador de la NBA -Seas un Stimsma, un Jamison, un Parsons o un LeBron– y recibir una llamada de Phil Jackson diciéndote que quiere que juegues en Nueva York. Está todo hecho. El único problema que puede acarrear la euforia de los 11 anillos que combina entre los dedos de las manos y los pies es que la afición y la prensa del Madison, tan ansiosa de resultados, no vea satisfechas sus expectativas de forma temprana. Por lo pronto, si Carmelo Anthony decide continuar en los Knicks –cuenta con una player option– la franquicia de la Gran Manzana se colocará de cara a la próxima temporada con un montante salarial comprometido de 90 millones de dólares, de los cuales solo entre Carmelo, Stoudemire, Bargnani y Chandler ya igualan el límite salarial que se estima que se pondrá la próxima campaña (unos 60 millones). Toda una camisa de fuerza de la que deberá librarse Jackson antes de comenzar a realizar su verdadera magia, como en aquellos buenos shows de David Copperfield.
Con este escenario, el verdadero horizonte para que el ‘efecto Jackson’ comience a notarse de verdad parece que solo llegará a partir del verano de 2015, cuando tanto Stou, como Chadler y Bargnani acaben sus vinculaciones con los Knicks. Teniendo esto en cuenta, también está claro que Jackson empezará a trabajar lo antes posible en el proyecto que él quiere para los Knicks y para ello intentará colocar durante el verano a varios de esos ‘lastres’ que le atan de cara a fichar nuevos jugadores.
Con el cartel de ‘se vende’
Observando las similitudes de los dos proyectos que Jackson dirigió con tanto éxito en Bulls y Lakers y las necesidades del actual equipo de los Knicks, parece obvio que los siguientes jugadores no contarán con gran favor por parte del bueno de Jackson. Si puede salir más pronto que tarde, lo harán, aunque no sea en tratos demasiado favorables…
Amare Stoudemire: Paradigma por antonomasia del despilporre Knickerbocker. Llegó en 2010 de la mano de Mike D’Antoni para formar un equipo que quería emular el Run&Gun tan aplaudido de los Suns. Y funcionó mientras les dejaron. Con el mejor Felton, el ilusionante Gallinari desde la línea de 3, y Stou, los Knicks corrían a mitad de temporada con su mejor récord en casi 10 años. Los Knicks molaban, pero al histriónico Dolan le dio por buscar la guinda. Y llegó Carmelo. Gran fichaje a todas luces, pero radicalmente opuesto por juego y fundamentos al proyecto que empezaba a crearse en la Gran Manzana. Después llegaría su lesión y sus altibajos –que le pregunten a los extintores– y Stoudemire no volvería a ser nunca el que fue. Ahora, siendo el mejor pagado de los caros Knicks con 22 millones y un año más en cartera, todo el mundo lo quiere fuere. Stoudemire además no responde a los estándares de 4 que usualmente ha buscado Phil Jackson -o robustos como Rodman o polivalentes como Horry- y además su salario le hace un lastre tremendo para buscar nuevos agentes libres, por lo que no sorprendería este verano verlo acabar en un equipo sin pena ni gloria que busque además aprovecharse de su contrato expiring de cara a 2015… ¿Hawks, Celtics, Bucks?
Bargnani: Por su habilidad como tirador Jackson aún podría hacerle hueco, sin embargo su contrato, como durante toda su carrera, es desproporcionado. Podría quedarse para ser titular en el caso de una salida de Stoudemire, pero no pasará de 2015.
Felton: El base de la discordia. Capaz de sorprender y realizar una temporada muy coherente a lo que se le pide y de calzarse la virtud de ser el mayor agitador de polémicas dentro del vestuario de los Knicks, ya de por sí calentito. Jackson ha utilizado históricamente bases que son buenos tiradores -Felton no lo es- y que no tienen porque tener un gran carisma como organizador.
JR Smith: Para qué hablar. Si su rendimiento fuera el del año pasado su salario comprensible de 6 millones aún le daría espacio, pero teniendo dos joyas tan al gusto de Jackson como Shumpert y Hardaway Jr. todo indica que este verano se le buscará salida. Es un pieza interesante para muchos equipos, pero quizá su carácter se salga un tanto de un proyecto que aspira a la estabilidad como una de sus metas últimas.
El caso de Carmelo y Chandler
Primero vayamos a lo sencillo. Chandler quizá cobre demasiado para sus nulas aptitudes en ataque -casi 15 millones el próximo año-, pero durante estos años de la locura ha sido el único ancla en defensa de los Knicks. Además, cuesta pensar que tal y como está el mercado de pívots se pueda encontrar una pieza igual o mejor sin poner toda la carne en el asador. Y es que, desde que llegó desde Dallas con su anillo en pleno Lockout, Chandler no ha engañado a nadie. Es uno de los mejores cincos en defensa y uno de los más limitados en ataque, si quisieron pagarle tanto dinero fue porque entonces consideraron que lo valía.
Después viene Carmelo. Envuelto en rumores desde ya, nadie duda que si se consuma su salida al mercado -repetimos que tiene un player option por la que podría anunciar que se queda de facto mañana mismo- será una de las piezas del mercado más atractivas. Anotador indomable, no puedo evitar pensar que desde que llegó desde Denver Carmelo ha dejado de hacer otras cosas que hacía muy bien para convertirse en solo eso, un anotador, el mejor quizá, pero nada más. Jackson dijo nada más desembarcar en el Staples que lo quiere en su proyecto, aunque bien es cierto que el ‘Maestro Zen’ siempre ha preferido usar el puesto de 3 para tener un jugador que acompañara la labor de otro jugador que también pudiera dirigir al equipo (los ejemplos se vienen solos a la mente). Pero está claro, solo hay un Bryant y solo hay un Jordan, y Jackson tampoco puede jugar a hacer calcamonías. Con todo esto parece que Carmelo está casi obligado a quedarse y que además él puede estar encantando de hacerlo, aunque, eso sí, si sus 23 millones desaparecen de la masa salarial de los Knicks por la Gran Manzana ya tienen claro que nuevo ‘Rey’ quieren que ocupe el trono vacante. Empieza la marcha.
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